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En qué se pareció Fidel a Machado

Fidel Castro (Revista Time) y Gerardo Machado (Wikipedia)

LA HABANA.- No me voy a referir a las grandes obras de Gerardo Machado (1871-1939), como la edificación del Capitolio Nacional, la Carretera Central y el Malecón habanero. Tampoco a las de Fidel Castro. Sólo a las preferencias políticas de estos dos caudillos para demostrar el gran parecido que hay entre ellos.

El triunfo de Machado fue arrollador. Con excepción de la provincia de Pinar del Río, toda Cuba lo vitoreó de forma abrumadora aquel 20 de mayo de 1925, como a Fidel en enero de 1959.

Igual que el “mocho de Camajuaní” —así le llamaban a Machado— hizo el guajiro de Birán cuando alcanzó el poder: partieron rápidamente hacia Washington en busca de apoyo y ayuda económica. Machado vio en Calvin Coolidge “un gran presidente que sabe cómo amar la libertad y cómo practicar las virtudes cívicas”, y le aseguró que “luego de sus cuatro años de mandato, la capacidad de los cubanos para auto gobernarse estaría asegurada”. En un banquete ofrecido por E. Mitchell, presidente del National City Bank, Machado expresó que “durante su administración habría garantía para todos los negocios”.

Eso mismo hizo Fidel Castro el 6 de marzo de 1959, antes de entrevistarse con Richard Nixon: pidió ayuda a la Asociación de Banqueros de Cuba, declarando que no nacionalizaría la banca.

Es curioso ver cómo viejos políticos y serios intelectuales llegaron a la conclusión de que Machado era “el hombre que necesitaba la joven República”. El curso de ambos regímenes gustó a las mayorías: no reelección presidencial, buenos acuerdos comerciales, supresión de la lotería, reformas educativas y judiciales para combatir ilegalidades y corrupción, autonomía para la Universidad, cierre de centenares de centros de diversión, garitos de juego, casas de prostitutas, etc.

Machado declaró que controlaría a “estos italianos americanos”, así veía a los cubanos, mientras que Fidel también se refería al “hombre nuevo” que debíamos tener.

Machado era el Apolo de Cuba, el Gran héroe por sus grados de general ganados en la manigua a los 25 años de edad, y Fidel el Mesías bendecido por palomas que aplaudían los cubanos, el Caballo Comandante.

Otros en cambio descubrieron a un Mussolini en Machado y en Fidel en pleno fascismo, cuando ambos tomaron el camino autoritario y represivo: control absoluto ante actos de desobediencia contra el régimen, prestigiosas figuras en marcha hacia el exilio, etc.

Machado instaló el garrote vil para matar, viejo instrumento español de siglos pasados. Cayeron sobre sus espaldas setenta canarios asesinados y numerosas muertes misteriosas de opositores y periodistas. Fidel con sus miles de fusilamientos, una prisión política de miles y un exilio que pasa de los dos millones.

En un principio, igual que Fidel, Machado tuvo las mejores relaciones con destacadas personalidades de otras tendencias políticas. Incluso en agosto de 1925 cien cubanos de la isla, de ellos 27 habaneros, fundaron el primer partido comunista de Cuba con todo y órgano de prensa, Justicia. La idea de Machado y Fidel era hacer de Cuba el mejor país del mundo y los mejores jefes de Gobierno recibiendo homenajes y títulos honoríficos.

Luego, ambos caudillos suprimieron los partidos políticos, las huelgas de los trabajadores, controlaron la Universidad y llamaron malos patriotas a los que se oponían al Gobierno.

Así, tanto las promesas liberales de Machado como las revolucionarias de Fidel cambiaron. Machado comenzó a ver la desintegración de la República y Fidel una revolución convertida en dictadura. En los momentos que Gerardo Machado pensó verse fuera de la presidencia, deseó lo peor para Cuba. Así aparece en sus Memorias: “Mi mayor anhelo era que un sismo de proporciones monumentales sepultara a Cuba en el abismo del océano o que una bomba gigantesca explotara y los borrara a todos”.

Algo muy parecido dijo Fidel Castro cuando le pasó por la cabeza la idea de que la revolución, su revolución, se fuera a pique: “Primero se hundiría la isla en el mar…”

El 12 de agosto de 1933, Machado huyó en una avioneta hacia Bahamas. Fidel Castro huyó de este mundo el 25 de noviembre de 2016.