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El trabajo por cuenta propia: en palacio, todo despacio

Trabajador por cuenta propia en La Habana (Foto El Nuevo Herald)

LA HABANA, Cuba.- El trabajo por cuenta propia permanece imposibilitado de contribuir al auge económico de Cuba, como complemento profesional y productivo de la ineficiente macroeconomía estatal. La legislación para “ampliar y perfeccionar”, anunciada el 10 de julio, sin prisa entrará en vigor el 7 de diciembre, y no saldrá de las actividades de los servicios, pero sí se reforzarán los controles. Las autoridades reafirman que “no se permitirá el enriquecimiento” de los cuentapropistas. Las medidas sobre los espectáculos culturales denotan el reforzamiento político-ideológico.

Los cubanos recibieron la noticia en la Revista Informativa del principal canal televisivo a las 6:30 de la mañana. La Gaceta Oficial Extraordinaria No 35/2018 agrupaba 20 normas jurídicas en 5 decretos-leyes, un decreto y 14 resoluciones complementarias de los ministerios de Trabajo y Seguridad Social, Finanzas y Precios, Economía y Planificación, Salud Pública, Industrias, Transporte y el Instituto de Planificación Física. El otorgamiento de licencias se reanudará.

La legislación era prometida desde hacía tiempo, y en septiembre de 2017 el gobierno dejó de emitir licencias para las 27 actividades más exitosas y demandadas. Marino Murillo aseveró en marzo pasado que ya el general-presidente había firmado los documentos. Pero Miguel Díaz-Canel, el relevo continuista, necesita alguna noticia estimulante antes de emitir los nefastos informes sobre el desempeño de la economía en el primer semestre, más medidas restrictivas y desabastecimientos durante la sesión de la Asamblea Nacional del 21 de julio. Entonces comenzará la parafernalia diversionista de “análisis y sugerencias” al proyecto de Constitución de la República por la población, donde se debería reconocer la propiedad privada, como anunció Raúl Castro, para lo cual ya se contará con las leyes complementarias sobre el trabajo por cuenta propia, sin opción a modificación que impulse las mini, pequeñas y medianas empresas durante ese proceso.

El trabajo por cuenta propia tuvo una reapertura en 2010, cuando 157 371 personas lo ejercían. El gobierno expone como demostrativo de las buenas condiciones creadas para su desarrollo, que en mayo pasado alcanzaba las 591 456 personas. Sin embargo, no se habla de que en los casi 8 años transcurridos no se han alcanzado los propósitos anunciados por el general-presidente Raúl Castro de absorber 1,3 millones de trabajadores sobrantes en las empresas estatales, aproximadamente el 25 % de la fuerza de trabajo ocupada, en un período de tres años, con una primera etapa hasta abril de 2011 para 500 000 empleados estatales. El salto a 391 500 se apreció en el año 2011; 414 600 en 2012; 424 300 en 2013; 483 400 en 2014; 499 000 en 2015 y 540 800 en 2015. Sin embargo, este año el incremento ha sido poco, y no por falta de interés individual, sino por el freno desde el Partido Comunista y el gobierno. El 66% del aumento que se dio en 2011 se debió a la legalización de personas que ejercían sin autorización.

Con los nuevos instrumentos legales no se elimina ninguna actividad, sino que 36 se agrupan en un total de 28 con la misma carga tributaria, se reducen los trámites, se amplían los servicios y se crean tres licencias: bar y recreación, panadero-dulcero y arrendador de medios de transporte, según explicó Martha Elena Feitó, viceministra primera de Trabajo y Seguridad Social. Las nuevas solicitudes de permisos deben presentar un proyecto detallado del negocio.

Por su parte, Martha Oramas, viceministra de Transporte detalló 8 actividades como ponchero y  arrendador de taxis,  así como las modalidades de taxi de ruta,  alto confort o clásico, y libre –de oferta y demanda, que se implementará en La Habana dentro de 3 meses–. Experimentalmente el sistema de ruta se comenzó a aplicar con taxis estatales en 2017.

Las viceministras explicaron que desde el municipio se concentrarán los controles y los inspectores en un solo cuerpo legal, que deben realizar las inspecciones al unísono. El director general de Política Tributaria enfatizó que los cuentapropistas tienen que tener una cuenta bancaria en pesos moneda nacional (CUP) y utilizar tarjetas magnéticas para los movimientos del negocio, a fin de transparentar las operaciones de gastos, compras, ingresos, y otros.

Muchas personas quedaron con los locales listos para solicitar licencias, y cargados de deudas por las inversiones en reparación de los locales y la adquisición de insumos, cuando todo se suspendió en septiembre del pasado año. Las limitaciones aduaneras en Cuba obstruyen la llegada de los suministros enviados por familiares y colaboradores, fundamentalmente de Estados Unidos, y los dueños de paladares y otros negocios cerraron o se llevaron sus ahorros al exterior por la inseguridad y la represión sobre los negocios privados, y también ha afectado la gran disminución de visitantes desde Estados Unidos.

El presidente Raúl Castro, el 14 de julio de 2017, exaltó “la validez del trabajo por cuenta propia como fuente de empleo, al tiempo que ha permitido incrementar y diversificar la oferta de bienes y servicios con niveles aceptables de calidad”, pero, por otro lado señaló que “se han cometido hechos delictivos, pues existe información de casos donde una misma persona tiene ya dos, tres, cuatro y hasta cinco restaurantes. No en una provincia, sino en varias, una persona que ha viajado más de 30 veces a diferentes países. ¿De dónde sacó el dinero? ¿Cómo lo hizo? Todos esos problemas existen; pero no debemos emplearlo como pretexto para criticar una decisión que es justa”. Sin embargo, no se ha informado del resultado de las investigaciones y las medidas judiciales, de manera que todos los cuentapropistas exitosos quedan expuestos a sospechas y descrédito.

El huracán con tsunami llamado unificación monetaria y cambiaria aconseja la mayor rapidez en la apertura del trabajo por cuenta propia a todas las profesiones, incluidos los graduados universitarios,  donde se creen condiciones económicas para asimilar las consecuencias de la inevitable medida, que podrían resultar en las terapias de choque, a pesar de que el gobierno reitera que no ocurrirán.