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Reportaje sobre violencia ginecobstétrica suscita ola de denuncias en Cuba

(Ilustración: Bals Mena)

MIAMI, Estados Unidos.- Una reciente investigación sobre violencia ginecobstétrica en Cuba, publicada en varios medios digitales independientes, generó una avalancha de denuncias en redes sociales de mujeres que presuntamente han padecido procedimientos inhumanos al momento de dar a luz en hospitales de Cuba.

El reportaje, que se basa en las historias verificadas de tres madres y sus experiencias durante el alumbramiento, expone y documenta la violencia a la que fueron sometidas dos de estas mujeres, a quienes las autoridades hospitalarias les negaron la práctica de cesáreas, a pesar de que eran requeridas según los ginecólogos que atendieron sus embarazos por meses.

La historia, publicada el pasado viernes en CubaNet, también documenta las secuelas ―en algunos casos irreversibles― padecidas por los bebés o sus madres, debido a los malos manejos durante el alumbramiento y la negativa a realizar las cesáreas.

El reportaje muestra, con base en cifras oficiales del gobierno cubano, que las cesáreas fueron drásticamente reducidas de un 30 a un 18 por ciento al año, a partir de 2017, con el fin de cumplir con el estándar exigido por la Organización Mundial de la Salud, sin realizar, a su vez, partos humanizados, que facilitan el alumbramiento de manera natural.

Cuba, pese a mostrar estadísticas de salud similares a los países europeos, no ha implementado estas prácticas, lo que ha causado que la experiencia de dar a luz se convirtiera en un evento traumático para muchas cubanas, según la investigación.

“Uno de los procesos más tristes y complejos de mi vida ha sido mi único embarazo. Esta idea se contrapone a toda la felicidad que representó el hecho de saber que sería mamá, pero tristemente el mal manejo de mi gestación hace que los recuerdos de mis dos últimos trimestres sean muy dolorosos”, escribió en Facebook la joven madre Marielys Valdivia, después de leer el reportaje.

Foto cortesía IWPR

“Recuerdo estar en la sala de 2 (una sala de horror) y ver cómo nos maltrataban allá adentro”, agregó. “Frente a mí había una mujer de 39 años, madre soltera y primeriza, con un embarazo logrado por inseminación artificial. Llevaba 48 horas en trabajo de parto y ya presentaba fiebre. Yo fui testigo de cómo soltaba constantemente el líquido amniótico, y cuando le tomaron en dos ocasiones la temperatura, delante de todas en el cubículo, la doctora le contestó que 38 grados no era fiebre. Su niña murió antes de nacer (pesaba 8 libras) y a ella hubo que hacerle una histerectomía por la infección. Compartí postparto con ella y fue muy desgarrador ver su sufrimiento cuando supo que su hija nació sin vida”.

Entre las denuncias documentadas se encuentra la de madres que deben compartir durante el parto un espacio reducido con otras pacientes, sin privacidad, donde sufren de tactos reiterados por más de una persona; no tener acceso a la anestesia epidural o técnicas no farmacológicas para aliviar el dolor; no permitírseles el acompañamiento filial; impedir que la madre decida sobre el proceso de parto, lo que desemboca muchas veces en una episiotomía (corte entre la abertura vaginal y el ano) inconsulta; el uso de fórceps para extraer el feto y el curetaje uterino (limpieza de restos que quedan en el útero) después del alumbramiento, sin medicamentos ni anestesia.

Otro de los espacios en redes donde más se denunciaron experiencias de violencia ginecobstétrica fue el grupo cubano de Facebook Ayudas Para Las Madres Donde Hay”. En él, la usuaria Mayra Bell relató: “yo parí dos veces, la primera fui muy bien atendida. Sin embargo, mi segundo parto no fue tan bendecido. Gracias al médico que me atendió y al mal trabajo de todos en el salón mi hija hoy sufre de un retraso mental motivado por una hipoxia perinatal”.

A Bell, además, le dejaron la placenta de la recién nacida dentro del útero, lo que le provocó una infección severa. “Las limpiezas me las hicieron sin anestesia, a mano limpia”, dijo.

En la página de Facebook de CubaNet, fueron registrados más de 400 comentarios, mayormente de mujeres cubanas que denuncian violencia ginecobstétrica.

“Mi experiencia fue de terror (sic), llegué a Maternidad Obrera con fuente rota y contracciones bien seguidas”, escribió Bárbara Guerra. “Nadie me atendió hasta que la doctora se dignó a hacerlo. Ellos me ignoraban, mientras yo estaba sentada en un banco de granito en la entrada con dolores de parto. Mi niña, producto del mal trabajo y el sufrimiento fetal, padeció por años de epilepsia”.

Las múltiples denuncias en redes sociales, a raíz de la publicación de la investigación, sugieren que la violencia ginecobstétrica no se trata de experiencias aisladas, sino de una práctica recurrente, no medida en las estadísticas con las que el gobierno promociona su sistema de salud.

Dada la importancia de visibilizar estas historias, y de denunciar la violencia que padecen las mujeres y sus hijos durante la gestación y el alumbramiento, el equipo que trabajó en esta primera investigación continuará reportando sobre el tema.

Puja y pare tú sola: los peligros de un país sin partos humanizados es apenas la primera historia que abre la discusión pública sobre esta problemática.

El reportaje fue firmado por la periodista independiente Claudia Padrón Cueto con la colaboración de dos reporteros en el terreno. El trabajo se comenzó a trabajar en 2019 en Pinar del Río y La Habana, como resultado de un taller de periodismo en profundidad realizado por el Institute for War and Peace Reporting (IWPR).

IWPR es una organización que tiene por objetivo coadyuvar a la creación de condiciones propicias para la instauración de la paz y la democracia mediante una prensa libre.

*Si quieres compartir tu historia o la de personas cercanas y denunciar episodios de violencia hacia las mujeres embarazadas, puedes escribirnos al correo: [email protected], o a la página de Facebook: https://www.facebook.com/ClaudiaPadronPeriodista

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