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Polémica en Santiago de Cuba por restauración de importante museo

Nueva exhibición en el museo Tomás Romay
Nueva exhibición en el museo Tomás Romay (Foto del autor)

SANTIAGO DE CUBA, Cuba. – El Museo de Ciencias Naturales Tomás Romay, ubicado en la céntrica calle Enramadas de Santiago de Cuba, abrió sus puertas otra vez al público nacional y foráneo tras varios meses cerrado debido a una intensa restauración en todas sus salas.

“Luego de varios meses cerrados y tras muchos intentos de brindarle novedosas propuestas a nuestra ciudad, abrimos la instalación con algunos de nuestras nuevas exposiciones”, expresó una trabajadora del establecimiento al público presente.

Las puertas de la institución museológica fueron abiertas este fin de semana, tras la instalación de un dinosaurio de casi 18 metros de altura, una jirafa y un cocodrilo, todas atracciones mecánicas donadas por la Empresa Italiana ITALSAV a través de las coordinaciones gubernamentales de esta ciudad oriental.

“El rugir se siente desde la calle”, dijo una madre que le preguntó al portero el proceder del estruendoso sonido. “Si él no me dice, no hubiera pasado, nadie anuncia nada ni por la radio ni la televisión y estas son cosas que los niños tienen que ver, para aprender”, criticó la madre santiaguera.

El diario oficialista Sierra Maestra hizo una breve nota este fin de semana, donde anunciaba las nuevas distracciones prehistóricas, además de mesas táctiles capaces de ofrecer información detallada de diversas especies marinas y terrestres. Sin embargo, la noticia llega varios días después de la

Aunque la ostentosa instalación, que resalta entre los antiguos edificios circundantes, llega en un momento donde las opciones recreativas en Santiago de Cuba topaban su punto más crítico, muchos opinan que “no era necesario tanto lujo cuando hoy no hay comida, ni productos de primera necesidad, incluso los medicamentos están desaparecidos”.

Lourdes González Blanco, trabajadora del museo resaltó ante CubaNet la nueva mesa táctil y el visor de imágenes marinas en 3D (Tercera Dimensión), aunque también explicó que no se encuentran funcionando y solo se encendieron para una prueba que se hizo ante los medios de difusión.

“Ellos (la prensa) nos pidieron que mostráramos los nuevos equipamientos que pronto estarán funcionando para el público, pero le dijimos que todavía no están trabajando, que tardarían un poco, porque faltan muchas salas por restaurar y tenemos que ponerlo en un espacio donde no se dañe”. Más adelante dijo, “cuando este museo rehabilite completamente todos sus espacios, y con la colocación de estos nuevos equipos táctiles, nuestros niños aprenderán más sobre la historia natural cubana”.

Por otra parte, la especialista encargada de la sala planetarium, expresó a este diario, que este equipamiento es muy antiguo y el local es muy reducido, solo con capacidad para 60 personas.

“La mayoría de las veces está roto, por eso no lo sobrecalentamos y damos 4 conferencias para un total de 240 personas al día”, dijo mientras recordaba que dentro de la sala no se podían tomar fotos, ya que se podrían dañar los celulares y cámaras debido a las ondas que emite los equipos y proyectores del planetario, por lo cual la instalación no se hace responsable.

Tras el paso del devastador huracán Sandy, en octubre de 2012, la instalación sufrió severos daños en la cubierta. “La pérdida casi total del techo implicó el deterioro de la base material y tecnológica del inmueble, por lo que estos nuevos equipamientos tecnológicos han tenido que ser insertados para reorganizar la institución y atemperarla a los tiempos modernos”, señaló González.

“Aunque algunas de las exposiciones están abiertas al público, aún falta mucho por hacer, hoy se rehabilitan las salas de Botánica, Medio Ambiente, Arqueología aborigen cubana y otros espacios donde se mostrarán varias especies de animales”, dijo una museóloga.

El Museo Tomás Romay, inaugurado en 1966 en el otrora Mercado Vidal -uno de los mercados más prósperos de la oriental provincia en el año 1926 y aunque posteriormente tránsito por varios nombres, hoy en día, pertenece al Centro Oriental de Ecosistemas y Biodiversidad (BIOECO)- destaca por haber poseído la mayor compilación de huesos de mamíferos de Cuba, fundamentalmente cetáceos, y por haber tenido representada el 70% de la fauna de la región oriental, con más de mil 600 exponentes, muchos perdidos tras los destrozos del huracán.

En un ambiente moderno, entre los animales prehistóricos y el rugir de estos, como forma de ambientación, además de grandes globos que cuelgan del techo simulando los planetas del sistema solar, la nueva imagen que se impone capta la atención de algunos en la urbe.

“Las visitas habían decaído porque estábamos presentando lo mismo, lo novedoso todo el mundo lo quiere, así esperamos que nuestro centro vuelva a estar en la primera línea de espacios para el aprendizaje en el país”, selló González Blanco.

Pero, aunque el centro se torna interesante, algunas opiniones recogidas en los alrededores del lugar reflejan indiferencia y poco interés por parte de la población.

“Quien dijo que uno tiene tiempo para estar viendo huesos viejos, eso es para los chamas que se entretienen con eso, pero los adultos tenemos que buscar la comida y con el tiempo que nos echamos en las colas no creo que uno pueda ir a ver los planetas y las estrellas”, alegó Alberto, quien se dedica al rellenado de fosforeras.

Otra señora que se encontraba vendiendo jabas de nylon frente al edificio, comentó a CubaNet también reprobó la modernización del museo.

“Mira eso, un lujo tan grande para algo que casi nadie va a ver, y mientras tanto la gente matándose en las colas y en las tiendas por un paquete de pollo. Si todo el dinero que usaron en el museo lo hubieran puesto para comprar comida al pueblo, esto estaría mejor, ahora lo de ellos es poner pantallas y luces en todas partes, ¿pero con la comida qué?”, preguntó.

“En el gobierno están haciendo un museo para Fidel con lo mismo, pantallas de las que se usan ahora y luces, pero las farmacias vacías y tremendas matazones para cualquier cosa que saquen. No digo que los museos no sean importantes, sirven para que los niños aprendan y uno se distraiga un poco, pero eso lo debieran hacer cuando resuelvan el problema del aceite y de los huevos, que ahorita van a tener que crear una sala en ese museo para esos productos, que se están extinguiendo”, ironizó la señora.

Sin dudas, la renovación del Museo Tomás Romay ha traído consigo expectativas y ciertos toques modernos internos a la añeja edificación que se mantenía en el olvido, pero también las nuevas remodelaciones han generado polémicas dentro de la población, que enfrenta uno de los periodos de escasez más agudos de los últimos años y que ven las nuevas atracciones como un gasto excesivo que bien pudiera haberse usado para aliviar la carestía.