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Una provincia pionera… en penurias Cubanet

VILLA CLARA. – Este mes ha comenzado con la amarga constatación del cotidiano transcurrir cuales entes enfermos y necesitados: el desabastecimiento alarmante de medicamentos en farmacias, al punto de entregar el estado solo la mitad de lo vitalicio en algunos renglones reasignados a pacientes crónicos y terminales.

El cierre inmediato de los puntos de venta para productos agropecuarios pertenecientes a cooperativas y privados, tras el anuncio efectuado por Julio Lima Corzo, secretario del partido, de toparles los precios minoristas en pos del aplauso populista (además del monitoreo policial de carreteras con cualquier evasión o trasiego clandestino, incluyendo el bloqueo a ciudades donde los vehículos particulares son registrados y devueltos —o decomisadas sus mercancías—), gravita apelmazando un panorama rematador del hambre que pinta a violadores de menores y traficantes ensañados, cundiendo el pánico entre gente desinformada del territorio.

En una lacónica e inusual nota del periódico Vanguardia, órgano oficial del PCC provincial, se advierte a padres y maestros acerca de la necesidad de que vigilen de cerca a vástagos y alumnos cuando entran o salen de clase (¿consecuencia del oscuro huso horario invernal o ardid para preservarles del tráfico cosmopolita en semana nacional del tránsito?), sin mencionar el rumor callejero que ha hecho de la ciudad de Santa Clara y otros pueblos limítrofes, un hervidero de pavor por las recientes violaciones perpetradas —e intentos de cometerla— a manos de delincuentes comunes.

En la ciudad capital ha confirmádose la muerte de una menor, hija de pastor bautista/evangelista, cuyo ejecutor y potencial violador fue localizado horas después durante la semana pasada.

Se dice de niños raptados o desaparecidos en número que roza la decena. Como no existe información oficial contrastante por ningún medio o vía para detener o aclarar tal comentario que puede estar sustentado sobre parciales infundios, pues la bola sigue creciendo y provoca incalculable daño entre mortales comunes.

En Caibarién, este domingo 5 sobre las 7 de la tarde, otra adolescente fue asaltada y robada tras salirse del consultorio donde recibía tratamiento médico, por un individuo que no consiguió penetrarla, pero sí golpearla hasta hacerla regresar sangrando al mismo.

Hoy de mañana, en que redacto este compendio triste, un alumno del nivel secundario circunscrito al complejo de velas local (entidad perteneciente al INDER), armado de una cuchilla, tasajeó la nalga de una compañera de pupitre por puro despecho estudiantil, el que fue tomado como jarana amorosa por un conglomerado machista que hasta le felicitó por su hombría.

La roja saga habanera seguida por la prensa foránea en Octubre sobre crímenes repugnantes en serie, cometidos generalmente contra menores de edad, parece haberse extendido al interior del país, desafortunadamente.

Por otra parte, la parte del pueblo de la provincia transida que recibe ayuda del estado para rehacer sus devastados hogares que puedan brindarles refugio aún discutible, hace colas interminables y quebranta-turnos en los patios de áridos concurridísimos, para conseguir lo que venga en muy exiguas cantidades: sean rudos troncos de maleza, tejas de fibro-asfalto ennegrecidas y gotosas, o de asbesto-cemento que se filtran cuando cae un aguacero y que requieren de un baño inmediato del caro material que le han sustraído obreros ejemplares en sus fábricas insomnes.

Una persona honesta que haya resultado blanco continuo de especulaciones y especuladores, no tiene otra opción redentora que convertirse en especuladora a su vez, por simple contagio.

Existen en contraste algunos seres-dirigentes/diligentes que nacen con el fatum/designio de poder encauzarles la maltrecha vida a otros (sus gobernados), de hacérselas potables y llevaderas con su sabiduría expedita, pero impedidos comprometidamente de tomar decisiones que alivien —o obstante— la propia.

Cuando se haga histórico balance del daño ocasionado por el siniestro septembrino que nos dejó el alma en vilo y el cuerpo de la nación —rudo al desnudo—, habrá de admitirse que al final Irma fue solo el humo, porque la candela vino detrás.