LA HABANA, Cuba. – En este 2018 se han cumplido los 50 años de la creación, en 1968, de la famosísima banda británica “Deep Purple”, una de las pioneras del hard rock.
Conocí con unos años de retraso la música de “Deep Purple”. Fue cuando escuché el disco “Made in Japan”. Llegó a mis manos a inicios de 1974, cuando tenía 17 años. Luego de bailar y retorcerme como un condenado con “Space trucking” y “Smoke on the water” en una fiesta de sábado en La Víbora, me llevé un cassette TDK de 45 minutos en el que estaba grabado ese disco, y que se quedó regado en la estampida cuando llegó la policía a parar la fiesta.
Aquella música me encantó, no me cansaba de escuchar el cassette, pero seguí prefiriendo a “Led Zeppelin”. En aquella época, los rockeros cubanos, caprichosos como éramos, amén de mal vistos y peor tratados, estábamos divididos -como antes lo estuvimos entre los Beatles y los Stones- entre “Led Zeppelin” y “Deep Purple”. Yo, sin dudar, pertenecía al primer bando. Y todavía hoy sigo montado en el zepelín de Page y Plant, solo que con el paso del tiempo, valoré mejor la música de “Deep Purple”. Especialmente, por los teclados del ya fallecido Jon Lord.
En la primera alineación de la banda y con la que grabaron los dos primeros discos en solo ocho meses, el cantante era Rod Evans, quien en 1969 fue reemplazado por Ian Gillan.
Aunque sé que decirlo me ganará la animadversión de muchísimos fanáticos de “Deep Purple”, los discos que prefiero de esa banda no son los que hizo con Ian Gillan como cantante, que son la mayoría, sino los tres que hizo con David Coverdale, entre 1973 y 1976: “Burn”, “Stormbringer” y “Come taste the band”. Adoro esos discos, especialmente el primero, por temas como “Mistreated” y “Soldier of fortune”.
Ian Gillan hizo discos sensacionales como “Machine head” y especialmente “Made in Japan”, de 1972, uno de los álbumes en vivo más exitosos de la historia, pero Coverdale, con Glenn Hughes, un bajista de voz potente que cambiaba de un registro a otro como tomarse un vaso de agua, aportó al grupo, durante los casi tres años que duró la Mark III -los de “Deep Purple” han llamado marks a sus diferentes alineaciones- el matiz de blues, soul y funk que precisaban la gente como yo, que por muy rockeros que fuésemos, comenzábamos a aturdirnos con la artillería demasiado pesada del portaaviones del hard rock.
Cuando Coverdale fue escogido para sustituir a Ian Gillan era un desconocido: un melenudo de Yorkshire que aún no había cumplido los 22 años y cuyos ídolos eran los cantantes de soul como Otis Redding y Wilson Pickett. Si se decidieron a escoger a Coverdale fue porque su voz se asemejaba a la de Paul Rodgers, de “Bad Company”, que era en quien originalmente habían pensado para que ocupara el puesto de Ian Gillan.
El toque de blues y soul que aportaron Coverdale y Hugues nunca resultó del gusto del guitarrista Richie Blackmore, un tipo rarísimo y muy caprichoso, que finalmente desbandó la Mark III y creó Rainbow.
En 1978, Coverdale creó “Whitesnake”, que sería muy popular hasta los años 90, con temas de mucho éxito, que fueron grabados y vueltos a grabar en otras versiones más comerciales, como “Here I go again” y “Fool for your lovin”.
Tuvieron que pasar 40 años –ustedes saben cuánto demora todo aquí en Cuba, desde las guaguas hasta las licencias de los cuentapropistas – para que se pudiese ver en TV un concierto de Deep Purple. Fue hace cuatro años, por el programa Onda Retro, del Canal Educativo 2, cuando pusieron la actuación de Deep Purple en el California Jam, en marzo de 1974.
En dicho concierto se puede apreciar el mejor momento de aquel increíble equipo que formaron Ritchie Blackmore, Jon Lord, Ian Paice, David Coverdale y Glen Hugues: les repito, de todas las habidas, es la alineación de “Deep Purple” que prefiero.
Al concierto, que tuvo lugar en una pista de carreras, el Ontario Motor Speedway, asistieron más de 260 000 personas, Richie Blackmore tuvo una colosal perreta cuando supo la decisión de última hora de los organizadores de escoger para el cierre del espectáculo a Emerson, Lake and Palmer en vez de “Deep Purple”. Finalmente, fue “Deep Purple” quien cerró el show, pero envuelto en humo, como en “Smoke on the wáter”, ya que un roadie, en cumplimiento de las instrucciones del loco de Blackmore, regó gasolina a los amplificadores y les dio candela. Para rematar, con el mástil de la guitarra, Blackmore, mientras tocaba “Space trucking”, embistió contra el lente de una cámara de la cadena ABC y lo destrozó. Y luego, los músicos se largaron en un helicóptero para evitar ser arrestados por la policía. Todo muy del gusto de los desmesurados rockeros de los años 70.
¡Qué iban a permitirnos nuestros cancerberos ideológicos, tan preocupados como estaban en preservar nuestra pureza y convertirnos en el hombre nuevo, que supiéramos de esas extravagancias y de la decadente y desviacionista música del enemigo!