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Miguel Díaz-Canel va por todo

Miguel Díaz-Canel (ACN)

MIAMI, Estados Unidos.- Los miembros del Consejo de Estado serán elegidos por la Asamblea Nacional del Poder Popular en octubre, y los integrantes del Consejo de Ministro antes de fines de año, anunció Miguel Díaz-Canel al clausurar la sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) el 13 de julio. Eso ocurrirá año y medio después de haber sido investidos presidente y ministros, respectivamente.

Según la nueva Constitución, Artículo 121, el Presidente, el Vicepresidente y el Secretario de la Asamblea Nacional del Poder Popular, lo son a su vez del Consejo de Estado. Según el Artículo 125, el Presidente de la República es el Jefe del Estado, y como tal encabezará el Consejo de Estado, y por el artículo 128 designará el Consejo de Ministros, integrado por el primer ministro, los viceprimeros ministros, el Secretario y otros miembros, quienes integrarán su Comité Ejecutivo.

Esto significa que se separan los cargos de presidente del Consejo de Estado y de Ministro ejercidos por Fidel Castro hasta el 24 de febrero de 2008, Raúl Castro hasta el 19 de abril de 2018 y Miguel Díaz-Canel desde entonces. Pero el Presidente de la República mantiene todo el poder anterior, y añade la presidencia de la Asamblea Nacional, mientras se libera de las gestiones del primer ministro, que le rinde cuentas permanentemente junto al Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros.

Más importante aún, Díaz-Canel mantendrá la fuerza de la Constitución, artículo 128, inciso i) para desempeñar la Jefatura Suprema de las instituciones armadas y determinar su organización general; j) presidir el Consejo de Defensa Nacional y proponer la declaración del Estado de Guerra o la Guerra en caso de agresión militar; k) decretar la Movilización General cuando la defensa del país lo exija, así como declarar el Estado de Emergencia y la Situación de Desastre, l) ascender en grado y cargo a los oficiales de mayor jerarquía de las instituciones armadas  y disponer el cese de estos, de conformidad con el procedimiento previsto en la ley.

Raúl Castro tejió el entramado de la continuidad desde su llegada provisional al poder el 31 de julio de 2006, y con mayor holgura luego de la confirmación como presidente el 24 de febrero de 2008, una vez que Fidel Castro envió el Mensaje a la Asamblea Nacional sobre su imposibilidad de “ocupar una responsabilidad que requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de ofrecer” fechado el 18. El General de Ejército movió a los militares y los convirtió en civiles según el caso para asumir cargos importantes en el Partido Comunista, el Estado y el gobierno, con primordial presencia en la economía.

Díaz-Canel y su equipo heredaron una economía en ruinas, una juventud descreída, una adultez decepcionada, diferencias sociales y muchísimos problemas más. Claro está, como directivos políticos, ellos fueron partícipes de esos resultados. El presidente procura la aceptación y el apoyo de la población, para lo que ha establecido las visitas periódicas por las provincias, las reuniones de chequeo de los planes temáticos, la atención a los afectados por desastres naturales y otras causas, e información asidua de los ejecutivos a través de los medios oficiales, y los sitios de los organismos y personales.

Días antes de la sesión de la Asamblea Nacional, donde se debía informar sobre la precariedad económica, el gobierno realizó un golpe de efecto para atraer a la población con la discreta elevación de los salarios y el ínfimo ascenso de las pensiones, muy demandado por una población que usualmente no emite reclamos públicos, lo cual evidencia la estrangulación entre altos precios y bajísimos salarios.

Simultáneamente Díaz-Canel se presentó en la televisión, así como los ministros de economía, industria, turismo y otros, para ir acostumbrando a los cubanos a la imposibilidad de revertir la difícil situación existente a corto plazo. Solamente el ministro de transporte dio una buena noticia con la restitución de los viajes por ferrocarril, que hacía años estaban suspendidos debido al estado de las vías y la carencia de equipos. También se difundieron extractos de las sesiones de las comisiones de la ANPP del 8 al 12 de julio, con intervenciones de los ejecutivos y el presidente, por todos los medios nacionales.  El discurso de clausura de Díaz-Canel el 13 de julio está siendo muy retransmitido.

El presidente enfatizó en la condición de servidores públicos de los dirigentes, quienes con sensibilidad deben atender los problemas de la población, a la que pide pensar como país, con esfuerzo colectivo. Reiteró la necesidad de eliminar la burocracia, la búsqueda de soluciones locales y las potencialidades de las empresas estatales, lo que evidencia la preparación para mayores tensiones económicas y carencias en el segundo semestre del año. Las consignas y culpas ajenas hace tiempo que no promueven el apoyo y el sacrificio de los cubanos, lo que Díaz-Canel parece conocer, y está modificando los métodos.

Sus llamados a la decencia y la honestidad procuran recuperar los altos valores morales y éticos, orgullo de los cubanos durante un siglo. Sin embargo, mientras continúen conculcadas las posibilidades participativas y de expresión diversa de las determinadas por el Partido, así como las de progreso para sí, la familia y la Patria, difícilmente se podrá avanzar.

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