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Haz con el FMI lo que yo digo… y no lo que hago

(Foto: Captura de pantalla)

LA HABANA, Cuba. – Este jueves, en una página interior del periodiquito castrista Granma, Raúl Antonio Capot, refiriéndose al Fondo Monetario Internacional, se pregunta: “Préstamo del FMI: ¿por qué a la Argentina de Macri sí y a la Venezuela revolucionaria no?”. En poco más de doscientas palabras, el suelto constituye un ejemplo insuperable de la desfachatez infinita de los “socialistas del siglo XXI”.

Estos señores atacan con gran virulencia al Fondo Monetario Internacional. Sin ir más lejos, en el mismo trabajo propagandístico antes mencionado, no se desaprovecha la oportunidad de arremeter contra ese organismo de la ONU: “El dinero que el FMI ‘generosamente’ entregó a Argentina en 2018, estaba dirigido a dar un fuerte respaldo a la gestión impopular del entreguista Mauricio Macri, a endeudar a los argentinos, a esquilmar a la nación sudamericana”.

La retórica de estos “socios listos” del siglo XXI es anonadante. Como veremos, con esto de los préstamos internacionales sucede lo mismo que con las denuncias por actos de corrupción: Cuando —pongamos por caso— un funcionario de Odebrecht implica con su declaración a un ministro de Colombia, Perú o el Paraguay, ello constituye la prueba más irrefutable del peculado endémico de la clase política conservadora de esos países. Si la denuncia es contra los gobiernos de Maduro o Correa, entonces se trata de una calumnia canallesca motivada por agendas políticas antipopulares….

Lo mismo pasa con el FMI: Si es un gobierno de centro o de derechas el que pide un préstamo, éste no puede tener otro objetivo que el de “endeudar” y “esquilmar”. Si, por el contrario, quien tiende la escudilla y pide por el amor de Dios es un izquierdoso, entonces los resultados de la entrega de efectivo son exactamente los contrarios.

En uno de los cinco párrafos del suelto, el autor se hace eco de una de la lindezas que el señor Nicolás Maduro (imitando lo que antes que él hacía su mentor Hugo Chávez) dedica a quienes no gozan de sus simpatías. “Instrumento del mismísimo demonio”, es el tierno calificativo que el ex guagüero convertido en Presidente endilga al FMI.

Lo que llama la atención aquí es que el mismo líder político que utiliza esa frase tan peyorativa y condenatoria, sea el que, en su condición de Jefe de Estado, ¡se dirija a ese propio organismo internacional de crédito para pedirle, so pretexto del Coronavirus, un préstamo por la friolera de cinco mil millones de dólares! ¡Qué desfachatez!

Según Capote, la respuesta del Fondo Monetario Internacional invoca, como argumento central, que “no hay claridad” acerca del reconocimiento internacional del gobierno de la martirizada Venezuela. Aunque el opúsculo no lo menciona de modo expreso, se hace evidente que el fantasma de Guaidó, el opositor a quien desean ningunear, se hace presente y mantiene su vigencia.

Claro que la alusión a la falta de claridad pudiera ser un pretexto. Si éste fuera el caso, el subterfugio serviría para eludir una respuesta poco diplomática. Es un hecho cierto que, a pesar de la increíble danza de los millones cuyo inicio coincidió con el ascenso al poder de Chávez, las cifras surrealistas percibidas por el Estado Venezolano fueron despilfarradas (cuando no malversadas) de manera pasmosa.

Tras esa bonanza que no tuvo parangón en todo el Siglo XX, la economía de la Patria de Bolívar involucionó de manera inesperada, el país se descapitalizó, y hoy vemos el panorama sorprendente de una Venezuela con una extensión de un millón de kilómetros cuadrados —fértiles en su mayoría— que se ve reducida a tener que importar sus alimentos. Un país petrolero cuya producción del crudo se ha reducido a la mitad. ¡Maravillas del socialismo!

A tales extremos ha llegado la catástrofe económica, que el gobierno del país sudamericano se ha unido al de su metrópoli Cuba en la lista de los gobiernos que, por sus sistemáticos incumplimientos de compromisos financieros internacionales, pueden recibir el infamante calificativo de “gobierno maruga”.

El escribidor castrista, en su título, formula una pregunta que merece su respuesta: Se le otorga el préstamo a la Argentina de Macri porque se trataba de una administración seria y responsable; se le niega a la Venezuela de Maduro porque es un gobierno maruga, cuyas políticas han hundido la economía nacional y al cual no reconocen más de cincuenta de los gobiernos más prestigiosos del mundo.

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