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«¿Quién en este país puede pagar 1000 CUC por un juego de muebles?» Cubanet

Muebles FIART (foto del autor)

LA HABANA, Cuba.- “Hace muchos años en Cuba el proyecto de fabricar una casa cómoda y agradable se ha convertido en un imposible”. Así me dice un señor que lleva más de 8 años reconstruyendo su vieja casa de madera, y asegura que lo más difícil es la carpintería, que, además de cara, solo se puede resolver “por la izquierda”: para hacer las puertas de los cuartos y el baño necesita comprar madera buena, que solo está a disposición de instituciones estatales, el turismo, la exportación y la cúpula gobernante. Por lo tanto, debe preparar el bolsillo para la mordida inmisericorde de la bolsa negra, que no bajará de 150 CUC por cada puerta con marco, y además estar a la viva, porque lo pueden engañar con madera verde.

Y es que en estos tiempos, con el auge del trabajo por cuenta propia, algunos aficionados a la carpintería han sacado licencia. Pero como no existe un mercado legal para adquirir la materia prima, trabajan con pallets que compran a camioneros o en algunos almacenes o tiendas donde la mercancía viene embalada. Me comentaba uno de ellos, que hace juegos de sala tapizados, que algunas veces la compra en la carpintería donde se fabrican las cajas de muertos. “Es una madera mala, pero después que se tapiza, no se ve. Eso sí, es propensa al comején”, confiesa.

También hay quienes compran muebles antiguos para aprovechar la madera. Con todo, una de las fuentes más importantes de suministro de madera, lijas, tornillería, herrajes y pinturas en el mercado negro, es a través de las carpinterías estatales. Allí, con buenos contactos, se pueden conseguir hasta muebles, pues este sector tampoco escapa a los bajos salarios de sus trabajadores, lo cual los obliga a delinquir para sobrevivir.

Hablando de muebles, me sugiere una vecina: “Si quieres ver talento e imaginación, ve a FIART”. Ella, que ha ido algunos años, me cuenta que allí los artesanos venden juegos de sala, de cuarto y de comedor de un gusto exquisito. “Pero si tienes marcapasos, no mires los precios”, bromea, “porque ahí mismo te da el infarto. Reconozco que son maravillosos, y también sé que la materia prima es cara y los particulares tienen que sacar la inversión y además vivir, pero, ¿quién en este país puede pagar 500, 800 ni 1000 CUC por un juego de muebles? Nadie que viva de un sueldo, por supuesto. Además, mi amiga, como son tapizados, me da miedo que los hagan con madera mala y que tarde o temprano se me carcoman”.

Muebles FIART (foto del autor)

Guiados por el mismo temor, no son pocos los que se deciden por la estrategia de mandar a hacer sus muebles con carpinteros experimentados en el interior – donde además no es “tan” difícil conseguir la madera –, y los transportan en piezas para luego ensamblarlos en casa. Algunos los traen en tren, otros en camiones, aun a riesgo de que se los quiten en alguno de los puntos de control que existen en las carreteras.

Como afirma mi vecino, este fenómeno no es reciente, ni mucho menos. En un reportaje publicado en la revista Bohemia de julio de 2011, Luis Manuel Viquillón, director general de la Empresa Forestal Baracoa, confirmaba las serias dificultades confrontadas en este sector para extraer de los bosques la madera en bolos y luego aserrarla, pues, admitía, los equipos eran muy viejos, no tenían tractores para abrir los caminos hacia la madera, y el aserrío principal estaba roto. Debido a esto, había dificultades para que la preciada materia prima llegara a los talleres, a los cuales, aunque el funcionario no señalaba que hubiera limitaciones por falta de madera, la mencionada Empresa no les suministraba la suficiente, y muchas veces la que llegaba estaba húmeda, verde o rajada, por lo que estos eran abastecidos con madera importada.

El gobierno cubano pregona que el patrimonio forestal es sagrado solo para privarnos de este recurso natural, por lo que el pueblo se ve forzado a obtenerlo ilegalmente. Mientras, el Estado lucra con nuestras maderas preciosas en muebles que destina a la exportación o al turismo, o que vende a precios insultantes en sus tiendas en CUC.

Muebles FIART (foto del autor)