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(Man)tendremos las comunicaciones… gracias al marabú

Planta de energía (Foto del autor)

VILLA CLARA, CUBA. – El 21 de octubre pasado, el sitio digital Cubadebate anunció por fin la construcción de una planta capaz de generar 60 MW diarios de electricidad con biomasa, luego de años de inferirse del ampuloso discurso sobre fuentes renovables de energía, lo cual se convino a través de subcontratistas alemanes, chinos y holandeses que arribarían de inmediato por el puerto del Mariel trayéndola consigo.

Palabras para Prensa Latina del Sr. Armando Urquiola, gerente logístico y comercial de la constructora denominada BioPower SA —mixtura en jerga pro-anglófona del neocapitalismo insular— traslucieron que “se edifica la procesadora en el complejo agroindustrial Ciro Redondo” y que “estará lista a mediados del 2019”. Agregó que, apenas en un lustro, “el combinado tendrá condiciones para entregar las 500 toneladas diarias de biomasa requeridas”

Para ese fin, cierta cantidad de máquinas “desmarabuzadoras” fueron introducidas experimentalmente en el Complejo Cañero Ignacio Agramonte, para una prueba piloto.

Como parece que los resultados fueron satisfactorios y los equipos “dejan la tierra lisa y lista para resembrarse de variedades comestibles”, acometieron entonces la fase del ensamblaje.

Oriel Ramón Capdevila, es uno de los chóferes de una de las rastras que por aquí han pasado camino a Ciego de Ávila en sucesivas caravanas, cargando sobre sus 28 ruedas estos artefactos descomunales a los que precedieron reparadores de la averiada red vial en este circuito norte, los que fueron nivelándola con el inminente arribo de los pesados bloques, y consiguieron que partes y piezas de un incinerador nunca antes armado en Cuba -fruto de la ayuda que ofrece la Comunidad Europea a través de sus programas de desarrollo levantadas ya las sanciones- llegaran indemnes a su terminal de descargue, porque tanta generosidad extranjera nos alumbrará en tiempos de inseguridad petrolera.

Pero curioso es que los gerentes acompañantes del voluminoso séquito lo hicieran montados en carros del monopolio estatal ETECSA, y no solo velando por los cables de su compañía.

A una interrogante nuestra, los obreros respondieron que “la planta va a producir corriente fundamentalmente para que las comunicaciones no se caigan bajo apagones ni con nada. Porque aunque ni hay bagazo casi, tenemos millonada de marabú”.

Nos cuenta otro conductor cómo han afrontado innúmeros tropiezos desde el lugar de origen hasta el destino final, porque las dimensiones de la carga han dañado árboles y construcciones de cualquier naturaleza.

También se decidió “por la instancia superior”, que se utilizara este circuito y no la carretera central u otras vías para acceder a la intermediaria provincia de Santi Spíritus, pues los ramales zigzaguean y con las pocas garantías dadas por los escasos mantenimientos efectuados, no podrían soportar el peso ni la estabilidad de la pesada carga.

Como puede apreciarse en instantáneas, la calle previamente destrozada por donde ingresó a este reparto residencial el armatoste, constituyó nuevo desafío para los conductores, pues los tubos de agua quebrados bajo el suelo y la altura de los cables eléctricos ofrecieron inesperada resistencia junto a demoras imprevistas.

Interrogado sobre las horas invertidas en esta provincia y la meta final que atraviesa otras cinco, Oriel confesó que en el primer trayecto habían invertido “más de dos días, pero en esta ocasión la cosa pinta peor, pues tenemos atrasos y nos esperan más”.

La multinacional asentada en el habanero puerto, firmó contratos colaterales con el monopolio de la telefonía y las comunicaciones de Cuba en 2017, pero fue el pasado año que se concretó la localización por parte la Unión Eléctrica conjuntamente con el Ministerio de la Agricultura en aquella provincia camagüeyana, lugar idóneo para su puesta en marcha, gracias a los campos de aromales —otrora tierras fértiles para ganados, cítricos, labrantíos y cañas de azúcar— que han sido mortalmente inhabilitados por el parasitario invasor.

Otros destinos que el país ha dado a semejante enredadera —arbustiva, espinosa y africana, de la familia de las leguminosas de la tribu Mimoseae y que en Cuba constituye implacable plaga y recibe este nombre común por despectivo—, es convertirlo en carbón que alcanza en el mercado los 500 dólares la tonelada.

El carbón vegetal se ha usado durante siglos como combustible para cocinar, codiciado ahora en los braseros, hornillos/anafres y barbacoas. Una de las consecuencias que produce su fabricación es la imparable deforestación, además del daño irreversible a los ecosistemas.

El carbón y su combustión, por otra parte, causan trastornos ambientales y tienen también consecuencias negativas para la salud humana. El monóxido de carbono (CO), que desprende es un gas tóxico si se mantiene en ambientes cerrados, de ahí la importancia de ventilar los interiores.

Por suerte en Cuba ya no quedan carboneros malpagados en activo, como Nemesia, que fue última flor.