Inicio Cuba Los ruteros tampoco resuelven el problema del transporte en La Habana

Los ruteros tampoco resuelven el problema del transporte en La Habana

Foto archivo

LA HABANA, Cuba.- El rumor de una huelga de boteros recorre la ciudad de La Habana nuevamente, y aseguran que hay aproximadamente 500 carros involucrados. Aunque nadie puede decir qué pasará, el transporte en La Habana cada día es más caótico y las propuestas del gobierno no satisfacen las demandas, sin importar que el horario de los ruteros sea de 7 de la mañana a 10 de la noche, algunos carros tengan aire acondicionado y recorran la ciudad por donde antes no había ninguna ruta establecida.

“La gente se piensa que uno hace mucho dinero aquí”, se queja el chofer de uno de los ruteros del recorrido desde 5ta y D, en el Vedado, hasta el Cotorro, “pero lo que no saben es que muchas veces tenemos que poner dinero de nuestro bolsillo porque si todos los pasajeros llegan de un extremo al otro y solo pagan 15 pesos por persona, no se recauda lo que se debiera por cada viaje, para que de la cuenta al final del día”, asegura, al tiempo que deja establecida una de las principales diferencias entre los taxis ruteros que pertenecen a las cooperativas de transporte, y los que pertenecen a la empresa de Cubataxi, ubicada en Boyeros y Tulipán.

“Nada, que el gobierno cada vez que cree que el cubano está progresando se coge el negocio para él”, dice el mismo chofer, quien no revela su identidad por temor a represalias. El hombre también habla de otras diferencias: “esta idea empezó siendo una cooperativa particular, y hace un año casi el estado la cogió. Aquí por carro hay dos choferes, pero nosotros tenemos unos turnos muy complicados”, mientras que los choferes de las cooperativas particulares pueden alternar en un mismo día sus carreras o establecer en la semana cuántas horas trabaja uno u otro. “Ellos ganan según lo que trabajan, pero nosotros tenemos un salario fijo, que no está mal; pero se empeñan en decir que tenemos casi el mismo ingreso, sin embargo, sabemos que no es así”, aseguró.

Muchos de esos choferes prefieren pertenecer a Cubataxi y así no asumen ningún riesgo, porque “si mañana al gobierno le da por cerrar las cooperativas, toda esa gente se queda en la calle”. Esto no hace otra cosa que demostrar que el pueblo no confía en los discursos en los que se promete respetar las iniciativas privadas. Les ata al gobierno la creencia de que trabajando para ellos haya cierta obligación por si “la cosa se pone más fea de lo que ya está”, aunque si el carro se rompe puede estar “no se sabe ni cuánto tiempo tirado, convertido en chatarra, pues depende de ellos también, y nunca tienen dinero o lo que compran para nosotros se pierde en el camino”, dice otro chofer que recorre desde el Diezmero, en San Miguel del Padrón, hasta las inmediaciones de los hospitales, Oncológico y Fajardo.

“Ahora mismo yo tengo un chichón en una goma que tira la dirección hacia un lado. El sábado entraron doscientas gomas al Cotorro, el lunes me dijeron habían sido cien, pero cuando vaya a ir seguro me dicen que fueron cincuenta y que priorizaron a quién sabe quién. Eso no falla”.

En una misma piquera coinciden autos de Cubataxi y de las cooperativas, la diferencia más visible es que en los de las cooperativas prima el color negro por sobre el amarillo, aunque si se quisiera establecer alguna queja es el mismo número 18820 para ambos, un puesto de dirección en el que solo se aceptan “quejas o críticas de los choferes, pero no del sistema de pagos por tramos que ellos han establecido”, asegura Irania, una usuaria regular de la ruta Cotorro-Luyanó.

“Cuando llamé para quejarme porque tuve que pagar por cuatro cuadras 10 pesos en moneda nacional (CUP), me dijeron que eso había sido una resolución que habían tomado las organizaciones políticas y de masas con las cooperativas, que era lo que estaba establecido”. Irania cuenta también que tratan a quien llama con “muy mal carácter. Se molestaron además cuando les comenté la incomodidad que provoca no poder pagar con CUC”.

El servicio solo está permitido pagarlo en moneda nacional, “ni se te ocurra sacar menudo tan siquiera en chavitos”, comenta una mujer que prefiere los ruteros a los boteros. Según su declaración ya existen algunos choferes que aceptan un CUC como moneda de pago, pero lo reciben a 20 CUP, cuando en realidad el cambio oficial es a 24, y se puede encontrar a 23 o a 25, según las circunstancias.

Mientras tanto, en la Isla se les hacen creer a todos, incluyendo a los choferes, que fue la propia población la que pidió que las rutas se establecieran por tramos, y que el pago fuera en CUP. O al menos ese fue el argumento que dio Osmi Hernández, del carro 044, cuando en la calzada de 10 de Octubre, un pasajero se montó una cuadra antes del semáforo de Toyo, donde está una de las vallas que establece el “intercambio de tramo”, se bajó cinco cuadras más arriba y él le hizo pagar 10 pesos”.

“Si pasas una de las fronteras establecidas tienes que pagar”, y no se dan cuenta que están haciendo “exactamente lo mismo que hacen los boteros, los mismos a los que le están poniendo el dedo encima porque no tienen cómo controlarlos”, analiza nuevamente Irania.

“Con ellos puedes morir de un infarto entre los tramos cortados, los precios que a veces ponen y la vulgaridad que siempre tienen. Y eso es culpa del gobierno, que no da nada, pero lo quiere todo”, asegura.