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Fondos para reparar Notre Dame encienden las redes sociales

Interior de la Catedral Notre Dame tras el incendio del pasado lunes (Foto Agencias)

LA HABANA, Cuba. – El incendio que devoró parcialmente la celebérrima Catedral de Notre Dame de París ha conmocionado al mundo entero, por tratarse precisamente del símbolo arquitectónico más distintivo de la cultura occidental. Quienes se identifican de forma especial con el tema, han lamentado mucho el siniestro y esperan que el remanente del inmueble pueda ser reparado de tal modo que el resultado final sea lo más fiel posible al original.

Es de presumir que los mejores arquitectos y restauradores del orbe sean convocados para un trabajo que demanda extremo rigor, preciosismo y celeridad, pues mal que pese a muchos, la Catedral que inspiró dos novelas de Víctor Hugo constituye un legado inestimable. Y digo “mal que pese a muchos” porque las redes sociales se han hecho eco de encendidas críticas contra los 700 millones de euros que hasta el momento han sido donados para su restauración.

Comentario en Facebook a tenor de la donación (Foto cortesía de la autora)

Junto a fotos de la bóveda humeante de la Catedral gótica aparecen imágenes de niños famélicos, probablemente africanos; un contraste brutal del cual se han desprendido comentarios terribles. El más inofensivo, digámoslo así, es aquel que lamenta que se destine tanto dinero para levantar un apócrifo, pues por grande que sea el esfuerzo de los restauradores, ya no será la misma Notre Dame que se construyó entre los años 1163 y 1245 después de Cristo.

Quizás quien emitió tal juicio es un purista, y le gusta que las cosas se mantengan “originales”; pero probablemente desconozca que la Catedral ha sido reformada en varias ocasiones, se han sustituido algunas de sus estructuras e incorporado otras, sin que dichas intervenciones hayan generado escándalos acerca de su autenticidad.

Captura de pantalla en Facebook (Foto cortesía de la autora)

En su caso, la ignorancia puede ser educada con información; pero no así en quienes afirman sentir asco por esa humanidad que destina tantos millones a rescatar piedra vieja, en vez de remediar la miseria en cada rincón del planeta.

Sucede que no se trata de solo piedra, sino de maravillas construidas por la mano del hombre. Las catedrales góticas son un prodigio de belleza, precisión, equilibrio y misticismo. Desde la planta con sus bóvedas y sus complejos sistemas de arcos, hasta los conjuntos escultóricos y demás detalles ornamentales, testimonian la grandiosidad del ser humano que hoy parece abocado a la catástrofe, pero en otros tiempos fue proclive a la perfección.

La Catedral de Notre Dame de París no solo encierra ocho siglos de historia; también es un monumento a la fe cristiana, y no porque sea un paradigma de la muy desprestigiada Iglesia Católica, deja de tener un gran significado para sus millones de fieles alrededor del mundo. Más allá incluso de sus connotaciones religiosas, lo que conmueve a creyentes y agnósticos es la herida al arte universal, y ese dolor también debe ser respetado.

El post primario que generó la polémica (Foto cortesía de la autora)

La restauración de la Catedral no se llevará a cabo con los dineros de la caridad. Existen fondos destinados a la preservación del patrimonio de la humanidad, iniciativas privadas y gubernamentales para recuperar obras de alto valor cultural, y el admirable sentimiento de pertenencia de los ciudadanos, dispuestos a donar lo que puedan con tal de salvar un tesoro nacional.

África ha recibido donaciones millonarias no solo para paliar el hambre; también para campañas de vacunación, asistencia pre y neonatal, tratamientos para pacientes con VIH, educación infanto juvenil, protección de reservas naturales y otros programas. Gran parte de ese dinero se pierde en la rapacidad de gobiernos duchos en enriquecerse a expensas de la inestabilidad política en la región; de modo que la buena voluntad termina convirtiéndose en “ayudas que matan”, pues se limitan a aliviar una circunstancia sin lograr eliminar el problema de raíz.

La causa de África, al parecer, la única que importa (Foto cortesía de la autora)

Todo el dinero del mundo no haría diferencia en países aquejados por el mismo cáncer estructural de corrupción, totalitarismo, guerras civiles, educación deficitaria y traumas postcoloniales. Pero no por ello Occidente debe continuar alimentando esa culpabilidad auto infligida a causa de los trágicos e irreversibles sucesos que fueron la conquista y colonización.

Varias de las críticas más agresivas contra la restauración de Notre Dame de París parecen animadas por ese maligno remordimiento que sirve de abono al proselitismo del odio, cuyos heraldos no pierden oportunidad de mostrar su complacencia ante la destrucción de los símbolos culturales de Occidente.

Otro comentario contra la restauración de la Catedral (Foto cortesía de la autora)

Al igual que la protección a los animales y la vida salvaje, los derechos de las mujeres o la conservación del medio ambiente, la cultura y la memoria histórica son causas legítimas que corren grave peligro. No será gracias al olvido de Notre Dame de París que se acabará el hambre en el mundo. En cualquier caso, esos 700 millones de euros son una ganga en comparación con los millardos destinados cada año a socavar la paz de las naciones.