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La tenacidad de los seguidores de la MLB en Cuba

LA HABANA, Cuba. – La peña cubana de la Ligas Mayores de Béisbol (MLB, por sus siglas en inglés) cumple 21 años sobreponiéndose a la censura oficial. Desde hace 1997, los miembros del grupo, que reúne alrededor de 120 afiliados, se reúnen en las tardes de viernes en el parque John Lennon, ubicado en el corazón del Vedado habanero.

Ante la estatua del exbeatle, privada de sus simbólicos espejuelos, el grupo de seguidores de la MLB intercambia material estadístico, debate sobre los juegos de la temporada y aborda la participación de los cubanos en la pelota profesional.

Alexander Bonne, seguidor de la célebre franquicia de los Yanquis de Nueva York, se incorporó a la peña hace 5 años con la idea informarse sobre la participación de los cubanos en la MLB.

“Esta peña se diferencia de otras de deporte cubano porque es libre, no hay tabúes y todas las informaciones que se publican aquí se debaten”.

El muro de la censura no existe entre los peñistas, lo mismo se forma un debate sobre el noviazgo de Yulieski Gurriel con la nieta de Raúl Castro que otro sobre la incógnita del respeto a sus récords en Series Nacionales, olvidados por quienes le consideran un desertor.

Luis Medina lleva 18 años en la peña siguiendo la actuación de los cubanos en el profesionalismo. Medina es fanático de los Medias Rojas de Boston desde que la señal de los juegos comenzó verse ilegalmente en la isla.

“En Cuba se empezó a ver Grandes Ligas en 1994, cuando la gente instalaba antenas parabólicas para captar las señales de la televisión extranjera. Desde entonces, simpatizaba con los Medias Rojas, pero simpaticé más cuando (Rolando) Arrojo entró en el equipo.”

Al igual que Medina, los integrantes de la peña no se conforman con la supuesta apertura en las transmisiones de la MLB, que el monopolio televisivo oficial transmite presionado por la afición.

Aunque de forma diferida, los fanáticos de la isla han visto regresar a las pantallas de sus televisores a los muchos de los 125 peloteros cubanos que se han desempeñado en la MLB y MiLB (nivel superior en las Ligas Menores) en el 2018.

 La emoción en vivo

Para asegurar la inmediatez, los miembros de la peña continúan con sus métodos tradicionales para disfrutar en vivo las jugadas de quienes consideran glorias del deporte cubano.

“Siempre tratamos de ver el partido en vivo, y, si no, tratamos de verlos horas después de terminado”, dice el peñista Sergio Giralt.

Para vivir el partido, los fanáticos recurren al popular Paquete Semanal, a las antenas o a los también conocidos cables, que recorren los barrios habaneros con unos 10 canales de la televisión extranjera.

Los miembros de la peña afirman tener menos posibilidades en los bares, cafeterías de centros turísticos y hoteles, instalaciones que también suelen ofrecer los partidos de la MLB.

“No se puede ver con frecuencia”, explica Pedro Javier, quien asegura que todo radica en las posibilidades del fanático.

La fuerza ganada por el fútbol ha restado interés a la transmisión del beisbol profesional en los sitios públicos que refieren los fanáticos de la peña. A las ventajas impuestas por el fútbol sobre el deporte nacional, debemos sumar la falta de promoción de la prensa oficialista ante el éxito de los peloteros cubanos en la MLB, un contexto marcado, además, por el mal momento que atraviesa el béisbol en la isla.

 Asociación y debate

El mérito de la peña cubana de MLB es haber superado la censura durante más de dos décadas, ocupando un espacio público para la asociación y el debate. Los miembros del grupo consideran que su tenacidad ha dejado una huella difícil de borrar.

“Esta es una de las formas de defender y ganar culturalmente”, explica Pedro Javier. “Aquí han venido personalidades del deporte y la prensa, pero las significativas somos nosotros, que iniciamos algo inédito, y lo mantenemos”, añade.

Luis Medina no cree en la buena voluntad de la apertura oficial; sus argumentos se basan en las críticas de la prensa oficialista a la petición de los fanáticos, convenida en la frase “dejen que los cubanos jueguen en las Grandes Ligas”.

El gobierno de la isla culpa al Departamento del Tesoro de los EEUU de dificultar la inserción de los peloteros cubanos en el profesionalismo. Sin embargo, el mejor mensaje que ofrece su “buena voluntad” es desconocer las carreras deportivas desarrolladas por los beisbolistas en la MLB.

Ante los desacuerdos, abandonar la pelota cubana es el camino para cumplir el creciente sueño de los peloteros cubanos de llegar a las Ligas Mayores. Para los fanáticos de la peña es una satisfacción ceder sus jugadores favoritos a la pelota profesional.

“Nosotros sólo queremos que nos dejen verlos jugar y que se reconozcan y publiquen sus récords en el país donde nacieron”, exige el fanático Armando Martín.

Mientras llega el momento de la aceptación total de la MLB en la isla, los apasionados de la peña del parque de 17 y 6 siguen compartiendo la información deportiva que, por fuerza, terminará imponiéndose. Lo hacen ante la mirada paciente de un John Lennon al que no renunciaron sus seguidores cubanos, al punto de desbloquear su música.