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Un opositor lesionado y varios detenidos en visita de Díaz-Canel a Puerto Padre

Díaz-Canel durante su visita a Puerto Padre este viernes 15 de febrero (radiorebelde.cu)

PUERTO PADRE, Cuba. – Un opositor con lesiones presuntamente graves, otros presos, y líneas telefónicas cortadas, es el saldo preliminar de la visita realizada hoy al municipio Puerto Padre por Miguel Díaz-Canel, designado presidente del Consejo de Estado por el general Raúl Castro.

Según Ileana Marrero, su esposo Vladimir Martín fue detenido alrededor de las seis de la tarde de ayer, conociendo a través de vecinos que el arresto e introducción de Vladimir en la estación policial había sido ejecutado de forma violenta.

Personada en la estación de policía de Puerto Padre para conocer de la situación de su esposo, alguien que dijo ser capitán y jefe de la seguridad del Estado en el municipio, dijo a Ileana que Vladimir tenía una lesión en la cadera, que “estaba con la cadera partida” porque se había tirado contra una pared.

El propio Vladimir ya en una ocasión me había referido que él había sido reprimido violentamente por la policía debido a su activismo político en la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), donde venía realizando labores proselitistas a favor del No en el referéndum constitucional del próximo 24 de febrero.

Y el hermano de Vladimir, Ovidio Martín Castellanos, dijo que Vladimir ni estaba enfermo de los nervios ni loco como para “tirarse contra una pared”.

Pese a estar lesionado desde la tarde-noche de ayer, la esposa de Vladimir dijo que hasta hoy su esposo no había sido llevado al hospital porque Miguel Díaz-Canel se encontraba de recorrido por Puerto Padre, y los hospitales serían objeto de esa visita.

La esposa del opositor lesionado dijo que esta tarde, hasta su casa llegó el oficial de la policía política nombrado Miguel, diciéndole que “ahora” iban a llevar a Vladimir al hospital, y que luego de que fuera atendido él pasaría por su vivienda para decirle qué era lo que había sucedido, violándose así el Principio 24 del conjunto de principios establecidos por la ONU para la protección de las personas sometidas a detención que expresa:

“Se ofrecerá a toda persona detenida o presa un examen médico apropiado con la menor dilación posible”.

Al momento de redactar este reporte no se conocía la situación legal ni de salud del detenido lesionado, pues las líneas telefónicas de este corresponsal fueron bloqueadas y él mismo sujeto a detención domiciliaria.

“Un momento”, me dijo un primer teniente de la policía cuando pretendí salir de mi casa, diciéndome que no podía salir de mi domicilio. “¿No puedo salir ni a buscar el pan?”, pregunté, diciéndole el oficial a otro policía, “acompáñalo”, y así debí ir hasta la panadería, escoltado por un gendarme ataviado con chaqueta de camuflaje, al que se le unió otro vestido de civil, a quien pregunté:

“¿Usted también forma parte de mi escolta?”

“Digamos que soy su acompañante”, dijo, a lo que repliqué:

“No, yo no necesito acompañante; según mi padre, el que tenga miedo deberá comprarse un perro, y yo no tengo miedo, yo estoy privado de libertad y usted viene de escolta,” dije. Pero tal parece que alguien si tiene miedo de lo que hace muy poco escribí y fue publicado por CubaNet.

“Según comentarios de correveidiles, el señor Miguel Díaz-Canel visitará Las Tunas esta semana. Como en mi caso no me está permitido llegar hasta él para entrevistarlo, alguien debía preguntar al señor Díaz-Canel si en Cuba las leyes se hacen para aplicarlas solamente a las personas naturales y no a las personas jurídicas, cuando son la jefatura política del Partido Comunista y la administración del Estado, los involucrados en violaciones de la ley, valga decir delitos”, dije apropósito de la harina con gusanos y gorgojos en el pan de Las Tunas, y luego puntualicé:

“Me gustaría cara a cara y no vía Twitter preguntar al señor Díaz-Canel si las leyes en Cuba son de aplicación selectiva”.

Pero teniendo a este señor a sólo cuatro cuadras de mi domicilio, no pude hacerle la pregunta sobre la selectividad de las leyes en Cuba. Aun así, ya me doy por respondido y a Miguel Díaz-Canel por confeso criminológicamente hablando. Miguel Díaz-Canel vino a Puerto Padre haciendo que tres oficiales de policía transformaran mi casa en un calabozo. A buen entendedor con pocas palabras bastan.