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Las tumbas olvidadas por el castrismo Cubanet

Aniversario 59 de la muerte de Paco Cabrera: astas sin banderas y sepulcro sin flores (Foto: Alberto Méndez)

LAS TUNAS, Cuba.- En el extremo este del cementerio de Puerto Padre se levanta, entre dos astas sin bandera alguna, una desaliñada tumba en cuya lápida todavía puede leerse: “Comandante Francisco Cabrera Pupo, nació el 5 de diciembre de 1925, héroe de 30 batallas en la guerra de liberación, ganó el grado de comandante, murió trágicamente en Caracas el 27 de enero de 1959”.

“Fue uno de los entierros más grandes que tuviéramos aquí, cientos de personas acompañaron el cadáver hasta el cementerio”, me dice, todavía asombrado de aquel funeral multitudinario, un comerciante de 86 años que afirma recordar a Paco Cabrera “sentado en el jeep de tu papá, cuando tu padre venía a la ferretería a comprar herramientas o cartuchos para su escopeta. Paco era un campesino muy humilde”.

Ciertamente, mi padre me había dicho que regalaba cartuchos y prestaba su Remington 870 de calibre 12 a Paco, quien solía mitigar necesidades alimentarias cazando alguna que otra gallina de guinea.

Pero ahora las necesidades de Paco Cabrera Pupo no son terrenales, sino espirituales: aunque el semanario 26, órgano oficial del comité provincial del Partido Comunista de Cuba (PCC) en Las Tunas reseñó la efemérides, este sábado, del 59 aniversario de su muerte, nadie puso una flor en su sepulcro.

Peleando en la Sierra Maestra contra la dictadura de Fulgencio Batista, Paco Cabrera había acumulado méritos suficientes para ascender a comandante y jefe de la escolta personal de Fidel Castro, misión que lo llevó a Caracas, cuando el jefe de Estado de facto, luego de la victoria del 1ro de enero de 1959, tempranamente visitó Venezuela entre los días 23 y 27 del propio mes.

Un cronista prominente, acreditado por el periódico Revolución, acompañó la comitiva de Fidel Castro en su viaje a Venezuela en enero de 1959, y, aunque el autor confunde el nombre de Francisco con el de Ramón, también oficial de la escolta y primo de Francisco, por el vívido relato de Guillermo Cabrera Infante conocemos cómo murió el hombre cuyos restos hoy yacen olvidados en el panteón número 282 del cementerio de Puerto Padre.

Desvanecido el recuerdo del “héroe de 30 batallas”, como la inscripción de su lápida (Foto: Alberto Méndez)

En las páginas 501 y 502 de Cuerpos divinos (edición Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores) Cabrera Infante dice: “Hubo una gran confusión alrededor del avión, con Fidel Castro llegando, como casi siempre, retrasado y una vez que los motores estaban en marcha hizo grupo alrededor del avión y de pronto hubo un grito atroz y una revelación sanguinaria: uno de los comandantes del séquito, llamado Ramón (Francisco) Cabrera, intentó pasar de un extremo del avión al otro y no se dio cuenta de que estaba demasiado cerca de los motores. Nunca supo qué lo golpeó, fue una hélice, que le alcanzó la cabeza, abriéndosela en dos: murió instantáneamente”.

Según la crítica especializada, Cuerpos divinos “es una de las obras más autobiográficas de Guillermo Cabrera Infante”; podemos constatarlo no sólo por el nervio del cronista, sino también por su ojo avizor, que prevenía a cubanos y venezolanos del porvenir retratando la insensibilidad castrista cuando relató la muerte de Paco Cabrera en el aeropuerto caraqueño:

“Me impresionó la muerte tan súbita de aquel comandante que, momentos antes, había estado a mi lado y de pronto era una masa sanguinolenta, sobre la que se abalanzó el comandante médico que acompañaba a Fidel Castro, y que no pudo hacer otra cosa que certificar la muerte del comandante Cabrera.

“Fidel Castro por su parte pateó el suelo, como si echara la culpa de aquella muerte inútil y anticlimática a la misma tierra venezolana. Luego encendió un tabaco y pareció olvidarse de todo lo que había ocurrido mientras esperábamos todos en el aeropuerto por la llegada de un ataúd a esa hora de la noche. Más tarde, ya en el avión, de regreso, se estuvo riendo con un ayudante, completamente olvidado del comandante muerto, que venía en la parte trasera del avión: nunca me pude olvidar de aquellas transiciones”, escribió Cabrera Infante en Cuerpos divinos.

Jardinera quebrada en la tumba de Paco sin flor: ¿Dónde están los “combatientes de la revolución cubana? (Foto: Alberto Méndez)

Paco Cabrera, “el comandante muerto, que venía en la parte trasera del avión” procedente de Venezuela la noche de 27 de enero de 1959, poco después sería sepultado con honores militares en el cementerio municipal de Puerto Padre, su patria chica.

Cuando en el año 2010 Fidel Castro publicó las memorias Por todos los caminos de la Sierra, la victoria estratégica, en 65 páginas, de la 172 a la 237, menciona a Paco Cabrera Pupo o simplemente a Paco en 33 ocasiones, para narrar los sucesos de ocho días, desde el 15 de junio de 1958, cuando encomienda a Paco detener el avance del Ejército hacia el interior de la Sierra Maestra con el plan estratégico FF (Fin de Fidel), hasta el 23 del propio mes, cuando tras frenar exitosamente la vanguardia contrainsurgente, “Paco Cabrera Pupo enfermó con dolor apendicular agudo en el costado derecho”, dijo Fidel Castro en Por Todos los caminos…, confiando “el mando general de esta línea a Huber Matos”.

Según Cabrera Infante, nunca pudo olvidar “aquellas transiciones” de Fidel Castro, las de pasar del pataleo a la risa.

Con mármoles cuarteados, la jardinera sin flores y las astas sin banderas, el panteón olvidado de Paco Cabrera nos recuerda en este 59 aniversario de su muerte la esencia del castrismo, su oportunismo.

Las cenizas en solitario de Fidel Castro en su sepulcro de piedra, pretendiendo acercarse a los mármoles de José Martí vinieron a demostrarlo.

De poco sirvió que el semanario del Partido Comunista recordara la efeméride (Foto: Alberto Méndez)

Vimos cómo, para aumentar las utilidades de Fidel Castro según la teoría de Max Weber (La rutinización del carisma), arrancaron de su lugar el mausoleo del Padre de la Patria y el panteón de Mariana, madre de los Maceo, tratando de conseguir por aproximación con los restos sagrados alejar el olvido de Fidel Castro que ya se divisa en lontananza.

Según el periódico Juventud Rebelde (JR) en su edición dominical del pasado 21 de enero, “Raúl (Castro) dedicó parte sustancial de su actividad pública de finales de 2017 e inicios de 2018 a reubicar en panteones sagrados a los héroes”.

Es comprensible la preocupación del general Raúl Castro por reubicar los muertos según su perfil: en la nacencia del castrismo el comandante Paco Cabrera Pupo fue útil como guerrillero táctico; en la perpetuación del régimen totalitario es inútil como personaje histórico, su tumba solitaria y sin dolientes lo autentica.