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Silencio en la prensa castrista sobre peloteros cubanos en Grandes Ligas

Yuli Gurriel, Aroldis Chapman y “Pito” Abreu (elkentubano.com)

ESTADOS UNIDOS. – Un gobierno que, vestido con la bandera del patriotismo, niega a las nuevas generaciones la grandeza de su pasado, se condena a la decadencia. Y así sucedió en Cuba a partir de 1959, cuando se borraron las mejores tradiciones que hicieron grande a nuestra nación.

El deporte no fue la excepción, pues desde que se eliminó la pelota profesional el 7 de enero de 1961, la prensa controlada por el estado sepultó 83 años de gloria beisbolera.

Durante casi seis décadas las más grandes figuras del béisbol cubano que decidieron seguir sus carreras en Grandes Ligas han sido olvidadas. Luminarias como Orestes Miñoso, Camilo Pascual, Tony Pérez, Luis Tiant, Tony Oliva, Miguel Cuéllar, Bert Campaneris, José Cardenal, Tony Taylor y Octavio “Cookie’’ Rojas, fueron nombres desconocidos para los fanáticos de la isla.

En Cuba jamás se ha publicado una nota hablando de dos jugadores nacidos en La Habana que llegaron niños a Estados Unidos y que se convirtieron en estrellas repartiendo batazos de todas las dimensiones: Rafael Palmeiro, uno de los mejores bateadores de Grandes Ligas con 569 cuadrangulares y 1834 carreras impulsadas, y José Canseco con 462 jonrones.

Cuando parecía que la injusticia hacia aquellos que se habían marchado de la isla se iba a reparar, la intolerancia y la estrechez de mente regresa al estilo de sus mejores tiempos.

En la temporada 2019, un grupo superior a 30 antillanos actuaron en Grandes Ligas, casi todos provenientes de la Serie Nacional de Cuba.

La prensa escrita, radial, televisada y los restantes medios de comunicación controlados por el gobierno, no han resaltado los éxitos de estos peloteros que ponen en alto el nombre de la patria.

El pueblo cubano que ama y respira béisbol, se ve obligado a buscar en otros sitios digitales independientes la información sobre los antillanos que brillan en Grandes Ligas. Y todo, porque el gobierno se lo niega.

Cuando revisamos los más importantes medios de prensa de la isla como los diarios Granma y Juventud Rebelde, el sitio digital Cuba Debate, así como en las restantes publicaciones digitales, sólo aparecen notas cortas sobre los resultados de los partidos y casi nunca mencionan a los cubanos.

Es una vergüenza que estos medios nieguen a los fanáticos del deporte las proezas de José Abreu, el líder en impulsadas de la Liga Americana y uno de los mejores bateadores de Grandes Ligas. Es lamentable que no escriban ni un párrafo sobre Jorge Soler, el máximo jonronero del joven circuito y el segundo cubano en hacerlo, ni mencionen la tremenda temporada de Yuli Gurriel con sus 31 cuadrangulares, 104 remolcadas y .298 de promedio.

Es insultante que no hablen del joven Yordan Alvarez, seguro ganador del premio de Mejor Novato de la Liga Americana que en sólo 87 partidos conectó 27 vuelacercas, impulsó 78 carreras, con promedio de .313 y .417 de embasamiento; pegando un jonrón cada 13.6 turnos al bate y remolcando una carrera por cada 4.7. El oriundo de Las Tunas será el quinto cubano en ganar la distinción para unirse a Tony Oliva (1964), José Canseco (1986), José Fernández (2013) y José Abreu (2014).

Es lamentable que no aparezca ni una letra sobre los 37 juegos salvados del supersónico lanzador de Holguín, Aroldis Chapman. Ni comenten del receptor cubano más completo en la historia de las Grandes Ligas y entre los sobresalientes en esta pelota, el nacido en Guira de Melena, Yasmani Grandal. Tampoco sobre Yasiel Puig, ni de José “Candelita’’ Iglesias, uno de los mejores torpederos defensivos del béisbol.

En estos últimos días en las Series de División de ambas ligas han actuado siete cubanos y ni una palabra han publicado sobre estos jugadores.

A pesar de no contar con firmas directas ni existir granjas para el desarrollo de talentos, los cubanos son el tercer grupo más numeroso de extranjeros en Grandes Ligas (todos marchándose de la isla), sólo superado por República Dominicana y Venezuela.

Ahora mismo, podríamos organizar un equipo Cuba con jugadores de Ligas Mayores con posibilidades de ganar el próximo Clásico Mundial.

Este renacer de nuestros peloteros en Grandes Ligas es la mejor prueba de que el talento natural sigue intacto y que la causa principal de los reveses en eventos internacionales está en el atraso de su pésima Serie Nacional, organizada por un sistema inepto.

Aquel 14 de enero de 1962 cuando en la inauguración de la Serie Nacional se proclamó el llamado “triunfo de la pelota libre sobre la pelota esclava’’, muy pocos pensaron que era el inicio de un proceso lento pero irreversible para que la otrora segunda potencia mundial a nivel profesional y la primera en el campo amateur, pasara a ser la octava o novena en calidad de torneo.

Esta crisis que golpea al deporte de las bolas y los strikes dentro de la isla no se detendrá hasta que no se tomen las medidas correctas para elevar su nivel y permitan a los peloteros que juegan en Grandes Ligas vestir el uniforme del equipo Cuba en el Clásico Mundial.

Y por sobre todas las cosas, el deterioro seguirá hasta que las autoridades cubanas tengan el civismo y el decoro de honrar a sus más grandes atletas de cualquier etapa de la historia sin importar el lugar donde radiquen o su manera de pensar.

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