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La izquierda necesita un Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa (Foto AFP)

LA HABANA, Cuba. –  Los personeros de la más vocinglera y patológica izquierda latinoamericana, especialmente en sus frecuentes peregrinaciones a su santuario en La Habana, no cesan de lamentar y buscar explicaciones al ascenso de la derecha en el continente. Esas justificaciones, que terminan siempre achacando culpas a “las maquinaciones del gobierno norteamericano”, son cada vez más descabelladas. Con lo sencillo que sería admitir que la izquierda se desacreditó, que los pueblos están hartos de escuchar mentiras de los líderes corruptos, de la piñata de las mafias gobernantes; que no quieren que a cambio de promesas de futuro, conculquen sus libertades y  los conduzcan en manada a la dictadura.

Resultan pasmosas las disquisiciones de los ideólogos izquierdistas sobre los motivos de la debacle. Por mucho que se esfuerzan con el marxismo, recuerdan más a Groucho y Harpo que al autor de Das Kapital. Frei Betto, que suele decir que “el gobierno no es un violín que se agarra con la izquierda y se toca con la derecha”,  reprocha a los gobiernos de Lula Da Silva y Dilma Rousseff  haber descuidado “la educación política de las masas populares”.

Según dijo el dominico brasileño el año pasado al periódico Granma, “la izquierda no puede cultivar  en el pueblo una esperanza de vida burguesa”. Y en eso coincide con el ecuatoriano Amaury Chamorro, otro asiduo en La Habana, que aseguró en el programa televisivo Mesa Redonda que cuando las personas son sacadas de la miseria gracias a las medidas de los gobiernos izquierdistas, y hasta llegan a ser de la clase media,  pierden el interés por la izquierda y empiezan a pensar y comportarse como la pequeña burguesía.

Entonces, siguiendo a Amaury Chamorro, hay que mantener a las masas sumidas en el hambre y la miseria absoluta, analfabetas y viviendo en las chabolas,  para que no tengan otra opción que la izquierda. Nadie mejor que  un pobre de solemnidad para piquetear, bloquear carreteras, lanzar adoquines y cocteles molotov y  agitar con entusiasmo la banderita roja.

Amaury Chamorro lamenta amargamente  que cierta derecha en el continente  ya no sea lo que era, al haber hecho suyo el discurso de la izquierda y ocuparse de las reivindicaciones sociales.  Solo Chamorro y otros de su especie sabrán qué hay de malo en que haya menos pobres y  los partidos de derecha sean menos conservadores y más preocupados por la desigualdad social y la agenda anti-corrupción.

Otro camarada asiduo en La Habana, el politólogo argentino Atilio Borón, atribuye a   Mario Vargas Llosa una gran cuota de culpabilidad por el avance de la derecha en América Latina.  Según Borón, el escritor peruano, Premio Nobel de Literatura, con sus ensayos y artículos  a favor del liberalismo y la economía de mercado, ha envenenado la mente de los lectores de Hispanoamérica y buena parte del mundo.

Hace unos meses, para intentar contrarrestar el libro de Vargas Llosa “El llamado de la tribu”, Atilio Borón presentó en Cuba, México y España su libro “El hechicero de la tribu”. El intento que hace Atilio Borón en dicho libro de desmontar políticamente la figura de Vargas Llosa resulta patético: es como una hormiguita enfrentada a un elefante.

Puede usted comparar ambos libros, el de Vargas Llosa y el de Atilio Borón, y ya me dirá.

Había que ver a Atilio Borón, entrevistado recientemente por el periodista mexicano Luis Hernández Navarro en el programa de Telesur “Cruce de palabras”, como despotricó contra Vargas Llosa. No le perdona que haya sido un hombre de izquierda, que haya roto con la revolución de Fidel Castro y que sea un fiero crítico de los regímenes de Nicolás Maduro y Daniel Ortega. Dice Borón que Vargas Llosa “traicionó a la izquierda, porque vanidoso como es, se dejó tentar por los halagos de la derecha oligárquica y el imperialismo”.

Atilio Borón tuvo que reconocer que Vargas Llosa, por mucho, es el mejor escritor vivo de Hispanoamérica. Y el más influyente. Y también el más carismático y ubicuo: está presente lo mismo en los círculos académicos que en las revistas del corazón.

La derecha en América Latina, que tuvo a Jorge Luis Borges y Octavio Paz,  intelectualmente sigue aventajando a la izquierda, que solo ha tenido un García Márquez.  Tuvo a Vargas Llosa, pero se les escapó.

Advertidos de la desventaja para la guerra cultural (¡ay Gramsci!), Atilio Borón y su entrevistador Luis Hernández Navarro concluyeron que la izquierda latinoamericana necesita desesperadamente un Vargas Llosa.

Y no se ve venir, no se me ocurre de dónde rayos  lo van a sacar, con tantos totomoyos, cotorrones  y energúmenos como tienen en sus filas. Los pocos que van más allá de repetir consignas y se revisten de cierto barniz intelectual, escriben y hablan como si quisiesen aturdirnos o ponernos a dormir, no convencernos. Son manipuladores, densos, pedantes, antipáticos. Y trágicos, en el mal sentido de la palabra. Más trágicos que Maricusa Tragiquismo. ¡Y así quieren competir con Vargas Llosa!