Inicio Cuba Míster Keesling y la comercialización agrícola EE.UU.-Cuba

Míster Keesling y la comercialización agrícola EE.UU.-Cuba

Agricultores estadounidenses visitan Cuba. Foto Reuters

LA TUNAS, Cuba.- Míster Doug Keesling, a usted que va a lugares donde hay, según dice, “malas percepciones” en relación con Cuba y trata de demostrar “que no están en lo cierto”, voy a contarle la historia de un poderdante y de su poderhabiente.

Vea usted qué puede sucederle al poderhabiente de un inversor digamos… de 40 millones, si en Cuba, por un contratillo de unos 40 dólares, la burocracia castrista teje mallas de púas haciéndoles la vida difícil a la gente.

Míster Doug Keesling y cohorte, como usted sabe y si no sabe pregúntele a su abogado, en aras de preservar la libertad de consentimiento en los actos de disposición de bienes, la doctrina jurídica regula la facultad de representación, conferida mediante “poder especial”, para que otro, el poderhabiente o apoderado, proceda como uno mismo, el poderdante.

Pues bien, mientras en La Habana usted Míster Doug Keesling y cohorte discursaban sobre las bondades del comercio con Cuba, sus socios castristas, poniendo en duda una Escritura Pública de Poder Especial, escupiendo hacia arriba en esos días simbólicos de libertad comercial, han hecho que ustedes reciban el salivazo en la cara, de frente y de perfil.

El acto ilícito ocurrió en Puerto Padre, en el Oriente de Cuba, mientras usted Míster Doug Keesling y cohorte, en la Conferencia Agrícola Cuba-Estados Unidos que sesionó desde el pasado jueves en La Habana, y concluyó este domingo, hablaban de negocios y ofrecían declaraciones a la prensa en el Hotel Nacional.

Rick Crawford, representante republicano del Primer Distrito de Arkansas dijo que los resultados (elegidos) en las recién celebradas elecciones no van a sabotear las conversaciones para que se desarrollen relaciones comerciales entre Cuba y Estados Unidos.

¡Perfecto! Eso es democracia.

David Frederickson, comisionado agrícola de Minnesota, mencionó la posibilidad de exportar a Cuba combustibles, alimentos, piensos y fibras, y que la “quinta pata de esa mesa” sería la posibilidad de que los campesinos cubanos pudieran exportar parte de sus producciones a Estados Unidos.

¡Magnífico! Eso es comercio libre, pero la “quinta pata de esa mesa” la serruchan los jerarcas castristas que, constitucionalmente, impiden a los campesinos cubanos comerciar libremente.

Y usted, míster Doug Keesling, asesor para asuntos agrícolas en la administración Trump dijo: “Siempre que voy a los lugares donde hay malas percepciones en relación con esta isla, trato de demostrar que no están en lo cierto; que con Cuba se puede contar; que las relaciones comerciales no pueden ser unilaterales, sino que tienen que ir en dos vías”.

Míster Doug Keesling, de regreso a su país, vaya al centro de detención de Port Isabel, Texas, y entrevístese allí con Alberto Méndez Labrada, nieto y heredero universal de su fallecido abuelo, un agricultor como los que usted representa en su país.

Pregúntele a Alberto Méndez Labrada por qué está pidiendo asilo político en Estados Unidos; el joven le dirá que él ha colaborado con su padre en la publicación de unos 500 artículos periodísticos, y otros tantos comentarios radiales, infractores de la ley cubana llamada “Mordaza” y del delito cubano llamado “Propaganda Enemiga”, por lo que puede ser sancionado con hasta ocho años de cárcel; que ya ha sido multado y llevado a los calabozos y teme que en Cuba lo dejen entre rejas.

Y pregúntele, míster Doug Keesling a Alberto Méndez Labrada, qué dice la cláusula cuarta de la Escritura Pública de Poder Especial que lleva en su mochila, si usted hace eso escuchará:

“CUARTA: Para que se persone (el poderhabiente) en las Oficinas del Registro de la Población y Consumidores, Registro de la Propiedad, Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, del Gas Licuado, de distribución eléctrica y cualquier otra entidad, efectuando las correspondientes gestiones que se deriven de este mandato, realizando altas, bajas y traslados que procedan, firmando cualquier documento al efecto, así como suscribir o modificar contratos ya existentes”.

Vea usted míster Keesling, una línea de telefonía celular en Cuba cuesta unos 40 dólares; y cambiar la tarjeta sim card por pérdida o deterioro cuesta tres pesos CUC (dólares), pero la filial de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba en Puerto Padre dijo al apoderado de Alberto Méndez Labrada, yo, su padre, que la Escritura Pública de Poder Especial no me autorizaba a modificar la tarjeta sim card, que “debían consultarlo con sus superiores”.

Usted se imagina míster Keesling esa trabazón-diablesca-burocrática-policial por un contratillo de 40 dólares entre padre e hijo… Eso ocurrió la semana pasada, mientras la delegación estadounidense en la Conferencia Agrícola Cuba-Estados Unidos abogaba por un comercio justo, de doble vía y la eliminación del embargo de Estados Unidos al régimen castro-comunista.

Le hago la historia míster Keesling y cohorte pues, si van a comerciar con los castristas, quizás antes deban recordar a ellos, que los agricultores estadounidenses son personas muy ocupadas, y por favor, que no los enmallen en las redes con que el castrismo suele enredar a poderdantes y poderhabientes cubanos.

Eso es trato desigual y discriminatorio. Pero si es con tal de que los americanos sigan poniendo dólares en los bolsillos de los generales cubanos… ¡Enhorabuena! Ya los cubanos están acostumbrados a ser segregados en favor de los extranjeros.