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Otro izquierdista de visita en Cuba

Javier Miranda (elobservador.com.uy)

LA HABANA, Cuba.- Desde hace algún tiempo notamos la ausencia de destacados políticos izquierdistas latinoamericanos en las páginas de Granma. Hasta llegamos a pensar que si no venían a pasar unos días de vacaciones gratuitas en las playas caribeñas cubanas, era porque poco tenían que decir sobre la importancia del avance de la derecha en nuestra región.

Pero en días pasados nos visitó Javier Miranda, un peculiar personaje uruguayo, presidente de una fuerza política con definición democrática, conocida como Frente Amplio (FA).

Y dije “peculiar”, porque este abogado de 53 años, entrevistado hace unos días para Granma, es un ferviente defensor de los Derechos Humanos y al mismo tiempo de la “grandeza” de la unidad de la izquierda en Latinoamérica.

Sin embargo, pese a saber que desinformado está nuestro pueblo, con los medios de comunicación permanentemente hackeando a favor  de la dictadura castrista y del izquierdismo internacional, nada dijo el abogado uruguayo sobre la gran crisis política que sufrió Uruguay, cuando un caso de corrupción lo golpeó con fuerza descomunal a través de las truculentas maniobras del vicepresidente del Frente Amplio, Raúl Sendic, hijo del mítico fundador del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, admirado y protegido por Fidel y Raúl Castro.

Para no hacer la historia al pueblo cubano de ese pasado oscuro que comenzó en Uruguay mucho antes de 2005 —donde se habla de un déficit de 800 millones de dólares, al frente Sendic de una empresa petrolera—, mucho menos del notorio aislamiento del FA ante el electorado uruguayo de cara a las elecciones de 2019 —donde quizás se fueron a bolina sus 47 años de trabajo político—, nuestro ilustre visitante se va por la tangente en su entrevista y arremete contra el llamado “bloqueo económico” impuesto por Washington y lo califica de “criminal”.

Al parecer, este abogado no caminó por La Habana, para ver la indigencia en que viven los cubanos, los más pobres de nuestro continente, con una economía basada en parámetros obsoletos, desaparecida aquella clase media que teníamos antes de la dictadura castrista, donde como Uruguay, la economía cubana histórica se basaba en la producción ganadera.

Eso sí, estuvo de cara con los generales y gobernantes civiles que viven como ricos, visitó sus espléndidas casas y oficinas, en busca de solidaridad en su empeño como izquierdista, porque la continuidad de un proceso de consolidación de la izquierda está en juego en América Latina.

Ni siquiera porque su pensamiento político posee una definición democrática, según dijo, el señor Javier Miranda es capaz de comprender que una dictadura de corte estalinista, como la de su anfitrión Raúl Castro, jamás se destacaría como sociedad igualitaria, con un alto ingreso per cápita, como ocurre hoy en su Uruguay.

Cuba es un país con un alto nivel de pobreza, carente de clase media y se ubica entre los primeros lugares de la región con relación a una pésima economía, donde la corrupción y la indisciplina laboral están a la orden del día.

¿Quiere usted eso para toda nuestra región latinoamericana?

Es posible que en 1959 la Revolución Cubana alumbrara en algún sentido a la América Latina y el Caribe. Hoy, amigo mío, representa el peor de los retrocesos sociales y económicos, porque como bien dice mi colega Martha Roque: “El problema de Cuba es que la sociedad está enferma de cáncer terminal”.