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Peluquería y estilismo, un negocio en horas bajas

(Foto del autor)

HOLGUÍN, Cuba. – La depresión y la angustia han hecho mella en Carmen. Insomnios, cambios de humor y sofocos propios de la menopausia se han unido a su frustración por las señales de vejez que se observan en su cuerpo.

Un encanecido cabello, unas uñas sin pintar y unas arrugas cada vez más visibles en su rostro hacen que Carmen, con 54 años, aparente más edad. La escasez de productos de belleza le impide renovar su imagen.

“He visitado varias peluquerías de la ciudad y ninguna tiene tinte para arreglarme el cabello”, dice la mujer.

La histórica escasez de productos de belleza en Cuba ahora es mayor por el cierre de las fronteras cubanas como medida para combatir el coronavirus.

Una insuficiente oferta en los centros comerciales estatales, unida a un decaído mercado informal que se nutría de las importaciones privadas, va más allá de la estética personal de las personas: también ha perjudicado económicamente a los dueños y empleados de los salones de belleza.

Mandy es dueño de un salón situado en el reparto Zayas. Desde abril sus servicios han disminuido. “No aparecen los productos de belleza y eso afecta mi negocio”, lamenta el estilista.

Antes de entrar en vigencia las medidas para combatir el coronavirus en el mes de marzo, Mandy compraba los productos en establecimientos estatales y en el mercado informal. “Ahora los comercios están desabastecidos y en ocasiones venden productos en las tiendas en MLC, pero la oferta es poca, las colas son enormes y la venta está regulada. En el mercado negro también hay escasez porque los aeropuertos están cerrados y esto impide la importación de mercancías”, dice Mandy, que se resiste a comprar productos adulterados que a la larga afectarían la calidad de su trabajo.

“Rechazo las ofertas de vendedores poco confiables. Prefiero dejar de trabajar y no sacrificar el prestigio de me peluquería”.

Pero también los hombres se han visto afectados. Mandy tenía muchos clientes que teñían de negro el bigote, la barba, el cabello de la cabeza y hasta el de las cejas.

“Me gusta ser un hombre elegante. Desde hace un tiempo pinto mi pelo de negro. Ahora no hay tinte y mira cómo se me notan las canas, al punto de que cuando salgo a la calle por el día siempre uso gorra para ocultarlas y he dejado de hacer vida nocturna. Si seguimos sin tinte prefiero pelarme al rape”, confiesa Marcos Montoya, un cliente de Mandy.

Muchos jóvenes que habitualmente decoloran o pintan su cabello para estar a la moda sienten los estragos por la carencia de tinte y peróxido. “Me gusta lucir una moña blanca que las muchachitas elogian, pero por la falta de productos no he podido volver a decolorarme el pelo”, dice Adrián, un joven de 21 años que comparte con sus amigos en uno de los bancos del parque Calixto García.

Otro producto muy demandado y desaparecido del mercado es el gel para el cabello. “Con el gel puedo hacerme pinchos, motas y variar la posición de mi pelo. Hace un mes lo vendieron regulado a dos por cliente en una tienda por MLC y a pesar de que hice una cola inmensa no pude comprarlo. Desde entonces no lo han vuelto a vender”, lamenta Bryan, un adolescente.

Lucir bien es una necesidad del ser humano, afirma a CubaNet un psicólogo que prefirió identificarse como Enrique. “Sentir orgullo por nuestra imagen nos da seguridad y nos eleva la autoestima”.

La insatisfacción por la apariencia física favorece la aparición de sentimientos de frustración, impotencia, baja autoestima: causas desencadenantes de la depresión de muchos de los pacientes de Enrique.

El estrés influye en la salud de la piel. En momentos tensos el cerebro libera grandes cantidades de corticotropina, una reacción exagerada de las glándulas sebáceas, que disparan su producción de grasa hasta en un 60%, lo que degenera en granitos, puntos negros, e incluso el cabello se ensucia con más facilidad, dice el especialista.

La prensa oficialista ha tratado de ofrecer soluciones para “paliar” la aguda escasez de productos de belleza. Agua de arroz, una nueva amiga para tu cabello es el título de una nota aparecida en Cubahora cuyo objetivo es convencer a los lectores del beneficio del agua de arroz por la riqueza en minerales, vitaminas, antioxidantes y proteínas que contiene.

Entre indignación y chanza reaccionaron las personas consultadas por CubaNet sobre el tema. “La nota es ofensiva. Si no hay arroz para comer, entonces cómo vamos a emplearlo para el tratamiento del cabello”, dijo una señora que esperaba su turno en la bodega.

“¿Y cuál será mejor para la receta: el arroz vietnamita o el brasileño?”, preguntó con ironía un joven.

El déficit histórico de productos para la belleza es la causa de que en Cuba no haya una cultura para el arreglo y el embellecimiento físico, opina Mabel, una estilista que labora en un salón de belleza.

“Es común ver a mujeres que utilizan un maquillaje que no armoniza con el color de su piel, el de sus ojos o el de su cabello. Tampoco apelan a la variedad de tonos, y la razón es que no saben cómo hacerlo porque en el mercado nunca ha habido variedad de productos.”, dice.

María Isabel es dependienta de un restaurante privado donde la imagen personal es importante para su desempeño. La carencia la ha obligado a comprar productos de belleza artesanales en el mercado informal.

Con dos onzas de peróxido de 100, a diez pesos la onza, y cuatro onzas de decoloración en aceite, a seis pesos la onza, ella misma arregla su cabello en la casa.

Sabe que son productos de baja calidad y dañinos, “pero no tengo otra opción porque en las peluquerías no hay nada. Quizá en un futuro esto que hago traiga malas consecuencias para mi salud, pero esta es la única manera de conservar mi trabajo”.

Para la elaboración casera de estos nocivos productos se emplea metanal, un compuesto químico obtenido por oxidación catalítica del alcohol metílico que, aparte de dañar el cabello, produce irritación en la piel, los ojos, la nariz y la garganta, detalla a CubaNet Sonia, una estilista.

“En el mercado negro también se comercializan productos artesanales para la piel sin hidratantes, emolientes (sustancia para ablandar dureza) o tonificantes. Sin estos compuestos la piel sufre deterioro”, agrega la especialista.

Con la intención de sustituir importaciones y minimizar el impacto del embargo de los Estados Unidos, varias instituciones y centros científicos del país trabajan en la creación de una extensa línea de cosméticos a partir del empleo de productos y sustancias obtenidas de la naturaleza, informó en 2017 a medios oficiales la especialista Irela Pérez Sánchez, vicepresidenta del comité organizador del II Congreso Internacional de Estética, Cosmetología y Medicina Estética.

“El Centro de Investigaciones Marinas de la Universidad de La Habana (UH) emplea algas que arriban a las costas del archipiélago, con las cuales se elaboran extractos que luego son empleados por la firma Suchel Regalo para fabricar cosméticos que se comercializan en la red de tiendas de toda la nación”.

Sin embargo, los departamentos de perfumerías y cosméticos de las tiendas se han encargado de desmentir a la funcionaria mostrando sus anaqueles sin productos de belleza y llenos de objetos alusivos a la navidad.

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