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Martí en un tanque de basura en La Habana

Martí en un tanque de basura de La Habana (foto del autor)

LA HABANA, Cuba.- Atravesaba el parque situado en la intersección de la avenida 51 y la calle 76, en Marianao, y al llegar a la esquina final contemplé con estupor un hecho insólito: dentro de un contenedor de basura que estaba volcado vi un busto de Martí que habían arrojado dentro del mismo.

El busto estaba algo deteriorado, pero permitía reconocer la figura de nuestro Apóstol sin equivocación alguna.

Supongo que el busto procedía de una escuela que se halla muy cerca del lugar.

Las regulaciones existentes establecen la metodología a seguir cuando un símbolo patrio sufre algún desperfecto: debe destruirse o quemarse y enterrar los residuos para evitar una afrenta a la dignidad del país.

El hecho ocurrido contrasta con el reportaje de hace unos meses del Noticiero Nacional de la Televisión acerca del niño de Baracoa que rescató y guardó el busto de Martí de su escuela destruida por un ciclón para evitar que se perdiera o dañara.

¿Quién ordenó botar este emblema de forma tan irresponsable? ¿La persona que hizo esta acción tiene conocimiento de que cometió una injuria a su patria? ¿Sería un escolar enviado por un superior, el propio maestro o el director de la institución?

Aunque no parece ser una acción premeditada, en cualquiera de los casos planteados es evidente que los responsables de la incidencia no tienen una correcta noción sobre la manera de actuar ante estas circunstancias. Lo adecuado sería destruir el emblema estropeado para evitar esa visión negativa del trato al héroe nacional.

Existía en la República una asignatura llamada Moral y Cívica, que enseñaba dentro de su amplio contenido a los estudiantes los procedimientos a seguir ante los símbolos de la patria. Hoy, al desaparecer tal materia, el método verbal disperso para su aprendizaje resulta insuficiente.

El gobierno intenta demostrar, por todas las vías posibles, el sentimiento de fidelidad a la patria supuestamente alcanzado por los cubanos dentro del sistema socialista. Para ello hace una propaganda constante por los diferentes medios de comunicación que pretenden expresar el nivel de conciencia existente.

Mientras nuestro flamante “presidente” en las Naciones Unidas culpaba de nuestros males al gobierno norteamericano, aquí en Cuba ideas tan importantes como el concepto de cubanidad que expresa la figura del Apóstol no están muy claras.

Estos sucesos demuestran como la concepción de patriotismo se hace pura retórica que intentan mostrar a través de los desfiles y actividades políticas, pero su interiorización por la ciudadanía, y en especial por las nuevas generaciones, presenta una gran confusión.

Las imágenes son más elocuentes que las palabras. Basta mirar la fotografía tomada en el lugar. Habla por sí misma. El mensaje final es que el gran luchador por nuestra independencia, el más universal de los cubanos, puede ser arrojado a la basura

Juzgue cada cual según sus criterios y comprenderá la gran necesidad que tenemos de recuperar el patriotismo perdido dentro de esta confusa vorágine que aun llaman “la revolución”.

Si no se toman rápidas medidas, pronto no sabremos de dónde venimos ni quiénes somos.

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