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Lula da Silva: “El bandido de San Pablo”

Lula da Silva (AFP)

BELEM, Brasil.- La noche del día que murió el mártir cubano Orlando Zapata Tamayo llegó a Cuba el entonces presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula da Silva, testigo de primera mano del martirologio de un patriota cubano. En Cuba no quiso comprometerse condenando la muerte en huelga de hambre de un simple obrero (como lo fue Lula). De regreso al Brasil, ante la prensa, comparó a los presos políticos cubanos (como lo fue Zapata Tamayo) con los “bandidos de San Pablo”.

Este 7 de Abril, precisamente en San Pablo, el entonces orgulloso presidente Lula tuvo el merecido tratamiento de “bandido” por parte de la policía del gigante sudamericano, al haber sido condenado por un delito común, corrupción (aceptó que le “regalaran” un apartamentazo de tres pisos de una empresa que trabajó con dinero público sobrefacturado). ¡Una Canallada!

Todo Brasil —y el mundo fuera— ha observado estupefacto el show montado por este ladrón de dinero público que se declara “víctima inocente” de una “vendetta política”. Lula da Silva es culpable en grado máximo, no sólo por ser amigo, confidente y cómplice de las guerrillas de las FARC y el ELN, como de dictadores de la calaña de los hermanos Castro, Hugo Chávez y Nicolás Maduro y fue el creador del esquema de corrupción “Odebrecht” en toda Latinoamérica.

Lula tuvo dos mandatos presidenciales en Brasil. A inicios del primero ya había diseñado un mecanismo de corrupción para robar dinero público —conocido entonces en Brasil como “Mensualón”— que repasaba una mensualidad a los congresistas corruptos, para que votaran todas las voluntades de Lula y su partido, el Partido del Trabajo, PT. Ese escándalo costó la cárcel al presidente, el secretario y el tesorero del PT, así como al principal ministro de Lula —y hombre de Fidel Castro en Brasil, José Dirceu— condenados a largas penas de cárcel.

Lula salvó su piel en ese primer episodio, del cual emergió sintiéndose inmortal. Entonces ideó similar esquema de corrupción, pero con las empresas constructoras (la OAS que le “regaló” el apartamentazo por el que fue ahora condenado) y la Odebrecht, de triste recordación en toda la región. Lula da Silva es el “bandido” que extrapoló a toda Latinoamérica en mismo esquema del “mensualón” lulista para desviar dinero público ya mencionado y toda la corrupción posterior.

El esquema de desvío de dinero inventado por Lula era simple. Una empresa privada cómplice ofrecía al estado trabajos facturados por encima de los precios, los cuales eran aprobados por las autoridades del partido de Lula por órdenes directas. Cuando el Estado pagaba, la empresa repasaba la sobrefacturación para personas de confianza de Lula y el PT. ¡Una verdadera canallada! Una refinería que Petrobrás que hoy se construye en el nordeste brasileño y tenía un presupuesto inicial de 6 mil millones de dólares, ¡ha gastado más de 30 mil millones!

El esquema de robadera de Lula y el PT es tan evidente en Brasil —donde he vivido estos años de corrupción “lulista”— que la Netflix ha hecho una serie para TV, El mecanismo, en la cual se describe aproximadamente cómo operaba semejante robadera. Da Silva puede no tener ninguna propiedad o dinero a su nombre, pero uno de sus hijos, al Lula tomar posesión como presidente, era un simple practicante de los correos brasileños y hoy es uno de los hombres más ricos del país, dueño de tierras y otras propiedades. ¡Es una verdadera vergüenza para Brasil!

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