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La historia del «bloqueo» contada por Fidel Castro

Fidel castro (foto: History.com)

LA HABANA, Cuba.- Fidel Castro nunca pensó en las consecuencias cuando, en los primeros días de su llegada al poder, arremetió contra Estados Unidos; esa guerra anunciada en su carta a Celia Sánchez el 5 de junio de 1958.

A pesar de que el 7 de enero de 1959 el gobierno norteamericano reconoció a Fidel como mandatario, éste encaminó sus pasos maratónicamente hacia una dictadura. Basta analizar la cronología de los doce meses de ese primer año:

El 23 de enero, de visita en Venezuela, Fidel reiteró su propósito de hacer elecciones en dos años. Tres meses después las pospuso hasta eliminar el desempleo y el analfabetismo. El 4 de junio promulgó expropiaciones de las tierras productivas de Estados Unidos, que protestó alegando fundamentos del Derecho Internacional sobre compensaciones.

Para esa fecha ya habían salido tres invasiones desde Cuba hacia países latinoamericanos: Panamá, Santo Domingo y Haití, y Fidel se separó de la Confederación Internacional de Sindicatos Libres y “nacionalizó” todos los medios de comunicación, expropió las empresas norteamericanas, así como la Shell británica, sin compensación inmediata, por negarse a refinar el crudo soviético.

El 19 de octubre de 1960 se estableció el embargo comercial contra Cuba.

En marzo de 1985, cinco años antes del desmerengamiento del socialismo soviético, el Comandante en Jefe concedió una extensa entrevista a Jeffrey M. Elliot, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Carolina del Norte y al congresista Mervyn M. Dymally, de EE.UU.

Para esa fecha “el iluminado”, según el Poeta, era posible que no pensara en el inminente desplome de la URSS, y mucho menos que comenzara a darse cuenta de la importancia del embargo comercial estadounidense, al que luego llamó “bloqueo”.

La primera pregunta que le hicieron estos señores fue basada en la repercusión que había tenido para Cuba el boicot económico impuesto por Estados Unidos a Cuba, y qué tiempo podría sobrevivir el país sin el comercio norteamericano, aunque dicho boicot no incluía la venta de alimentos y medicinas al país.

Fidel comenzó analizando que el costo del “bloqueo” era “de miles de millones de dólares, 10 000 millones de dólares aproximadamente, entre el transporte y la importación de mercancías, a un precio mayor en países lejanos, porque no podíamos comprar en EE.UU. piezas de repuestos, ni equipos para la industria, de tecnología norteamericana, y tampoco equipos médicos para salvar vidas”.

Fidel Castro embargo bloqueo
Portada del libro Nada podrá detener la marcha de la Historia. Entrevista concedida por Fidel Castro. Foto de la autora

“Hemos resistido 26 años —dijo—, podemos resistir otros 25 años y hasta cien años sin comerciar con Estados Unidos”.

Y continuó:

“Hablando con franqueza, las relaciones económicas con Estados Unidos no implican para Cuba ningún beneficio fundamental, ningún beneficio esencial”.

A continuación, hizo referencia a “…la base sólida que el gobierno había alcanzado para su desarrollo económico y social”, la cual estaba garantizada —dijo— “a pesar de ese bloqueo. Pensamos estar en un futuro no lejano por delante de Estados Unidos, porque empleamos los recursos de modo racional, para un desarrollo económico sostenido y al servicio del pueblo. Somos el único país de América Latina y del Caribe que no ha sufrido crisis en el desarrollo económico. O sea, que esas relaciones económicas no implican beneficio alguno para Cuba, porque todo lo que producimos en los próximos cinco años está vendido a los mercados socialistas”.

A una pregunta del congresista sobre qué ocurriría si se abría el comercio con Estados Unidos, y qué efecto esto tendría sobre la economía cubana, Fidel respondió:

“Yo pienso que Estados Unidos tiene cada vez menos cosas que ofrecer a Cuba, porque qué azúcar le vamos a vender a Estados Unidos, qué acero, si allí no existe mercado para eso, tampoco para nuestros textiles, a pesar de que hemos construido modernas fábricas y ampliado muchas de las antiguas, y en cuanto al turismo, tenemos más demanda que capacidad. La supresión del bloqueo solo a largo plazo implicaría alguna ventaja, como mercancías, algunos equipos médicos, productos farmacéuticos. Pero no es una cosa trascendental”.

En 1990 ocurrió lo que todos esperaban, menos Fidel Castro: se desmerengó el campo socialista.

Como buen político en economía que dicen era no pudo prever que Cuba comenzó a desmoronarse mientras la industria norteamericana desaparecía en 1959, tampoco vio el daño que hizo al país la “chatarra” —así le llamó— que la URSS envió a la Isla durante treinta años, refiriéndose a los equipos electrónicos.

Entonces, por qué ahora, con el país destruido ¿se hace tanto esfuerzo por denunciar el “bloqueo” si, en conclusión y según Fidel Castro, nunca implicó beneficio alguno para Cuba?

Fuente:

Entrevista concedida por Fidel Castro a Jeffey Elliot y Mervin Dymally académico y congresista, ambos norteamericanos, publicada en el libro Nada podrá detener la marcha de la Historia, páginas 167 a 171, por Editora Política, La Habana, marzo 1985.

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