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Medicamentos en falta, la tendencia que continúa en 2020

LA HABANA, CUBA.- Aguantar el dolor hasta que pase es la única opción que tiene Oscar Despaigne Sharon para resistir las crisis gástricas nocturnas, producidas por la úlcera de duodeno que padece.

Cuando los vómitos y la ardentía estomacal se desencadenan en la mañana, Despaigne acude a la consulta de urgencias del policlínico para que lo mediquen con espasmoforte intravenoso.

“Si es por la tarde tengo que aguantar el dolor; a esa hora en el policlínico se acabó el Avafortán”, dice el albañil de 55 años diagnosticado con la enfermedad desde 1982.

En los últimos seis meses, Despaigne solo pudo comprar, una vez, los cinco frascos de Omeprazol que le corresponden al mes. La tarjeta de control de medicamentos entregada por el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) no le garantiza la cobertura mensual del tratamiento.

“Tengo que comprar las medicinas por fuera, pero en estos momentos, ni por la izquierda hay; y si aparece, ahora mismo no tengo el dinero para comprarlos”, lamenta.

En el mercado negro un frasco de Omeprazol se vende en 30 pesos (1.25 CUC), el blíster de 10 cápsulas de Cimetidina cuesta 35 pesos (1.50 CUC) y el de Ranitidina 20 pesos (0.80 CUC).

En un intento desesperado por revertir su mala calidad de vida, Despaigne publicó una pregunta en su muro de Facebook.

“Quisiera que me dijeran dónde están los medicamentos para los ulcerosos, ¿los mató el coronavirus?”

La ruta de la crisis  

En cumplimiento del Lineamiento 221 de la Política Económica y Social del Partido Comunista de Cuba (PCC), en noviembre de 2012 el Gobierno cubano decretó la integración de varias industrias biotecnológicas y farmacéuticas en la Empresa BioCubaFarma, responsable de producir el 77% de las medicinas que se venden en las farmacias de Cuba.

La nueva sociedad fue organizada “con la misión de producir medicamentos destinados al mejoramiento de la salud del pueblo”. Según el propio lineamiento partidista, la empresa debía consolidar la industria farmacéutica, incorporar nuevos productos al mercado nacional, sustituir importaciones y aumentar la capacidad de exportación.

Incluso la prensa oficial reconoce que el embargo de EE.UU. que afecta la actividad comercial de la administración cubana tiene sus excepciones para las medicinas y alimentos. En 2015, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países benefició el intercambio comercial. Sin embargo, fue en este período que se inició el ciclo de la actual crisis de medicamentos, que se expresa sobre todo en el desabastecimiento de la red de farmacias.

En el primer trimestre de 2015, las autoridades de Salud Pública en la Isla reportaron que la carencia de 60 medicamentos provocó un impacto negativo en la cobertura de enfermedades crónicas.

El Grupo Empresarial BioFarmaCuba culpó a “la poca capacidad de la industria”. Sin dejar de señalar las restricciones estadounidenses, Eduardo Martínez Díaz, actual presidente de la empresa farmacéutica, explicó a la prensa la causa principal de la escasez.

“Somos conscientes que el desabastecimiento fue también responsabilidad de que algunas personas no cumplieron bien su trabajo”, afirmó el directivo.

Fieles a la tendencia de “no cumplir bien su trabajo”, en 2016 los funcionarios del Gobierno reportaron la falta de 100 medicamentos registrados en el cuadro básico del país.

La inestabilidad del suministro a las farmacias y puntos de venta tornaron frecuente la falta de tratamientos médicos destinados a pacientes con tarjeta de control.

“No pudimos mantener la tendencia a la disminución de las faltas que mantuvimos en 2017 y 2018”, declaró en 2019 a la prensa oficial Rita María García, directora de Operaciones de la empresa farmacéutica cubana.

Ese año, las autoridades de Salud Pública declararon 47 medicamentos ausentes. Siete años después de creado BioCubaFarma, la promesa de “disminuir la falta de medicamentos” contradice el objetivo de fundación de ese grupo, aunque en materia de exportación los directivos cubanos presuman de la comercialización de 300 productos en 43 países.

No obstante, la empresa se comprometió a ofrecer en 2020 “una mayor cobertura de abastecimiento de medicamentos” auxiliada por Medicuba, la única empresa autorizada a importar medicamentos en la Isla.

Tendencia en 2020

Durante el primer trimestre de 2020 las farmacias cubanas se sumaron a la producción nacional de colas. A la lista de medicamentos de “baja provincial” se adicionaron la insuficiente distribución, que deja a pacientes sin tratamiento médico completo, y otros particulares negativos como la eliminación de la venta por tarjeta de control de productos como el Montelukast, indicado para el asma.

El 30% de la población cubana es hipertensa, según cifras de las autoridades de Salud Pública. La falta de medicamentos para tratar la hipertensión arterial engrosa la lista deficitaria de fármacos que pone en riesgo a quienes padecen enfermedades crónicas.

Georgina es una paciente hipertensa con la que CubaNet conversó en una farmacia. La señora, de 58 años, presenta problemas circulatorios que le provocan dolor al caminar si no se trata con pentoxifilina.

“Ya no hace falta el ‘desvío’ para comprar la medicina en otra farmacia, el tarjetón sirve en cualquiera”, dijo alegre la señora por la nueva noticia, pero enseguida la invadió el desánimo cuando se percató de que la crisis sanitaria mantiene suspendido el transporte.

“Ahora no hay guaguas, y yo no puedo caminar. El mes pasado me dijeron aquí (en la farmacia) que el suministro llegaba el día 6, después el 22, ahora el 28; tendré que esperar dolorosa y pacientemente. Además, mi hipertensión es emotiva y llevo 20 días sin enalapril”.

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