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Trucos y trueques en grupos de reventa

(Foto: Captura de pantalla/Cortesía de la autora)

VILLA CLARA, Cuba. – En las últimas dos semanas, a causa del desabastecimiento prolongado en las tiendas recaudadoras de divisa, también han aumentado desproporcionadamente los precios de los productos comercializados por usuarios en las redes sociales. El llamado mercado negro, ambulante o candonga, trasladado desde hace meses a las redes sociales, se convierte en la única vía para obtener material de aseo y productos alimenticios que el gobierno no pone a disposición de los cubanos.

Sin embargo, la crisis también ha generado diversas situaciones en los grupos destinados a la compraventa online. Solamente, en Santa Clara, operan más de cinco páginas de Facebook con diversos nombres en los que los usuarios publican la foto de su mercancía y la forma de contactarlos, que puede variar si esta es de procedencia ilegal u obtenida por el llamado acaparamiento. Ventas falsas, entregas a domicilio que no cumplen expectativas, precios demasiado altos y hasta trueques a la usanza medieval, son algunas de las situaciones que los miembros de dichos grupos han denunciado recientemente.

En Revolico Santa Clara, por ejemplo, una señora acusó a la vendedora de llevarle hasta su casa un aceite de coco que “de coco no tenía nada”, posteó la afectada. En los comentarios, manifestó que trasladaría el caso a los tribunales. Otro señor atacó a un grupo de “colchoneros” que entregaban estos muebles en mal estado con forraje en su interior en lugar de guata o algodón.

Lisdey Pérez, vecina del reparto Capiro de la ciudad cuenta que había encargado en Revolico un paquete de café “Arriero” sellado por el que le cobraron 20 CUC. “Cuando lo abrí, era chícharo puro. Me metieron gato por liebre y no podía ni reclamar porque, cuando busqué el perfil de la mujer que me lo vendía, ya había desaparecido de Facebook”.

Actualmente, en las páginas de reventa online, una pasta dental Colgate pequeña puede alcanzar el precio de 30 CUC, y la que entregan mediante la libreta de abastecimiento está en el rango de 200 pesos hasta 10 CUC. Esta pasta cubana marca Dentifresh no llega a las bodegas santaclareñas desde hace dos meses, lo que indica perfectamente ciertos manejos ilícitos por parte de administradores o dependientes de estos lugares que encuentran esta vía para subsistir por sus medios a la crisis generalizada.

En varios centros laborales exclusivos se les ha permitido a determinados trabajadores la compra de un módulo que puede incluir desodorante, champú o detergente en polvo. La mayoría de quienes tienen la oportunidad de adquirirlos, pues tampoco lo venden a precios subsidiados, suelen revender aquellos productos que les sobran para, a su vez, conseguir otros que necesitan con premura y que tampoco son baratos en el mercado digital.

Una usuaria de Revolico, que se identifica como Diliexy Hernández, manifestó su inconformidad con los precios tan altos que imponen los vendedores: “Es abusivo, no tengo palabras para caracterizar esto que está pasando con el precio de los productos de aseo que son los que tienen más demanda. ¿Por qué tenemos que llegar a tanto? ¿Por qué aprovecharse de la situación del necesitado? Seamos humanos, tenemos familia, tengan corazón. No todo el mundo puede comprar”.

(Fotos: Captura de pantalla/Cortesía de la autora)

Por otra parte, una vendedora que se presenta como Sandra Bermúdez, explica a CubaNet que la pasta que comercializa fue extraída recientemente de una paca que estaba retenida en el aeropuerto. “Tengo que venderla a 20 CUC porque mis hijos tienen que comer y las libras de arroz están muy caras. Un saco trae 100 libras, si lo cojo a 15, son 1500 pesos. Así que calcula tú”.

A pesar de que los administradores de los grupos especifican que están destinados solamente para la compraventa, ha aparecido una nueva modalidad en este espacio digital. A falta de dinero para pagar los precios que disponen los vendedores, los usuarios han decidido cambiar sus “objetos de valor” por otros que les apremien.

Entre los trueques más curiosos vistos por estos días en las páginas de la Candonga y Revolico figuran algunos en los que ni siquiera se equipara el precio real del primer producto con el otro por el que se realiza el canje. “Cambio bistec de puerco o manteca por pasta de diente”; “Tengo arroz, lo cambio por pasta de cualquier tipo” o “Cambio paquete de café por dos pomos de aceite. No lo vendo”, son algunas de los anuncios más recurrentes en los cambalaches. Los cubanos, ante la propia escasez extrema a la que tratan de sobrevivir, han establecido esta especie de permuta que puede ser desigual o no, en dependencia de cómo logren beneficiarse ambas partes.

(Fotos: Captura de pantalla/Cortesía de la autora)

Hasta hace un mes, la prensa oficialista de la Isla apenas había tratado el tema de la reventa online de productos obtenidos en las tiendas recaudadoras de divisa. Un artículo publicado en Cubadebate, el pasado 15 de junio, dejó entrever que, a partir de esa fecha, las autoridades irían tras la pista de quienes usan el espacio digital para comercializar cualquier mercancía proveniente de los establecimientos estatales.  En el mismo texto se aclaró que “es igual un delito cometido en internet que en un mercado físico” y se refirieron a la captura de un ciudadano que revendía equipos electrodomésticos en Santa Clara, aunque continúan las mismas colas frente la única tienda de la ciudad donde venden estos artículos en dólares americanos. Aún con estos truenos, las páginas de compraventa, con sus precios exorbitantes, sus trueques y trucos, parecen gozar de buena salud.

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