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Otra pelea de las autoridades guantanameras contra los pájaros

GUANTÁNAMO.- En la mañana del pasado martes 18 de septiembre el espectáculo que se apreciaba en el parque José Martí de Guantánamo era triste.

Impotentes, malhumorados, muchos de los transeúntes fuimos testigos de otra de las podas despiadadas que cada cierto tiempo realiza la Empresa de Servicios Comunales del territorio.

Aunque estas podas  irritan a los ciudadanos y no logran ahuyentar definitivamente a los pájaros, que todas las tardes llegan en bandadas desde los montes cercanos para pasar la noche en  los árboles del parque, a los decisores les importa poco, aunque luego repitan hasta el cansancio que hay que cuidar nuestro entorno y hasta hayan incluido esto como un deber en el artículo 91 inciso (i) del Proyecto de Constitución, donde se asegura que debemos proteger los recursos naturales y el patrimonio cultural e histórico del país y velar por la conservación de un medio ambiente sano. ¿O será que, a pesar de lo que tanto se dice sobre la nueva Constitución que se nos propone, sobre todo que  habrá que respetarla —lo mismo que se nos dijo sobre la actual— los dirigentes seguirán actuando impunemente, sin escuchar al pueblo?

Ya la poda que se ejecutó en esta área entre septiembre y octubre del 2013 provocó un palpable rechazo popular. Lo mismo ocurrió con la ejecutada en noviembre del 2015.

Fue tal el rechazo que el periódico Venceremos, órgano del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba en el territorio, realizó un reportaje en su edición del 18 de octubre del 2013 tratando de paliar la inconformidad ciudadana. Entonces aseguró que serían colocadas luces de alta intensidad y señales acústicas, así como otras de humo para ahuyentar a los pájaros, pero ninguna de esas medidas fueron aplicadas sistemáticamente, y si llegaron a aplicarse no lograron ningún resultado. Nada, que en eso de prometer e incumplir los dirigentes guantanameros van en primera fila pues lo mismo ha ocurrido con otras tantas promesas, como las reconstrucciones  del Cine América y la casa natal del poeta Regino E. Boti.

En el 2013 CubaNet contactó con un dirigente de la Delegación Provincial del CITMA (Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente) quien  accedió nuevamente a ofrecernos sus valoraciones con la condición de que continuáramos preservando  su identidad. Visiblemente apesadumbrado al conocer lo que estaba ocurriendo en el parque, cuando vio las fotos nos dijo: “Como te dije hace cinco años la solución definitiva del problema necesita dinero y todo indica que el gobierno no va a destinar recursos para resolverlo, al menos por ahora. Tú no sabes el dolor que  siento cada vez que ocurre algo así. Es cierto que los pájaros molestan, que sus heces se acumulan en el pavimento,  que ensucian los bancos y a los visitantes, que provocan hedor, pero si no usamos medios realmente eficaces para ahuyentarlos o para crearles otro hábitat no hacemos nada porque  está demostrado que estas podas no resuelven el problema”. “Entonces, ¿por qué las hacen?”, le pregunté. Mi interlocutor miró a su alrededor, luego a mí y dijo: “¡Ay, Quiñones!”, y se fue.

La invencibilidad de los totíes

No creo que en Guantánamo no existan personas inteligentes ni el potencial científico necesario para enfrentar de forma eficaz un problema que ya es viejo y en modo alguno insoluble. Lo cierto es que no ha habido un trabajo conjunto con resultados loables y así lo prueban viejas ediciones del periódico Venceremos y los textos publicados por CubaNet.

Parodiando el refrán que afirma que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pudiera asegurarse que  los hombres encargados de resolver este problema han tropezado varias veces con los totíes y… ¡han sido derrotados!

La naturaleza posee una sapiencia incorporada y siempre responde ante las acciones depredadoras del hombre. Hace veinte o treinta años este problema no existía o no tenía esta magnitud. Pero sucesivas administraciones del gobierno local y provincial, con sus “iluminados” dirigentes al frente, iniciaron la deforestación de muchas áreas verdes en el centro de la ciudad. Su logro indiscutible fue convertir a Guantánamo en una de las ciudades más deforestadas de Cuba y de las que menos protección ofrece a los caminantes contra la canícula. Otro resultado fue que los pájaros han ido a buscar refugio de forma masiva en el parque José Martí, que es una de las poquísimas áreas verdes que se conservan en el centro de la Villa del Guaso.

Es triste constatar lo poco que al gobierno local le importan las opiniones de los guantanameros sobre un tema tan sensible para la salud física y el bienestar síquico de la población como lo es la conservación de las áreas verdes. Si tuviera en cuenta esas opiniones adoptaría medidas realmente eficaces y menos traumáticas para la naturaleza. Este martes el panorama era desolador, cuanto termine la poda lo será más.

Como testimonio de esta torpeza está lo que antes fue un robusto árbol situado casi al frente del restaurante 1870. Ayer hermoso, hoy desmembrado, me resultó triste ver sus dos muñones de madera, que desde la perspectiva de la foto que tomé parecen cobijar la cruz de la catedral e implorar al cielo por un respeto merecido pero ausente.