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Tina Turner: voz, rock y pasión

LA HABANA, Cuba. — Resulta aterrador cuando empiezan a morir, octogenarias, las divas que uno disfrutaba en la adolescencia. Me ocurre con Tina Turner, una de las más grandes cantantes del rock y el rhythm and blues, ganadora de nueve premios Grammy, que acaba de fallecer a los 83 años en Suiza, donde vivió sus últimos tiempos.

Nunca me fue fácil asimilar que con la figura que mantenía la llamaran “la abuela del rock”. La primera vez que vi a Tina, acompañada por tres coristas tan despampanantes como ella, su esposo Ike Turner y la banda que dirigía, cantando su versión de Proud Mary, fue en un video tomado de un programa de la televisión italiana en la segunda mitad de los años 70, cuando ya los comisarios que velaban por nuestra pureza ideológica empezaban a permitirnos escuchar la música anglosajona.

Para cuando vi el video, que databa de 1971 —a Cuba todo llegaba con retraso—,  ya Ike y Tina Turner se habían separado. Pasarían varios años hasta que Tina Turner se reinventara y, con un nuevo look y cantando igual que antes o mejor, regresara para alcanzar definitivamente el éxito internacional con temas como What´s love got to do, su versión del Let’s stay together de Al Green, y Private dancer, compuesta especialmente para ella por Mark Knoffler.

Tina Turner fue precursora del Me too al denunciar los abusos a que era sometida por su marido. Tanto en su autobiografía, I, Tina: My life history, como en la película sobre su vida, What´s love got to do with it (1993)dirigida por Brian Gibson y protagonizada por Angela Basset y Lawrence Fishburne—, Ike Turner, que fue su marido durante quince años y murió en 2007 de una sobredosis de cocaína, es representado como misógino, abusador, machista, vicioso y depravado, mientras muestran a Tina cándida y sufrida, en su papel de víctima a tiempo completo, que no bebía ni fumaba y que acaba buscando su camino, sin renunciar a Cristo, en el budismo zen.

Contaba Tina Turner que en Nutbush, Tennesee, donde nació en 1939, fue criada como bautista en un ambiente puritano y virtuoso. Pero, exquisitamente cínica, refiere cómo perdió la virginidad sin haber cumplido los 15 años “…luego de “un montón de besuqueo y toqueteo, en el asiento trasero de un auto, eran los años 50, ¿no?”

Explicaba en el libro cómo su personalidad artística fue creada por Ike Turner, quien al convertir a Anne Mae Bullock (su verdadero nombre) en Tina, la cantante de su grupo, la libró del trabajo como recogedora de algodón que tanto detestaba: “Cuando era un niño, allá en Clarksdale, Mississippi, Ike había cogido fijación con la diosa blanca de la jungla de los seriales fílmicos de la matiné del sábado, que mostraban a mujeres vestidas de andrajos con larga cabellera ondeante y nombres como Sheena y sobre todo, Nyoka. Todavía recordaba Los peligros de Nyoka, un serial de la Republic Pictures en quince partes, de 1941, protagonizado por Kay Alridge en el papel de Nyoka, y que destacaba a una villana llamada Vultura, un mono llamado Satán y Clayton Moore, que más tarde sería el Llanero Solitario de la TV. ¡Nyoka, Sheena, Tina, la Mujer Salvaje de Ike! ¡Eso le gustaba!”

Ya libre de Ike, Tina hizo su regreso triunfal, llevando consigo, ligeramente modificada, la imagen salvaje que él moldeó. Eso le ha sido muy criticado, incluso hasta la exageración, por feministas como Gloria Watkins (más conocida por el seudónimo bell hooks, así con minúsculas), quien ha escrito en el ensayo  Selling hot pussy. Representations of black female sexuality in the cultural marketplace: “A pesar de su experiencia de abuso arraigado en la objetificación sexista y racista, la Turner se apropió para su carrera de la imagen de la mujer salvaje. Siempre fascinada con las pelucas y el pelo largo, creó la melena de leona rubia para parecer más salvaje y animal. La condición de rubia la vincula a las imágenes de la jungla, al mismo tiempo que aprueba una estética racista que ve el pelo rubio como el compendio de la belleza. Sin Ike, la carrera de la Turner se ha remontado a nuevas alturas, sobre todo porque trabaja más duro para explotar la representación visual de la mujer negra como salvaje sexual. No atrapada ya en la iconografía sexual sadomasoquista de la mujer negra en guerra erótica con su pareja, que era el subtexto de Ike and Tina, ahora es representada como la mujer negra autónoma, cuya sexualidad es un modo de ejercer poder”.

Sobre el rol de Tía Entity, que hizo Tina Turner en la película Mad Max: beyond the thundersdome (1985), opinó la híper-sensibilizada académica feminista: “Evoca dos estereotipos  racistas-sexistas, el de la mami negra que se ha vuelto ávida de poder y el de la salvaje sexual que usa su cuerpo para seducir y conquistar a los hombres. Representada como ávida de relaciones con el héroe masculino blanco que la conquistará y la rechazará, Aunty Entity es la re-actuación contemporánea de esa mítica negra de la esclavitud que supuestamente engatusaba y seducía a los virtuosos amos blancos. Pero el héroe masculino blanco en Mad Max es más fuerte que sus antepasados coloniales, y no sucumbe al peligroso atractivo de la seductora negra que gobierna una mini-nación cuyo poder está basado en el uso de la mierda.”

Probablemente, Tina Turner, que tanto como las feministas que la atacan fue producto de una sociedad patriarcal, sexista y en la que perviven los estereotipos raciales, ni siquiera estuvo consciente de las implicaciones de esa imagen que le criticaban y que tanto provecho le sacó en su exitosa carrera artística.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
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