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La ruta del Jazz: de Broadway a La Habana

El Broadway Jazz USA y Beatriz Márquez (Foto de la autora)

LA HABANA, Cuba. – Como parte del Festival “Jazz Plaza 2019”, una presentación muy especial tuvo lugar en la sala-teatro del edificio de Arte Cubano durante los días 18 y 19. La compañía “Chapman Roberts Broadway Jazz USA” ofreció dos conciertos que quedarán para siempre en el recuerdo de quienes tuvieron la oportunidad de asistir.

A teatro lleno, un trepidante homenaje a la historia del jazz partió de uno de los lienzos incluidos en la colección permanente de Arte Colonial del Museo Nacional de Bellas Artes. “Día de Reyes en La Habana”, del pintor Víctor Patricio Landaluze, fue utilizado por Chapman Roberts para discurrir sobre las raíces africanas de ese género que largamente ha permanecido en el centro de las diatribas musicológicas por su peculiar mezcla de ritmos populares y complejas armonías que se remontan a grandes figuras de la música de concierto.

Europeo, africano, latino, el jazz se ha adueñado por completo del lindero entre la música culta y la popular. Por tal motivo, la velada acogió a diversos intérpretes que hicieron gala de su destreza a través de un repertorio donde no faltó la música clásica, el soul, el blues, hermosas canciones norteamericanas, jazz afrocubano y extensos pasajes de improvisación en memoria de autores cimeros dentro del género, como Duke Ellington, Cab Calloway y tantos otros que cambiaron para siempre los derroteros del jazz.

La espléndida obertura correspondió a la pianista polaca Joaana Sobkowska con soberbias ejecuciones de Chopin, Rachmaninov y Rodion Schedrin; una especie de retablo sonoro que ilustró la evolución de las armonías, desde el Romanticismo del siglo XIX hasta las primeras vanguardias que condujeron la composición musical por el camino de la experimentación, donde se encontraría con el rag time, y de ahí al jazz.

Al más puro estilo Broadway, cada momento estuvo precedido por breves anécdotas en la voz de Chapman Roberts; sucesos que influyeron de algún modo en el desarrollo del jazz. Por el escenario desfilaron músicos excepcionales, de amplia trayectoria, mientras el auditorio se dejaba transportar por la maravillosa voz de Carol Maillard en su tributo a la diosa Aretha Franklin; y la versatilidad de Longineu Parsons -trompetista de primera fuerza- en briosas interpretaciones sobre temas de James Brown y Louis Armstrong.

Chapman Roberts, el anfitrión (Foto de la autora)

Entre los highlights de factura nacional estuvo la intervención del pianista Dayramir González, con cuyo talento el refinado paladar musical de Chapman Roberts está absolutamente fascinado. El joven puso a disposición del auditorio dos piezas de su más reciente álbum, “The Grand Concourse” (Machat Records), grabado y presentado en New York hace seis meses con una favorable acogida por parte de la prensa especializada, que lo ubicó entre los diez mejores discos de jazz del año 2018.

Acompañado del percusionista Jorge Cuallo, Lester Domínguez en la batería y en el bajo Wilfredo Fuentes, Dayramir ejecutó los temas “Situaciones en 12/8” y “Smiling”; composiciones que reflejaron el virtuosismo de su autor y la frescura de un jazz con sabor afrocubano muy contemporáneo.

El pianista Dayramir González y el bajista Wilfredo Fuentes (Foto de la autora)

El punto álgido de la velada se produjo cuando la inigualable Beatriz Márquez fue invitada a subir al escenario por el propio Chapman Roberts, quien la presentó con tal delicadeza y admiración que el respetable no pudo menos que responder con una cerrada ovación, en un gesto de profundo reconocimiento hacia quien ha sido la verdadera diva de la canción cubana. Beatriz Márquez compartió el clásico “Bésame mucho” con Bertilla Baker, en un amistoso duelo de voces del que “La Musicalísima” salió invicta.

Al menos en épocas recientes, no puede decirse que Beatriz Márquez haya recibido un homenaje tan hermoso como este del Broadway Jazz USA, coronado por la cantante Dakota McLeod con una electrizante interpretación de “The Wind beneath my Wings”, el súper clásico de Beth Midler, que hizo llorar a algunos entre el público.

Más que una descarga, la noche entera fue una degustación donde nada faltó. Excelentes cantantes, solistas de un talento que supera cuanto pudiera decirse y una representación cubana a la altura de Broadway, la meca de los grandes espectáculos.

Para el cierre, un jam general -público incluido- de la mano de Longineu Parsons, que dio rienda suelta a su habilidad con la trompeta. Casi tres horas de concierto para admirar cuánto ha hecho el ser humano en materia de música; un legado poderoso, capaz de imponerse al obstinato de mediocridad sonora que a diario nos acompaña.

“Chapman Roberts Broadway Jazz USA” es un templo del jazz; ese lenguaje universal que se originó simultáneamente en América, África y Europa con patrones rítmicos distintos, provenientes de fuentes aparentemente distantes y que devino en un gesto de libertad donde caben todas las músicas del mundo.