Inicio Cuba Los hospitales cubanos no escapan al ‘reciclaje’ Cubanet

Los hospitales cubanos no escapan al ‘reciclaje’ Cubanet

Jeringuillas desechables (Archivo)

GRANMA, Cuba.- Ante la severa carencia de material médico gastable, Salud Pública, ha puesto en marcha un controvertido programa de ahorro y soluciones “a corto plazo”. En medio del caos y las carencias que afecta al sector, resulta alarmante la implementación de la esterilización de instrumentales, accesorios y materiales médicos desechables.

El Ministerio de Salud Pública deberá asumir la responsabilidad legal por las consecuencias, al tomar de forma unilateral la decisión de arriesgar la salud humana, exponiendo a los pacientes a contraer enfermedades infecto-contagiosas y factores de riesgo.

Según la ética médica, tal decisión debía incorporar el criterio de los pacientes y las personas que intervienen en el proceso asistencial, en el momento de decidir lo que se considera bueno o malo, justo o injusto; por lo tanto, valorar su posición frente a los conflictos éticos que entrañan el reciclaje de productos desechables.

Actualmente, se le hace saber a algunos pacientes el costo simbólico de su tratamiento, pero nunca se le solicita permiso o informa si fue tratado o no con productos desechables reciclados, ni el riesgo al que estuvo expuesto.

La profesión médica reserva también a sus practicantes, el derecho de cuestionar y negarse a participar en procedimientos no éticos. Un secreto a gritos, deja claro que hacerlo pone en riesgo futuras misiones y el futuro laboral de quien osara cuestionar la decisión del Órgano Superior.

Una obrera de la Sala de Esterilización del Policlínico Himmy Hirzel, bajo solicitud de anonimato y temiendo represalias laborales, informa: “Aquí, tradicionalmente se ha esterilizado todo tipo de instrumental durable y la ropa, pero ahora se está reciclando todo”, y cita “agujas, troqueles y jeringuillas, sueros (mangueras), guantes quirúrgicos y de examen, e incluso las sondas vesicales, gastrointestinales y rectales…”

“Las cosas desechables son para usarlas una sola vez, pero aquí se reutilizan varias veces, mientras no presenten roturas”, explica. “A ese paso, dentro de poco nos mandan a lavar las torundas y el algodón”.

El proceso de esterilización depende en gran medida de la limpieza previa y concienzuda de los artículos y el instrumental a esterilizar, pero en el caso de las sondas y mangueras, nadie puede garantizar la limpieza correcta de la parte interior.

Policlínico Jimmy Hirzel (Foto: Roberto Rodríguez)

En el citado policlínico, el método de esterilización utilizado para estos fines es el de autoclave, la caldera de cierre hermético que esteriliza por medio de vapor de agua, a temperaturas de 121 a 126 grados Celsius y una presión de 15 a 20 libras.

Este método es utilizado en la mayoría de los centros hospitalarios del territorio. Según especificaciones técnicas, es muy eficaz para destruir los microorganismos, aunque al realizar los controles biológicos siempre existe la posibilidad de supervivencia microbiana. Este método no garantiza la esterilización efectiva de la goma y el plástico.

“Como consecuencias, si no tienes ninguna infección, corres riesgo de contraer la infección de otro, y si no tienes a ‘nadie’ en el hospital (si no se ha sobornado a algún empleado para recibir un mejor trato) te mueres, porque los médicos guardan las cosas nuevas para uso exclusivo y lo reciclado para los desconocidos. Yo, que trabajo en el ramo y que conozco las barbaridades que pasan en los hospitales y policlínicos, tengo miedo enfermarme y tener que tratarme en ellos y depender de sus servicios”, termina diciendo la empleada que solicitó anonimato.

Galenos, enfermeras y personal de servicios se quejan de tener que usar dos pares de guantes a la vez, para evitar contaminarse. “Muchos se rompen al ponérselos”, refirió una enfermera consultada.

Según cifras oficiales, la media anual de ingresos por concepto de cooperación médica es de 6 000 millones de dólares. Aun así, ese dinero no parece alcanzar para nuevas compras en pro de la higiene. Para el cubano de a pie, es difícil comprender por qué los recursos estatales nunca alcanzan para beneficiar la clase humilde, mucho menos cuando de salud se trata.