Inicio Cuba Felipe Dulzaides: una cátedra de jazz en el corazón del Caribe

Felipe Dulzaides: una cátedra de jazz en el corazón del Caribe

LA HABANA, Cuba. – Entre los impulsores del jazz en Cuba no puede faltar el nombre del eminente pianista, compositor y arreglista Felipe Dulzaides. Grande ha sido su impronta en la música cubana, desde su quehacer formando instrumentistas, hasta su contribución como fundador del Festival Jazz Plaza, que cada año se celebra en La Habana.

Nacido el 13 de marzo de 1917, Dulzaides mostró una temprana vocación por el piano. Su principal influencia como intérprete y arreglista provino del inglés George Shearing, a quien conoció en Chicago y de quien adquirió el gusto por las armonizaciones complejas.

En la década de 1940, Dulzaides integró varias agrupaciones en Matanzas y la capital, hasta que finalmente creó, en 1948, el cuarteto Llópiz-Dulzaides, que se movía en una línea sonora comercial, más afín con el pop y el rock de la época.

Con este grupo realizó una gira por América Latina y Estados Unidos; pero en 1955 lo abandonó para fundar el cuarteto Los Armónicos, uno de los antecesores del boom de cuartetos que ocurriría en Cuba en los años 60. Este nuevo ensamble, que inició con un formato vocal-instrumental para finalmente quedar conformado solo por instrumentos, permitió a Felipe Dulzaides dedicarse al género musical de su preferencia: el jazz.  

Teniendo como premisa las sonoridades modernas y la experimentación, Los Armónicos alternaron con afamados intérpretes, como el baterista Philly Joe Jones, el cantante Matt Dennis y los pianistas cubanos Bebo Valdés y Frank Emilio, entre otros grandes del jazz.

El cuarteto se mantuvo abierto a la renovación. Durante la década de 1960, una nueva generación de músicos se unió a Dulzaides, con un repertorio variado internacional que tenía un éxito arrollador entre los jóvenes. Se presentaron con asiduidad en clubes nocturnos de La Habana y Varadero, y organizaban descargas donde participaban estrellas cubanas y foráneas, entre ellas el pianista Gonzalo Rubalcaba, el trompeta Jorge Varona, el flautista canadiense Moe Koffman y el baterista estadounidense Billy Cobham.

Por casi 20 años el grupo funcionó como una escuela donde cabían todos los estilos y todas las ideas. Dulzaides fue un catalizador excepcional, un maestro generoso y a la vez receptivo, que impresionaba a sus colegas por su afinado oído musical, su entrenamiento en los misterios de la armonía, su espléndida memoria y su capacidad innata para modular, requisito inestimable en la ejecución del jazz. 

Junto a los maestros Armando Romeu, Gustavo Más, Luis Escalante e Isidro Pérez, Felipe Dulzaides está considerado como uno de los primeros en cultivar el jazz en Cuba.