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Una española testarudamente castrista Cubanet

Belén Gopegui (Foto: Prensa Latina)

LA HABANA, Cuba.- La escritora española Belén Gopegui fue la protagonista de la más reciente emisión de La Pupila Asombrada, que viene siendo la versión televisiva y con musiquita progre de La Pupila Insomne, el blog de Iroel Sánchez, el más oficialista de los blogueros oficialistas y una especie de “ciberinquisidor” político-ideológico de los semioficialistas.

El comisario Iroel y la periodista Karen Brito, que se las arregla de maravillas para fungir como anfitriona del programa, aprovecharon la presencia de Belén Gopegui en la más reciente Feria del Libro de La Habana para cortejarla y ponerla a hablar, en pose de intelectual perseguida, cualquier cantidad de boberías. Y la Gopegui encantada, que ese es precisamente su fuerte: hacerse la víctima y hablar sandeces, siempre a la izquierda y más anticapitalista que el mismísimo Carlos Marx. ¡Lástima de talento desperdiciado!

Belén Gopegui prefiere dormir del lado izquierdo y soñar con utopías desfasadas. Su sueño, como el de una Rip Van Winkle marxista, es tan profundo que ignora que el mundo, para mal o para bien, cambió. Ya no es como solía ser o como nos era más sencillo creer que era. Hoy, muchos otrora revolucionarios y que se dicen izquierdistas —al menos en los discursos y los rituales—, han transformado en pesadillas los sueños que una vez engendraron en los incautos y superan ampliamente a sus adversarios en cuanto a conservadurismo y en ser retrógrados hasta extremos que lindan con el fascismo.

La escritora, de 54 años, mantiene una agria visión de la realidad y un lenguaje de confrontación. Vive permanentemente asediada por ideas paranoicas, creencias teologales y fantasmas del pasado. No parece haberse enterado de que hace 40 años España salió del túnel de la dictadura franquista y entró en la democracia. Sigue obsesionada con la censura. Según ella, en el periódico El País, que ha derivado hacia la derecha, le prohíben escribir. Se dice víctima de una conspiración mediática para silenciarla. ¡Poco más y tiene que pasar a la clandestinidad!

¿Sus vicisitudes en El País no tendrán que ver con la competencia de Rosa Montero y Rosa Regás? Según la misma Gopegui admite, la atenaza la rabia cuando escribe. En la ficción puede pasar —de hecho, en su caso funciona—, pero esa rabia, mal dosificada, es un serio hándicap para la credibilidad de un periodista. Y si encima le da por el teque, imagínense.

El apagón mediático del que Belén Gopegui dice sentirse víctima, ¿será comparable con la censura y la represión que sufrimos los periodistas y escritores que nos escapamos del control del Estado-Partido-Gobierno y que no somos precisamente desalmados trogloditas de la ultraderecha?

Belén Gopegui es incondicional del régimen castrista, por el cual quiebra lanzas. Para ella, es una cuestión de fe. Según afirma, el debate sobre Cuba es decisivo para el futuro de la izquierda española. Dice que defendiendo a Cuba —es decir al régimen castrista— se defiende a sí misma.

Opina sobre Cuba sin que le pregunten. Cree tener la verdad absoluta y no admite que le hagan cuestionamientos. Para considerarse conocedora del tema cubano se basa en sus contactos con algunos representantes de la cultura oficial, haber sido alguna vez invitada del programa Mesa Redonda y haber publicado en La Jiribilla.

En La Pupila Asombrada mostraron un fragmento de una perorata de Belén Gopegui durante un homenaje a Fidel Castro en España, el pasado mes de marzo, donde lamenta que “el hombre viejo europeo” no haya sido sustituido, como en la sociedad cubana, por el hombre nuevo del que hablaba Che Guevara. ¡Alabado sea Dios! ¡El hombre nuevo! ¿Y eso existe? ¿Lo lograron fabricar? ¿Dónde lo vio Belén Gopegui? ¿Qué musulungo, qué “Asere cubensis” disfrazado y con boina guerrillera de las que venden a los turistas en la Habana Vieja le habrán mostrado Karen Brito e Iroel Sánchez?

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