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Los avatares del ferrocarril cubano

Tren de Hershey (Foto de archivo)

LA HABANA, Cuba. – Cuba tuvo ferrocarril antes que la metrópoli española y fue el segundo país en América que vio andar sus trenes, solo detrás de Estados Unidos. El tramo inicial del ferrocarril cubano se inauguró el 19 de noviembre de 1837 en Bejucal, y en la misma fecha de 1838 llegó a San Julián de los Güines, principal zona productora de azúcar en La Habana. En los siguientes 20 años las líneas férreas comunicaron todas las áreas azucareras del país hasta Guantánamo.

El primer tranvía del Ferrocarril Urbano de La Habana circuló el 3 de febrero de 1859. El edificio art déco de la Estación Central se inauguró el 30 de noviembre de 1912. Hoy recibe una reparación capital con vistas a la celebración del 500 aniversario de la ciudad.

Holguín recuperará el tren hasta La Habana, inexistente desde 2006, a partir del segundo semestre del presente año, según se informó a principios de mayo. Tendrá paradas en Cacocum, Las Tunas, Camagüey, Ciego de Ávila, Guayos, Santa Clara, Colón, Matanzas y Jaruco. Al retornar también hará escala en Florida, Camagüey. 80 coches de pasajeros, los primeros nuevos desde 1975, arribaron procedentes de la República Popular China el 20 de mayo. En total serán 240, distribuidos entre primera clase (con aire acondicionado y sistema de televisión y video), y segunda clase (con ventiladores).

Las 75 locomotoras rusas comenzaron habían comenzado allegar a Cuba varios meses antes. También llegaron los silocementos. Gran publicidad apareció en los medios. Los equipos fueron recibidos por el vicepresidente Ricardo Cabrisas, el ministro de Transporte Eduardo Rodríguez Dávila, el director general de la Unión de Ferrocarriles de Cuba Eduardo Hernández Becerra, y representantes de las embajadas y las compañías de la Isla y el país asiático en el puerto de La Habana.

El Programa de Recuperación y Desarrollo del Ferrocarril incluye la reparación de las vías férreas, y la rehabilitación de talleres y estaciones hasta 2028, principalmente a través de un crédito de la Federación de Rusia por tres mil millones de dólares y otro por 125 millones para los coches de la República Popular China, pagaderos en 15 años.

La reconstrucción de la línea central entre La Habana y Santiago de Cuba y la reparación de las respectivas estaciones y talleres de ese tramo ocurrieron entre 1974 y 1984. A partir de entonces, el ferrocarril fue depauperándose. Por cierre y demolición de más de la mitad de los centrales azucareros entre 2002 y 2006, su red ferroviaria se redujo considerablemente, y con la eliminación del Ministerio del Azúcar pasó a la Unión de Ferrocarriles de Cuba en 2011.

Los cubanos desde hace decenios piden aventón en las carreteras, se amontonan en camiones destartalados que colisionan habitualmente y dejan muertos y heridos, pagan altos costos en autos viejos, o alcanzan espacio en los escasos y pésimos trenes. Tampoco el transporte de mercancías tiene mejor suerte: sin equipos de diversas índoles ni barcos para el cabotaje, las vías en mal estado, el personal envejecido, dificultades para cubrir las plazas y gran movilidad laboral.

Sin embargo, en esos caminos los problemas antropológicos serán más difíciles de resolver que otros estrictamente técnicos. Los robos y la corrupción, originados por las carencias, los bajos salarios y las diferencias de estatus social han crecido en las últimas tres décadas. En marzo, durante la reunión de balance anual del trabajo del Ministerio de Transporte, encabezada por el presidente Díaz-Canel, el ministro Eduardo Rodríguez Dávila informó que las causas de los delitos son la ineficacia de los sistemas de control interno, la poca efectividad de los sistemas de seguridad y el actuar negligente de cuadros, funcionarios y trabajadores. Se notificaron 31 hechos delictivos con una afectación de 70 855,42 litros de combustible, añadió el titular, según reportaron los medios nacionales.

El robo del combustible de las locomotoras, de harina de trigo o cemento, y la destrucción de los costosos silos por los llamados “ninjas”, fueron catalogados como alarmantes hechos delictivos en el artículo “El delito no puede andar sobre rieles”, publicado en el diario oficialista Granma, en noviembre de 2018. El gobierno realiza una nueva campaña para eliminar la endémica sustracción de combustible, impelido por la merma del suministro venezolano y la necesidad de adquirir el crudo al precio del mercado mundial.

Más que la pérdida de las subvenciones soviéticas en la década de 1990 aducidas oficialmente como causas de la destrucción del sistema ferroviario, fueron los caprichos y la desidia gubernamentales los que dieron al traste con todo lo logrado, lo mismo que en la industria azucarera. La necesidad de facilitar los servicios a la inversión extranjera y desarrollar el turismo impulsa la revitalización del ferrocarril en la era de Raúl Castro y del gobierno continuista de Miguel Díaz-Canel. Así está sucediendo en la Zona Especial de Desarrollo Mariel y en el pujante polo de la Península del Ramón de Antilla, Holguín.

Ojalá la apertura se extendiera a todo el país, pero en Cuba todo es experimental,  controlado y reversible para la población.