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Se busca un gurú para Díaz-Canel

Miguel Díaz-Canel y el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández (Foto: Cubadebate)

LA HABANA, Cuba. – Ya el presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel, tiene la mpka, el tarro de buey que le otorgaron los babalaos oficialistas, pero como seguramente no le bastará para enfrentar los ingentes problemas que tiene por delante, especialmente el de la economía, debería buscarse un gurú.

Para ello, podría pedirle consejo a su colega Nicolás Maduro, a cuya suerte está ligada la suya de forma indeleble, aunque los problemas del venezolano sean más peligrosos que los suyos, que ya el mundo se adaptó, luego de tanto cambalache por arribita, a no reparar que en Cuba aún rige una dictadura, suerte que no disfruta Maduro, a quien no quieren permitir que acabe de convertirse en dictador por su desfachatez, a pesar de las tantas elecciones más o menos fraudulentas que ha hecho.

Maduro, que es espiritista, santero y católico, hace unos años peregrinó al sur de la India, acompañado de su amada Cilia Flores, para conocer a Sai Baba. Ahora, acaba de reunirse en Caracas con un gurú tocayo de Ravi Shankar, el legendario tocador de sitar, y que es considerado un embajador de la paz. Tan reconfortado salió Maduro de su encuentro con el swami, que inmediatamente después se echó al hombro una túnica naranja, como de Hare Krishna, arremetió contra el informe de Michelle Bachelet, a la que acusó de “dar un paso en falso al ceder a las presiones del Departamento de Estado”, y anunció la reanudación de las negociaciones con la oposición en Barbados, con las que espera –sabrá él cómo- conseguir quitarse de encima a Juan Guaidó, Donald Trump, John Bolton y Elliot Abrams.

Díaz-Canel, si es que eso no disgusta a “la dirigencia histórica de la Revolución”, debería buscarse un gurú, pero uno de verdad, de la India. Y que, ayudado por Maduro, lo escoja bien, para que no vaya luego a decepcionarse, como le pasó a sus idolatrados Beatles en 1968, cuando fueron al ashram del Majarishi Majesh Yogui.

Insisto en que sea un swami de verdad porque el gurú económico que tiene, Alejandro Gil, el ministro de Economía, está resultando más disparatero que su antecesor, Marino Murillo. Vaya usted a saber cómo se las arregló para convencer a Díaz-Canel de que aumentando los salarios del sector presupuestado, que no produce, y un poquito el de los pensionados, conseguirá no solo atenuar el descontento, sino que aumente la productividad en el sector empresarial, que aumente la oferta aumentando la demanda, y que haya más abundancia de productos  topando los precios y apretando a los cuentapropistas sin que se encarezca todo en el mercado negro y se produzca una inflación de tres pares…

¿Qué economía será la que estudió Alejandro Gil?

A propósito, tal vez alguna vez me topé a Alejandro Gil, allá por los años 70, en La Víbora o Santo Suárez, cuando el hoy ministro era un niño: su hermana, María Victoria Gil, que luego sería presentadora del programa televisivo “De la gran escena”, estudió conmigo en el Instituto Preuniversitario “Raúl Cepero Bonilla”.

¿Quién me hubiese dicho en esa época que aquel chamaquito llegaría tan alto en la jerarquía castrista y tendría en sus manos nuestros bolsillos y estómagos?