LA HABANA, Cuba. – Brian tiene apenas nueve años cumplidos y ya les cuenta a sus padres las cosas que quiere hacerles a sus “novias” de la escuela. En la casa hay una fiesta y el niño es como el payaso, narrando y haciendo gestos obscenos que a los mayores les resultan muy divertidos, incluso le gritan ideas y lo estimulan a que enseñe los genitales y a que toque a Yudisley, una vecinita cuyos padres también están muy entretenidos con las “ocurrencias” de Brian, tan “despierto” y “hombrecito”.
“Es que los cubanos somos así, no es como en Europa ni en la Yuma (Estados Unidos), aquí los niños desde que nacen salen a fajar“, se justifica Humberto, el padre del pequeño, cuando le pregunto si ve normal tal comportamiento del infante.
“Es solo un juego (…), a esa edad hacen cosas peores, hay que dejarlos para que no sean bobos cuando crezcan”, es la opinión de Dayana, la madre de Brian quien enseña el video de la fiesta a todas sus amistades como si se tratara de algo “normal”.
Y pareciera que los dos estuvieran en lo cierto. He podido comprobar que tal conducta no despierta asombro en muchos cubanos y cubanas que comparten la idea de que “mientras más temprano los menores se inicien en el sexo, mejor les irá en la vida como adultos”, según las palabras de otro sujeto, asombrosamente con un nivel de escolaridad elevado, a quien entrevisté en la calle al respecto del tema.
Hace apenas un par de semanas, mientras viajaba en un autobús, pude escuchar la conversación de tres adolescentes sobre las películas porno que coleccionaban.
Sin ningún tipo de cuidado las compartían entre ellos desde sus teléfonos y las miraban y comentaban como si de un video musical se tratara, incluso otros pasajeros, adultos los había entre ellos, les pedían que se las pasaran por Zapya o Bluetooth, de modo que, a los pocos minutos, más de diez personas hacían el viaje “disfrutando” de un “buen pellejo” (filme pornográfico) y muy pocos éramos los asombrados ante el espectáculo.
Las redes sociales pudieran ofrecer una idea de la magnitud de este fenómeno entre los jóvenes cubanos. Ya sea escuchando las conversaciones “publicas” de los adolescentes y niños en las zonas wifi, a donde acude la mayoría de los cubanos que no pueden darse el lujo de internet en los hogares, y donde no se cuenta con ningún tipo de privacidad, o ya intercambiando con esa amplísima red de “amistades virtuales” con que contamos todos y que trasciende nuestro círculo de amigos real, comúnmente muy limitado en número y poco variado.
He revisado los perfiles de más de una treintena de mis “amigos” adolescentes en Facebook y me percato que más del 90 por ciento de sus publicaciones están relacionadas con el sexo y que, dentro de ese mismo tema, sobresalen los memes, imágenes, chistes, selfies e historias que aluden al acto sexual, a los genitales, al cuerpo humano y en especial a la mujer como objeto de deseo, o simplemente como objeto a secas, incluso publicaciones que tienen por finalidad la búsqueda de sexo casual con o sin intereses económicos.
Los estudios realizados por equipos de expertos, señalan que, en Cuba, la edad para el inicio de las relaciones sexuales ha ido descendiendo con el paso de los años y si para las décadas de los 60 y 70 se establecían edades entre los 16 y 20, hoy en día la realidad indica que es entre los 11 y 14 años que las niñas y los niños inician los primeros intercambios, y no entre los 14 y 15, como pensaban algunos estudiosos hace apenas un lustro.
“Estamos hablando de contacto físico, de relaciones sexuales entre menores porque desde mucho antes ya han descubierto qué cosa es el sexo y las formas de practicarlo (…) estimulados por otros compañeros y hasta por sus propios padres”, afirma la doctora Johanna Nodarse, psicóloga e investigadora del tema.
“Encontramos, por estudios que hemos realizado en escuelas, que hay niñas y niños que han tenido su primera relación a los 10 u 11 años y que incluso hablan de su intimidad sin ningún problema (…), que incluso admiten tener más de una pareja sexual al mismo tiempo (…), hay quienes afirman que esto ha sucedido siempre y que antes, por las circunstancias sociales de la época, nadie se atrevía a hablar del tema pero yo creo que la realidad es otra, y si durante los años 60 y 70 existían casos, estos eran la excepción y no la regla (…), hoy nos movemos en otro escenario donde no solo existe la internet, y el sexo en las redes es más accesible sino que hay circunstancias económicas que han obligado a muchas personas a asumir las relaciones sexuales de modos muy diversos (…), daría para un compendio pero va desde la rebeldía, la carencia de valores, lo relativo de los sentimientos afectivos, los conflictos familiares, la evasión de ciertas realidades, la falta de programas educativos hasta un sinfín de causas”, opina la doctora Nodarse.
Aunque a muchos pudieran asombrar los resultados que arrojan hoy los estudios para Cuba, lo cierto es que tal tendencia, igual de alarmante, ya fue reflejada en un artículo del año 2005, publicado en el número 70 de la Revista Chilena de Obstetricia y Ginecología, por los doctores José Ramón Cutié, Alfredo Laffitta y Marvelis Toledo, pertenecientes al Hospital América Arias, de La Habana.
Los resultados de aquella investigación descriptiva en poco más de 600 adolescentes de la Escuela Tecnológica Saúl Delgado, del Vedado, señalaba como problema “el hecho de las relaciones sexuales cada vez más precoces”, la realización de las mismas sin protección y en un ambiente de promiscuidad, señalándose como usual entre los jóvenes el tener entre 3 y 6 parejas sexuales al mismo tiempo, así como el comienzo de los intercambios a edades tan tempranas como los 10 y 11 años.
Una diferencia temporal de más de una década entre lo que estaba sucediendo a inicios del milenio con los más jóvenes y su sexualidad en Cuba, y un indicador de que hoy en día muy poco o nada se ha avanzado al respecto. Quizás un signo de inmovilismo general que atravesaría otras cuestiones más allá de la educación y el sexo.