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Presos políticos cubanos, piezas de cambio y extorsión 

LA HABANA, Cuba. – La probable excarcelación con destierro de los presos políticos cubanos se comenta en los círculos diplomáticos de la Isla y los medios internacionales. Nuevamente Estados Unidos, España y el papa Francisco están involucrados. En ese contexto, Maykel Castillo Pérez (Maykel Osorbo) y otros presos políticos han dicho que están dispuestos a exiliarse a cambio de su libertad.

Según el Gobierno, en Cuba no existen presos políticos. Las autoridades los llaman “contrarrevolucionarios” y “delincuentes”, y le dicen al mundo, con falsedad, que han sido sancionados en procesos justos según las leyes nacionales. 

Recientemente, durante su visita a Cuba, el cardenal Beniamino Stela dijo que el papa Francisco deseaba “mucho” la liberación de las personas condenadas por manifestarse contra el régimen de la Isla en julio de 2021

Por su parte, Benjamin Ziff, el encargado de Negocios de Estados Unidos en La Habana, dijo a Radio Televisión Martí que el interés primordial de Estados Unidos en Cuba es los derechos humanos, y que la existencia de prisioneros políticos constituye un fuerte obstáculo a la mejoría de las relaciones bilaterales.

Brian Nichols, subsecretario de Estado, manifestó el pasado 7 de marzo, durante un discurso pronunciado en la Universidad Internacional de Florida: “Aunque nos oponemos firmemente al exilio forzoso, Estados Unidos no dará la espalda a los presos políticos, y si quieren venir a Estados Unidos, exploraremos las vías disponibles bajo la ley estadounidense para acogerlos”. 

Por otro lado, fuentes diplomáticas europeas en La Habana dijeron a la CNN que están tomando medidas para facilitar el otorgamiento de visas a los presos políticos, en caso de ser excarcelados.

Los cubanos tienen que elegir entre la represión, la cárcel y el exilio, con la mediación de personalidades y gobiernos que tienen que hacer concesiones al régimen totalitario de La Habana. 

El Gobierno cubano siempre posee valiosos cautivos para este tipo de negociaciones. Recuérdese el caso del contratista estadounidense Alan Gross, canjeado por tres espías de la Red Avispa. 

Sin embargo, una diferencia esencial de este momento respecto a la Primavera Negra de 2003 es que los movimientos de derechos humanos, los periodistas independientes y las organizaciones de la sociedad civil han fructificado en la población con las expresiones de inconformidad y el clamor por cambios políticos.

Joe Biden afronta presiones internas para que cumpla sus promesas de campaña sobre la modificación de la política hacia Cuba establecida por Donald Trump, y también por quienes promueven acciones aún más duras.  Las negociaciones para aprobar su agenda en la Cámara de Representantes ―donde no tiene mayoría― y el Senado, su eventual candidatura a la reelección en los comicios de 2024, y asuntos mundiales como el apoyo a Ucrania concentran su atención. 

Asimismo, el presidente de EE. UU. ha sido cauteloso probablemente por su experiencia como vicepresidente dado el comportamiento sinuoso de los dirigentes cubanos al postergar acuerdos vinculantes con la administración Obama.  

El Gobierno cubano demanda en primera instancia su salida de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, que impide el acceso al sistema financiero y bancario internacional y obstruye el comercio, la contratación de buques y el movimiento de mercancías. Aunque el Departamento de Estado acaba de reafirmar el puesto de la Isla en esa lista, el régimen cubano podría beneficiarse de solicitudes como las de Colombia para revocar la medida.

Además, La Habana aspira a la libertad total de los mecanismos de envíos de las remesas, las visitas de turistas estadounidenses, los intercambios en todos los sectores y la llegada de cruceros, que generarían grandes ingresos de dólares y el fomento de los servicios hoteleros y de los emprendedores privados. 

El gobierno de continuidad no ha reducido la crisis política, económica y social heredada, que se intensificó por sus medidas económicas más erráticas. La devaluación del peso y la inflación depauperan sostenidamente los salarios y, por tanto, la alimentación y el nivel de vida de la mayoría de los cubanos. 

La situación político-social de Cuba se ha modificado ante un Gobierno que afronta un rechazo público sin precedentes. Precisamente, la debilidad de las autoridades se incrementará si no permiten la participación de los cubanos en todas las esferas. Las opiniones expresadas por doquier deberían tenerse en cuenta para “salvar a Cuba” del apagón de ideas, la destrucción de todas sus riquezas, y la pérdida de sus hijos, que se van adonde puedan procurar libertad y mejores condiciones de vida.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
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