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Instrucciones para salvar un girasol, y a la UNPACU

LA HABANA, Cuba.- ¿Qué hacer para que no se marchite un girasol en casa? ¿Cómo cuidar de un girasol? ¿Qué pasa si un girasol da la espalda al sol? Son algunas de las preguntas que aparecen en Google sobre la flor que la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) ha intentado llevar como símbolo.

Por momentos la noche en Cuba parece interminable, e intentar mantener un girasol vivo en medio de la oscuridad es una hazaña. Ayer en el noticiero, el vocero Humberto López volvió a mostrar las imágenes de un supuesto José Daniel Ferrer fuera de sí, dándose golpes en la cabeza contra una mesa en un video que da más indignación que pena. Al régimen, por lo general, se le cree poco.

Al cabo de un año recuerdo aún las palabras de un vecino que no se mete en política: “De madre lo que están haciendo con ese muchacho”. Poco tiempo después salió a cumplir su condena en casa, pero hoy parece que, en vez de cuatro años, la sentencia fue de muerte, y los únicos llamados a revocar su pena son los girasoles que logremos alzar.

Para cuidar de un girasol se deben usar recipientes transparentes y llenarlos de agua a temperatura ambiente, así que si va a compartir en su muro de Facebook porque vive muy lejos de la sede de la UNPACU y no puede llegarse, etiquete a la mayor cantidad de amigos posibles.

No olvide agregar nutrientes al agua, así que haga una breve reseña de por qué los huelguistas han llegado al extremo de usar sus cuerpos como instrumento de protesta. Y si no los tiene, se los aportamos: la UNPACU alimenta aproximadamente a 60 personas que viven en estado de indigencia, el cerco policial sostenido por más de 10 días impedía que estas personas llegaran. Esas fueron las razones del inicio de la huelga de hambre.

Por último, mantenga su flor en un lugar con luz solar. Recuerde que la noche ha sido larga, que UNPACU solo está tratando de que miremos hacia donde gente pobre no tenga que reprimir a gente más pobre aún; que miremos para donde pensar diferente no sea un delito, para donde haya una Cuba más próspera, con más fe en que nos merecemos una vida digna.

La mayor parte de los miembros de UNPACU son gente pobre que vive en Altamira, gente de las que se sabe poco en las redes, sobre las que es fácil levantar calumnias y abrir procesos judiciales en un estado sin derechos donde la palabra de la fuerza represiva pesa más que la de los hechos mismos.

Los de UNPACU no tienen teléfonos sofisticados, a veces ni teléfono tienen, solo cuentan con girasoles y su carga simbólica, quizás la cercanía a la catedral de la patrona de Cuba, la Virgen de la Cobre, les haya inspirado, y su sola existencia los legitima.

La única manera de hacer que los girasoles de la UNPACU no mueran es plantarlos donde quiera. Hace dos días, por ejemplo, nació uno en un poste de electricidad en una esquina del Mercado Cuatro Caminos en La Habana. No exhorto a nadie a pintar girasoles porque cada día creo que las libertades individuales son el camino, pero cualquier gesto de solidaridad es válido.

Los girasoles giran de este a oeste durante el día. En la noche regresan a su posición inicial para garantizar estar de frente al amanecer, para poder crecer lo que les toca durante el día, para llevar a cabo su fotosíntesis. Los girasoles buscan el sol porque su reloj biológico les debe estar diciendo que la luz es el camino. Imagínese entonces el esfuerzo de sostener una flor que depende del sol en medio de la oscuridad.  Pregúntese qué pasaría si dejamos que los huelguistas mueran, los que se han dedicado a levantar la flor que debiera ser símbolo nacional porque lo mismo se le puede encontrar en un trono de Ochún que en un altar católico.

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