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Muertes por dengue en Cuba, las autoridades callan

(Foto: James Gathany/Centers for Disease Control and Prevention)

LA HABANA, Cuba.- ¿Dónde están las estadísticas de las muertes que ha causado el dengue en la Isla? ¿Quién dice que en Cuba la gente está muriendo por el dengue? Las fuentes oficiales prefieren “no causar pánico”, dice un estudiante de medicina que anda haciendo lo que llaman “pesquizaje”, que consiste en ir de puerta en puerta preguntando si “alguien ha tenido fiebre” o “tiene dolores en las articulaciones”, y luego apuntan en una hoja suelta las incidencias.

“Sí, ha habido un fallecido”, es lo más que se le logra arrancar a otro estudiante que cumple con la pesquisa en el municipio Cerro. La orden es no dar ninguna información sobre el dengue y sus muertes.

“Una se entera que la cosa está fea de nuevo con el dengue cuando ves el ejército de gente fumigando e interrogando a la gente”, dice Mayra, una vecina de Centro Habana donde también ha comenzado una “ofensiva contra el mosquito como, si lo que tuviéramos que combatir no fuera la cantidad de aguas albañales y la basura que hay en cada esquina”, analiza.

En Centro Habana también hubo una muerte. Los vecinos de Rayo y Zanja están consternados. Falleció una joven de 21 años y la gente aún no se lo cree porque para muchos “el dengue no mata”, dicen.

Si el dengue, el zika o el chicunguya pueden llevar a la muerte, muchas veces depende de en qué estadío se detecta la enfermedad.

“Aquí yo pongo a todos en observación, aunque no los ingrese, porque la responsabilidad es mía”, comenta un médico de familia en la Habana Vieja. “El cuadro clínico de esta enfermedad ha mutado tanto que un cuadro diarreico, lo que no sucedía antes, puede devenir en dengue”, asegura el profesional de la salud, y agrega que le han llegado casos en los que “no ha habido fiebre y llegan con rash cutáneo que se supone sea lo último que sale”.

Pero cuando se les pregunta si han tenido alguna muerte en su área, además de negarlo, dicen que no están “autorizados para hablar del tema”.

Ante tanta confusión, los diagnósticos errados también pueden ser motivos de complicación, es otra de las explicaciones que se permite dar el doctor consultado.

Esto explica cómo a Ana “por poco” la matan en el hospital Naval. “Me dijeron que tenía infección en los riñones, pero no me conformé, fui para la Benéfica y allí estuve dos días en Terapia”, contó a CubaNet. Al tercer día decidió darse el alta ella misma, bajo su responsabilidad. “Cogí mucho miedo, una paciente a dos camas de la mía murió, dicen que se le inflamaron los órganos y no aguantó, dicen que tenía dengue, pero ve tú a saber de qué tipo”.

Ana contó que nadie “quiso o nadie supo explicarme qué cepa era esa que estaba matando”, así que terminó de recuperarse en la casa.

Desde Güira de Melena, el periodista Jorge Bello denunció el mismo silencio alrededor de las muertes por dengue, y aseguró que ha habido cuatro: “tres de ellas fuera de la ciudad. La cuarta fue Isabel Cristina Suárez Ramírez, directora comercial de ETECSA del municipio.

Según el periodista, “Suárez Ramírez había acudido al médico y le habían diagnosticado dengue, por lo que la remitieron para ingreso en el Hospital Docente General Iván Portuondo, en San Antonio de los Baños”, diez días después murió.

Tanto en Güira como en el resto de los municipios habaneros “las condiciones epidemiológicas” que describe Bello “son caóticas, lo que contribuye a la propagación de la enfermedad”, pero el silencio también ha empezado a ser más peligroso que la misma enfermedad.

“Uno se entera que la gente se muere de dengue pero nadie se lo cree, porque no hay nada oficial”, dice Ale, quien llegó a un centro de salud diagnosticada con dengue y prefirió no ingresarse porque “tampoco es que las condiciones sean como las de una epidemia. Mira, si yo hubiese estado de urgencia la ambulancia no se hubiese demorado tanto, no hubiese parecido de carga y las enfermeras, cuando llegué, me hubiesen atendido mejor”.

Ale se pregunta si la gente que ha llegado a ese estado de gravedad no habrá sido por minimizar las consecuencias como lo hizo ella misma.

Muchos cubanos no se asombran de que el gobierno no quiera que se hable de las muertes que ha habido por dengue, zika o chicunguya porque los “desluciría” o sería admitir que “hay suciedad” o “que han dejado de ser una potencia médica”.

Sin embargo, pese a que el silencio alrededor de temas medulares para los cubanos es un modus operandi frecuente, hay quien no sale del asombro de cómo en algo que le va la vida a muchas personas prefieren no alertar con datos oficiales.

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