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¡Pobrecito el béisbol cubano!

LA HABANA, Cuba.- Casi existe consenso en la sociedad cubana en el sentido de que la gran popularidad alcanzada por el fútbol internacional, en detrimento de la afición por el béisbol,  se debe a la exorbitante cobertura mediática —especialmente en la televisión— que ha recibido en los últimos años el primero de esos deportes.

En ese contexto, y en aras de revitalizar entre nosotros el deporte de las bolas y los strikes, algunos de los más osados comentaristas deportivos de la isla han sugerido que se alcance un equilibrio entre la cantidad de horas de transmisión televisiva dedicadas a ambas disciplinas deportivas. Y específicamente que se incrementen las transmisiones del béisbol internacional.

Sin embargo, muy poco se ha avanzado en lo referido a las ofertas televisivas de los juegos de béisbol de las Grandes Ligas de Estados Unidos. Una o dos veces a la semana el canal Tele Rebelde brinda un partido de esa Liga, pero sin que se precisen las características de ese campeonato,  el estado de los equipos en la tabla de posiciones, ni otras informaciones que motiven a los aficionados a seguir las incidencias de la Gran Carpa. Y generalmente evitan televisar los juegos en que participen las estrellas cubanas del momento, como Yulieski Gurriel, Aroldis Chapman o Yasiel Puig, entre otros.

Ni siquiera reciben la cobertura adecuada los peloteros cubanos que juegan en el exterior al amparo de contratos firmados con el patrocinio de las autoridades de la isla. Por ejemplo, solo se habla de Alfredo Despaigne  o Liván Moinelo, que juegan en las Grandes Ligas de Japón, cuando tienen actuaciones destacadas, pero nunca han ofrecido un juego completo de sus equipos.

Así las cosas, por estos días de junio parece como si la preferencia por el beisbol se hundiese aún más.  Los dos principales periódicos de la isla, Granma y Juventud Rebelde, han publicado suplementos especiales sobre la Copa Mundial de Fútbol a celebrarse en Rusia. La televisión cubana se apresta a transmitir en vivo todos los partidos de la Copa. Y el segundo  de los periódicos citados publicó las nóminas de todos los países participantes en la lid moscovita.

Cuesta trabajo imaginar que exista otro país que no esté participando en la Copa Mundial, y que además su campeonato nacional de fútbol apenas trascienda, y en cambio se le ofrezca semejante cobertura mediática al evento moscovita. Sobran las razones para pensar que a las autoridades cubanas las mueven motivaciones que van más allá de lo estrictamente deportivo.

Por otra parte, son muchos los que opinan que el béisbol cubano no retomará la senda del éxito mientras se mantenga el rencor oficialista hacia aquellos peloteros que han marchado al exterior sin el consentimiento de las autoridades deportivas de la isla. Que dejen de ser considerados como “desertores”, y que algún día puedan integrar los equipos cubanos en las competencias internacionales.

Pero, lamentablemente para la buena salud de nuestro deporte nacional —algunos llegan a  afirmar que esa condición le corresponde ya al fútbol internacional—, el oficialismo no ha abandonado semejante comportamiento.

Por ejemplo, en un artículo aparecido en el periódico Trabajadores,  se califica de “desgarradura” para Orestes Kindelán el hecho de que hijo Lionard  haya decidido emigrar con el propósito de probar fortuna en las Grandes Ligas de Estados Unidos.

Y mientras todo eso sucede, las calles de pueblos y ciudades se llenan de jóvenes ansiosos por patear balones.