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La Primavera Negra dieciséis años después

Primavera Negra en Cuba. 75 opositores fueron detenidos y encarcelados. Foto Internet

LAS TUNAS, Cuba.- Una redada policial que cubrió prácticamente todo el territorio nacional, sólo superada por la ocurrida en abril de 1961 en ocasión del desembarco de la Brigada 2506 por Bahía de Cochinos, comenzó a desplegarse en Cuba a partir de la madrugada del 18 de marzo de 2003 y hasta las postrimerías de ese mes, dando lugar a lo que en el mundo se conoció como la Primavera Negra de Cuba.

Decenas de opositores al régimen castristas fueron detenidos, y 75 de ellos, sometidos a procesos sumarísimos, condenados a privación de libertad con sanciones de entre seis y veintiocho años de cárcel, llevando a Amnistía Internacional a declarar que, “los condenados eran presos de conciencia”, visto que las conductas de que se les acusaba eran “pacíficas y se insertaban dentro de los parámetros del ejercicio legítimo de las libertades fundamentales que garantizan las normas internacionales.”

Considerando Amnistía Internacional, además, que los cargos que se les imputaron a estas personas “tenían motivación política y eran desproporcionados a los presuntos delitos.”

Los condenados fueron 74 hombres y una mujer. A ella Fidel Castro la tildó de “una de las cabecillas contrarrevolucionarias más connotadas”. En su casa, el 24 de febrero de 2003, un grupo de opositores se reunió para conmemorar el 108 aniversario de la Guerra de Independencia.

Ese acto patrio, convocado por la oposición, donde también participó James Cason, a la sazón jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, Fidel Castro lo tomó como un insulto, ordenando, personalmente, a “proceder contra los principales cabecillas porque estaban muy activos, entre ellos la señora Martha Beatriz Roque”, dijo.

Martha Beatriz, una economista, condenada a prisión en la Primavera Negra y más tarde con licencia extrapenal, se negó a salir de Cuba, desterrada, luego del Grupo de los 75 ser excarcelado como consecuencia de la repulsa nacional e internacional a que se vio sometido el castrismo, luego de esos encarcelamientos desproporcionados.

Pero ni a Martha Beatriz ni al resto de los opositores del Grupo de los 75 excarcelados que permanecen en Cuba, técnicamente, la licencia extrapenal los exime de la sanción principal impuesta ni de las accesorias, por lo que están privados de sus derechos, entre los que están el derecho al sufragio activo y pasivo. En un proceso eleccionario ellos no pueden elegir ni ser elegidos.

Hace dieciséis años, automóviles policiales frenaron, bruscamente y aparatosamente, o con el mayor sigilo, frente a las casas de los opositores de antemano condenados a prisión; en las casas de ellos se vaciaron gavetas, incautaron papeles, libros, viejas máquinas de escribir, y luego las familias vieron partir a sus seres queridos, custodiados por policías, hacia los calabozos.

Yo no era ni soy un “cabecilla contrarrevolucionario”, a decir del difunto Fidel Castro, sólo soy capitán de mí mismo, pero amenazándome por haber escrito la novela Bucaneros, el teniente coronel Abel Cervantes Palomino, en ese entonces jefe de procesos penales en Las Tunas, muy ufano me dijo: “Nosotros conseguimos la mayor sanción de los 75”.

Se refería a Luis Enrique Ferrer García, detenido en Puerto Padre, condenado a 28 años de prisión, luego de celebrarle algo así como un circo romano en la Universidad de Ciencias Médicas de Las Tunas.

Y, en días así, no puedo sino llamar a Martha Beatriz para decirle: “Martha, la mujer tiene a su favor la femineidad y a la vez la fortaleza espiritual que le permite apreciar un suceso con la sutileza que muchas veces nos falta a los hombres, luego… ¿Cómo apreció usted los arrestos en 2003 y cómo aprecia las consecuencias de esas detenciones 16 años después?

“Mira, fue muy duro, porque además de sancionarnos como lo hicieron, también la emprendieron con la familia; llevaron a los presos de un extremo del país al otro; pero si el régimen pensó doblegar a la oposición el tiro le salió por la culata. En lugar de disminuir la oposición se incrementó, y dio lugar al surgimiento de las Damas de Blanco, que son el rostro visible de la oposición en el exilio, y en muchos lugares del mundo”.

Martha Beatriz, el mismo Fidel Castro admitió que en febrero y marzo de 2003 “ya estábamos peor que en los días anteriores a aquel 5 de agosto de 1994”, cuando cientos de cubanos protestaron en el malecón de La Habana, imputándole a ustedes la “idea de desatar una emigración masiva, que sería el argumento de una agresión al país” por parte de Estados Unidos.

“Emigraciones masivas en Cuba ha habido unas cuantas, pero los opositores nunca hemos tenido nada que ver con ellas.”

Según Roque Cabello, la única mujer del Grupo de los 75, los arrestos de la Primavera Negra de 2003 ocurrieron en un momento de “debilidad” del régimen, como el que vive “ahora”.

No es secreto, y menos para el régimen castrista, el creciente descontento de la población como resultado del progresivo desabastecimiento que hoy vive Cuba, insatisfacciones acrecentadas por el burocratismo desbordado de un régimen autoritario que, con tal de mantenerse en el poder, decreta hasta cómo deben ser las actuaciones teatrales y las exposiciones de pintura.

Cabe preguntarse: ¿Para acallar a los cubanos optará el castrismo en 2019 por encarcelamientos masivos como los de la Primavera Negra de 2003?

Por la repulsa internacional de aquella vez y la determinación de no pocos opositores de morir en huelga de hambre antes de cumplir sanciones injustas, grandes cosechas de presos no son de esperar.

Pero la existencia del castrismo está supeditada al aplauso, o, cuando menos, al silencio de los cubanos, y para mantener ese aplauso o ese silencio, habida cuenta que la experticia castrista no es la producción de alimentos ni de otros bienes sino la construcción de cárceles, sí es de esperar que no cese, como a lo largo de estos 60 años, el encarcelamiento y hostigamiento de cuantas personas los sabuesos castristas huelan oposición.

“En la vida de un pueblo, el momento crucial es aquel en que el pueblo deja que el poder vaya a parar a manos de criminales”, dijo Willy Brad. Y, mientras en Cuba exista castrismo, nadie que se oponga al régimen está seguro. La historia viene demostrándolo desde 1959 hasta el día de hoy.