Inicio Cuba Los avatares de las tecnologías de la información en Cuba

Los avatares de las tecnologías de la información en Cuba

Foto archivo

GUANTÁNAMO, Cuba.- Desde hace algún tiempo altos dirigentes de la dictadura cubana han declarado como un objetivo importante la informatización de la sociedad.

Ello incluye introducir aplicaciones que favorezcan la prestación de servicios y el comercio electrónico, acciones novedosas para nuestro país pero que se ejecutan en gran parte del mundo desde antes de comenzar el siglo XXI.

El objetivo es loable por lo que representa en ahorro de tiempo para los cubanos, que invertimos muchísimo haciendo colas para realizar trámites, adquirir alimentos o recibir un servicio.

Sin embargo, la estructura tecnológica creada para facilitar ese objetivo todavía deja mucho que desear.

¿Un “sistema” fallido?

Masiel, trabajadora del hospital provincial de Guantánamo, aseguró a CubaNet que cada vez que iba a pagar el consumo mensual de electricidad perdía alrededor de una hora y media en la oficina de la empresa eléctrica. Por eso incorporó a su teléfono la aplicación Transfermóvil.

Usando esa aplicación pagó los meses de julio y agosto sin dificultades. Pero a los cuatro días de haber vencido el plazo para pagar la cuota correspondiente a septiembre se apareció en su domicilio un trabajador de la empresa para privarla del servicio, pues no constaba que lo hubiera pagado. Masiel “tuvo que ponerse fuerte” para que no le cortaran la electricidad, a lo cual accedió el trabajador luego de que le mostrara la prueba electrónica del pago; pero al día siguiente perdió casi tres horas de su vida esclareciendo la situación. Otros clientes en igual caso no tuvieron su suerte y les suprimieron el servicio.

El caso de un joven guantanamero es harto revelador. A petición de su madre, quien nos refirió lo ocurrido, preservamos su identidad. Resulta que poco antes de salir definitivamente del país fue a la oficina de trámites del Ministerio del Interior (MININT) para confeccionar el pasaporte y sacar un nuevo carnet de identidad. Después de haberle tomado las huellas dactilares le dijeron que no podían hacer el pasaporte porque “en el sistema” —léase el registro informatizado— constaba que no había pagado una multa.

El joven aseguró que sí la había pagado, pero la trabajadora respondió que mientras la multa apareciera como no pagada no podían hacerle el pasaporte. Entonces salió rápidamente hacia la oficina de cobro de multas, donde expuso lo ocurrido. Se verificó que   había abonado la multa, pero, ¿cuál no sería su asombro al escuchar que no podían ayudarlo porque no tenían papel para emitir un documento acreditando el pago? El joven solicitó entonces que llamaran por teléfono a la oficina de trámites e informaran de la situación, lo cual hizo una trabajadora, pero desde allí respondieron que debía ir el director de dicha oficina y testificar. Dos días después el joven tuvo que alquilar un auto y llevar a ese dirigente para que le hicieran el pasaporte.

Lo rocambolesco de la situación es que este muchacho fue a hacer esos trámites en compañía de un amigo que debía el pago no de una, sino de dos multas, ¡y eso no salió “en el sistema”!

Varios días después el joven regresó a la unidad del MININT y recogió el pasaporte y el carnet de identidad. A los diez días se apareció en su casa un trabajador de la oficina de trámites, que lo conocía, para entregarle otro carnet de identidad, que recibió gratuitamente, pues no constaba que le habían entregado el anterior.

Un amigo de este corresponsal que vive en los EE.UU. salió de Cuba en 2008 y regresó de visita en 2011, 2013 y 2017. La última de las veces fue detenido en el aeropuerto José Martí de La Habana y trasladado a la unidad policial de 100 y Aldabó, pues en los registros constaba que no había pagado una multa de 2007.

La esposa tuvo que ir a Cienfuegos, pagar la multa y regresar con el comprobante de pago.  Esto ocurrió un viernes, así que el hombre permaneció 72 horas detenido.

En Cienfuegos el visitante me contó lo ocurrido, y le aconsejé que fuera de nuevo a la oficina de cobro de multas y verificara que el pago había sido introducido “en el sistema”. Así lo hizo, pero el día del regreso a los EE.UU. no pudo abordar el avión porque todavía no constaba que la multa había sido sufragada. Perdió el vuelo, y tuvo que gastar más dinero para regresar a Cienfuegos, con el añadido de la amenaza de las autoridades de Inmigración de que tenía 48 horas para resolver el problema, lo que podía significar perder también el pasaje.

“Viajando” acompañado con “Tu Envío”

El pasado 8 de noviembre el periódico Juventud Rebelde publicó un reportaje bajo el título Viajando, desde cualquier lugar y sin colas, en el que se elogia a la aplicación Transfermóvil, en la que también se permite reservar pasajes por ómnibus y tren.

Alentado por la lectura, un vecino trató de reservar un pasaje en cinco ocasiones y no pudo, pues al efectuar el pago por Transfermóvil la aplicación daba como fallida la transacción. Personado en las oficinas de ETECSA, le aclararon que el problema había sido una operación de recarga en CUC a su cuenta Nauta Hogar, y el pago en esa moneda había quedado configurado, lo cual impedía pagar en CUP la reservación del pasaje. Eso ocurrió a pesar de que consignó correctamente el número de la cuenta de CUP.

Algo igualmente inconcebible ocurre con la aplicación TuEnvio en Guantánamo. Se supone que la misma fue creada para efectuar compras desde Cuba o el extranjero, las cuales son entregadas en la puerta de la casa. Pero aquí, cuando te avisan que la compra está lista, debes ir a la oficina receptora de la mercancía y hacer una cola para recibir el paquete, algo que desestimula el uso de dicha aplicación.

Estos ejemplos demuestran que los cubanos necesitamos que desaparezcan los obstáculos que impiden una socialización efectiva de las nuevas tecnologías, pero, sobre todo, los creados por quienes deben garantizar su eficacia.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.

Roberto Jesús Quiñones Haces

Nació en la ciudad de Cienfuegos el 20 de septiembre de 1957. Es Licenciado en Derecho. En 1999 fue sancionado de forma injusta e ilegal a ocho años de privación de libertad y desde entonces se le prohíbe ejercer como abogado.
Ha publicado los poemarios “La fuga del ciervo” (1995, Editorial Oriente), “Escrito desde la cárcel” (2001, Ediciones Vitral), “Los apriscos del alba” (2008, Editorial Oriente) y “El agua de la vida” (2008, Editorial El mar y la montaña). Obtuvo el Gran Premio Vitral de Poesía en el 2001 con su libro “Escrito desde la cárcel” así como Mención y Reconocimiento Especial del Jurado del Concurso Internacional Nósside de Poesía en 2006 y 2008 respectivamente. Poemas suyos aparecen en la Antología de la UNEAC de 1994, en la Antología del Concurso Nósside del 2006 y en la selección de décimas “Esta cárcel de aire puro”, realizada por Waldo González en el 2009. Roberto Quiñones fue encarcelado por el régimen cubano durante un año, entre septiembre de 2019 y septiembre de 2020, como represalia por ejercer el periodismo.