Inicio Cuba La muerte de Mella en la historiografía castrista

La muerte de Mella en la historiografía castrista

Busto de Julio Antonio Mella frente a la Universidad de La Habana (Captura Youtube)

LA HABANA, Cuba. – Este 10 de enero arribamos al 90 aniversario de la muerte en México de Julio Antonio Mella, ese joven impetuoso que creó la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), fundó el Partido Comunista de Cuba (PCC), perteneció al Partido Comunista mexicano y que, finalmente, fue expulsado de todas esas organizaciones.

Mella fue un tenaz adversario de los gobiernos republicanos de Alfredo Zayas y Gerardo Machado. Lo mismo organizaba revueltas estudiantiles que se enrolaba en huelgas protagonizadas por la clase obrera. Pero él no solo sería mal mirado por los gobernantes antes mencionados, sino también por los jerarcas de la Internacional Comunista (Komintern) que lideraba Joseph Stalin. La razón: la negativa de Mella de someterse a la disciplina que Moscú les exigía a sus vasallos.

Resultó notoria la desavenencia surgida cuando Mella esbozó una estrategia de alianza con fuerzas nacionalistas, no marxistas -en especial con la agrupación partidista dirigida por Carlos Mendieta-,  para enfrentarse a Machado. Semejante línea de acción entraba en contradicción con la política sectaria de “clase contra clase” que impulsaba Stalin y que establecía que los comunistas no podían hacer compromisos con otras corrientes ideológicas.

Lo anterior era suficiente para que el Komintern deseara deshacerse de un líder que desobedecía sus directivas. No olvidar que años más tarde harían algo parecido con León Trotsky.

Mella fue ultimado por varios disparos en una oscura calle de la capital mexicana cuando caminaba junto a su amante, la bella fotógrafa italiana Tina Modotti. Alrededor de ese hecho se han manejado varias hipótesis. Una de ellas, la más difundida por la historiografía cubana después de 1959, apunta a que el líder comunista fue asesinado por agentes al servicio de Gerardo Machado. Otra versión no descarta la posibilidad de un crimen pasional cometido por un amante despechado de la artista italiana. Y, por supuesto, tampoco faltan las incriminaciones al propio Stalin.

En el año 2017 vio la luz el libro “Mella: una vida en torbellino” (Editorial Capiro, Santa Clara, Cuba) de la autoría de Rolando Rodríguez, un historiador que se jacta de haber mantenido una estrecha amistad con Fidel Castro, al extremo de haber fundado, por orden expresa del máximo líder, el Instituto Cubano del Libro en 1967.

Libro de Rolando Rodríguez (Foto del autor)

El señor Rodríguez, como es lógico suponer, reafirma la culpabilidad de Machado en el asesinato de Mella, y si deja abierta alguna otra variante acerca de la responsabilidad intelectual en el referido magnicidio, no apunta hacia el crimen pasional ni a la acción de los agentes del Komintern.

Veamos lo que escribe al respecto en la página 263 del citado texto: “Pero del asesinato de Mella no resultaba posible liberar de sospechas al imperialismo estadounidense. No solo era poco dudoso que Washington no estuviese al corriente del plan para hacerlo desaparecer para siempre de las calles del planeta, sino  que, incluso, era improbable que estuviese fuera de los resortes manejados para propiciar el hecho. Mella se había convertido en un enemigo continental del imperialismo estadounidense”.

No hay dudas de que Fidel Castro, de haber podido leer este libro, se hubiese sentido orgulloso de su historiador preferido.