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José Martí: Honrar, honra Cubanet

Estatua de Martí en La Habana. Esta es una réplica de la que se le erigiera al Apóstol en el Parque Central de Nueva York (Foto: Miriam Leiva)

LA HABANA, Cuba.- El Apóstol, en el 165 aniversario de su natalicio, el 28 de enero, es savia para la vida cotidiana de la nación cubana, la amistad entre los pueblos de Cuba y Estados Unidos, y todo el mundo, cuando se bebe de su fuente, no de las interpretaciones y la propaganda contaminadas por los intereses temporales o de las autoridades cubanas.

José Martí sobre un brioso corcel se alzaba frente a mí, una tarde calurosa de agosto de 2014, en el Central Park de Nueva York, muy cerca a Simón Bolívar. Cumplía entonces mi añoranza de revivir la admiración entrañable sentida en mi tierna niñez, de la mano de mi padre, quien me explicaba cómo había caído en combate el cubano que yo conocía como patriota y escritor de uno de mis primeros libros: La Edad de Oro.

José Martí, erguido sobre el caballo, de cara al sol, con la dignidad y el valor de enfrentar tres disparos mortales por la independencia de su patria, el 19 de mayo de1895, me impresionó también en La Habana. La réplica de la escultura realizada por Anna Hyatt Huntington a sus 81 años edad de edad, constituye una muestra más de los lazos de amistad que unen a los pueblos de Cuba y Estados Unidos, y muy especialmente de Nueva York.

La Gran Manzana acogió a nuestro José Martí durante el exilio. Allí escribió la mayor parte de su inmensa obra, acogió a sus compatriotas, forjó el Partido Revolucionario Cubano y el periódico Patria, organizó la revolución del 24 de febrero de 1895, a la que se unió el 11 de abril en Playitas de Cajobabo, municipio de Baracoa, y por la que, el 19 de mayo, con 42 años de edad, pasó a la inmortalidad en Boca de Dos Ríos.

Martí entró a Estados Unidos por Nueva York el 14 de enero de 1875, procedente de España. El abogado y escritor de 22 años ya había sufrido el rigor de la prisión y los trabajos en la cantera de San Lázaro por el delito de infidencia —apoyo a la independencia de Cuba—. Pasados unos 12 días partió hacia el fraterno México, regresó en enero de 1880 y a comienzos de 1881 se trasladó a Venezuela, donde el edecán del general presidente le comunicó en julio que debía abandonar el país. Arribó a Nueva York el 10 de agosto. Hasta enero de 1895 salió por espacios breves a Centroamérica, Cuba y el Caribe.

Desde muy temprano escribió crónicas sobre la amistad y el respeto neoyorkinos y estadounidense en general. “Honrar, honra”, cita socorrida, pero sin precisarse el contexto, resume el artículo “Los Cubanos en el Centenario Americano”, publicado en la mexicana Revista Universal, el 8 de septiembre de 1876, donde José Martí desmontó las mentiras y ofensas del escrito por La Colonia Española, copiado por diario neoyorquino The Sun, sobre la participación de los cubanos en el desfile del centenario de la independencia en Nueva York. A continuación algunos partes.

“De Masonic Hall salió la procesión cubana, compuesta de 600 cubanos divididos en secciones, llevando unos la bandera que enarboló en Cárdenas en 1850 el general Narciso López… que no vio en los Estados Unidos una sola banderita cubana. ¡No banderita; una bandera!; Dignísima bandera… Y tantas debió haber en New York, que una casa de comercio americana las anunció de venta, de todas formas y tamaños, diciendo que haría considerable rebaja a los que las tomaran en grandes cantidades… La Sociedad Independencia fue oficialmente invitada para tomar parte en la fiesta, por el mayor (general) Shaler, jefe oficial del Comité del Centenario. Luego siendo la Independencia de Cuba asociación política, como cuerpo político fueron los cubanos invitados, y como cuerpo político figuraron en la procesión del 4 de julio. Y hay más: figuraron en lugar prominente… Y allí se habló de Cuba en los discursos: Mr. Braghn pronunció en honra nuestra una peroración aplaudidísima…No deduzco yo de los vítores que sean reconocidos por los Estados Unidos los derechos cubanos: tengo fe en que el martirio se impone, y en que lo heroico vence. Ni esperamos su reconocimiento, ni lo necesitamos para vencer. Sé por mi parte, que invitar como agrupación política, no es lo mismo que como a nación; pero es fuerza convenir que implica amor y respeto al pueblo cubano, el deseo de que como pueblo figure en la fiesta de la independencia americana”. Asimismo refirió las participaciones análogas en Chicago, Philadelphia y New Orleans.

Estatua de Martí en el Parque Central de Nueva York (Foto: Miriam Leiva)

En esos tiempos, el Gobierno estadounidense obstruía la lucha por la independencia realizada desde el 10 de octubre de 1868 en la manigua, y sectores político-económicos estimulaban a los cubanos proclives al anexionismo y otras corrientes, pero la democracia fundada por los padres de la independencia norteamericana, Abraham Lincoln y otras personalidades brindaba cobijo y oportunidades a los patriotas cubanos.

La réplica de la escultura obsequiada a Cuba fue sufragada por cubanos residentes en Estados Unidos, norteamericanos y organizaciones de Nueva York, fundamentalmente, según se ha informado en los medios cubanos. Situada en una plaza frente entre el Palacio Presidencial (convertido en Museo de la Revolución) y el monumento al mayor general Máximo Gómez frente al Malecón de La Habana, se inaugura el 28 de enero.

Los pueblos cubano y estadounidense profundizan la amistad y la colaboración, por encima de los desencuentros entre los gobiernos. El reconocimiento de la participación ciudadana cubana por parte de todos, sería una gran contribución para que la sociedad civil sin exclusiones logre la democracia en Cuba.