Inicio Cuba ¿Seducción y abandono en Venezuela?

¿Seducción y abandono en Venezuela?

(AFP)

LA HABANA, Cuba.- Ha pasado el 20 de mayo. Con ello, ha llegado a su fin la tragicomedia de las elecciones presidenciales convocadas de manera festinada en Venezuela por la espuria Constituyente, con el aval del Consejo Nacional Electoral (CNE), por órdenes del dictador Maduro. Como ya se sabe que en el país sudamericano el único poder independiente que queda (y eso únicamente en parte y sólo por ahora) es el de la Asamblea Nacional, todo quedó entre chavistas.

De conformidad con los datos oficiales, el mismo Nicolás Maduro Moros, candidato a la reelección, habría obtenido más de dos tercios de los votos válidos (el 67,7% para ser más exactos). Según esa información, brindada en persona por la inefable Tibisay Lucena, presidenta del CNE, acudió a votar menos de la mitad de los electores inscritos. La funcionaria chavista citó la cifra del 48%, aunque fuentes independientes señalan que, en realidad, la abstención fue muchísimo mayor.

La gran triunfadora —pues— fue la tesis del retraimiento, postulada por los líderes más consecuentes de la oposición democrática, entre ellos Leopoldo López, María Corina Machado, Julio Borges y Antonio Ledezma. Frente al número de los que, respondiendo a sus consignas, optaron por quedarse en sus casas, los cinco millones y pico de votos alcanzados por Maduro (cifras oficiales) carecerían de verdadera relevancia.

La reacción de los países libres no se ha hecho esperar. Estados Unidos ha reiterado su postura —anunciada desde hace semanas— de no reconocer lo que ahora sus portavoces califican como un “insulto a la democracia”. El Grupo de Lima (del que forman parte países grandes e influyentes como Argentina, Brasil, México, Colombia, Chile, Canadá y Perú, entre otros) ha anunciado que llamará a consultas a sus embajadores en Caracas, una clara manifestación diplomática de rechazo y desagrado.

También las autoridades de la Unión Europea expresaron su inconformidad con el ejercicio electoral sainetesco perpetrado en la Patria de Bolívar. Y esto a pesar de los esfuerzos en contrario desplegados por el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero, quien el domingo fue repudiado mediante abucheos y botellazos por ciudadanos instalados a la salida de uno de los centros de votación caraqueños.

“¡Fuera! ¡Vendido!”, tuvo que oír gritar el político hispano. Una reacción que llama la atención, pues —como queda dicho— el grueso de los venezolanos que siguen los llamados de la oposición antichavista permanecía en sus casas, y no cerca de los colegios electorales. Se trata de un repudio que el exlíder del PSOE se ha ganado con creces, por sus reiterados intentos de llevar agua al molino de Maduro y sus compinches.

Volviendo a los increíbles anuncios triunfalistas que acaba de hacer la señora Tibisay Lucena, ellos me hicieron recordar una escena de “Seducida y abandonada”, excelente comedia italiana de mediados de los años sesenta.

Para esto —claro—, deberemos comparar la grotesca farsa organizada por Maduro con una obra de arte que aspiraba a subsanar los malos usos y costumbres de la Italia de hace medio siglo, y lo hacía mediante el sano expediente de hacernos reír de ellos.

En la película, la joven Agnese es seducida por Peppino, novio de su hermana. Comprobados el engaño de la adolescente y su embarazo, entran en acción sus familiares, que denuncian el caso y reclaman la intervención de la autoridad.

El pasaje del filme que quiero rememorar es aquel en el que Peppino ofrece al juez su versión de los hechos. El mozo se describe a sí mismo leyendo con gran recato una ejemplar de Vida Cristiana; él tiembla y muestra una risita nerviosa mientras Agnese, provocadora, lo despeina y le echa en la cara el humo del cigarrillo que fuma. La víctima —pues— habría sido él mismo, y no la muchacha.

La descripción hecha por el acusado es tan grotesca, que la escena termina con el propio abogado defensor del joven abalanzándose sobre él, al tiempo que lo increpa: “¡Imbécil! ¡Cretino!”.

De manera análoga, ahora la Presidenta del flamante CNE ofrece en Caracas unas cifras que ni ella misma se cree. Según esos datos, la gran mayoría de los votantes venezolanos habría expresado su apoyo a Nicolás Maduro; o sea, al mismo señor cuyas erradas políticas han conducido a que el ciudadano de a pie pueda hacer una sola comida al día y a que busque la forma de huir de su patria a como dé lugar (como ya lo ha hecho más de un millón de sus compatriotas).

En ese contexto, sería el propio pueblo del país sudamericano el seducido y abandonado: Seducido por la palabrería vacua del mandamás y su propaganda mentirosa, y abandonado a su suerte, en medio de las calamidades producidas por el populismo y la demagogia.