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¿Veremos una masiva marcha pro derechos humanos en Cuba?

Marcha contra el maltrato animal en Cuba (foto del autor)

LA HABANA, Cuba. – Varios centenares de personas, la mayoría con carteles y pancartas, y muchas de ellas llevando a sus perros, marcharon por El Vedado en la mañana del 7 de abril en reclamo de una ley de protección animal.

La marcha, convocada por activistas independientes y bajo la consigna “ley de protección animal en Cuba ya”, partió desde el céntrico Parque del Quijote, en la esquina de 23 y J, y culminó en el cementerio de Colón, ante la tumba de Jeanette Ryder, la filántropa norteamericana radicada en Cuba que creó en 1907 la Sociedad Protectora de Niños y Animales, más conocida como Bando de Piedad.

Llamó la atención la cantidad de personas que participaron en la marcha a pesar de que no hubo información alguna sobre esta en los medios oficiales. Solo se refirió a ella el blog Segunda Cita, del cantautor Silvio Rodríguez, en un post donde, por cierto, se lamentaban de que “ningún órgano de prensa estatal (que son todos)” publicara la noticia y achacaba a ese secretismo oficial que “hayan tratado de tergiversarla, politizarla, retorcerla y otras tonterías”.

Pero más sorprendente aún que lo nutrida de la marcha fue que las autoridades la hayan autorizado, teniendo en cuenta que en Cuba, desde 1959, no permiten las demostraciones públicas si no son organizadas por el gobierno.

Aun así, a pesar del permiso concedido, la marcha fue vigilada por efectivos de la policía política, que por mucho que disimularon, no lograban ocultar su intranquilidad.

El día antes de la marcha, la periodista independiente Luz Escobar, de 14ymedio, fue visitada por un oficial de la Seguridad del Estado que le advirtió que si asistía a la demostración sería arrestada.

Los manifestantes no pudieron desfilar por la calle 23, como estaba originalmente previsto, sino por la menos transitada 25, y varias veces fueron requeridos por gritar consignas. En dos oportunidades, una de las organizadoras pidió –y no fue un chiste- que cuando gritaran contra el abuso especificaran que era “el abuso contra los animales”, según explicó, “para que no haya malinterpretaciones y se desvirtúe el sentido de la marcha”.

Luego de las demostraciones de hace unos meses a favor y en contra del matrimonio igualitario, y de las protestas de los artistas contestatarios contra el decreto 349, esta marcha en pro de una ley de protección animal en que las autoridades dicen estar trabajando pero que no acaba de concretarse, viene a inscribirse en el forcejeo de la incipiente sociedad civil –la verdadera, no las llamadas “organizaciones de masas”- con el régimen por sus derechos.

¿Tardaremos mucho en presenciar una demostración tan masiva y entusiasta como esta en pro de las libertades políticas y del respeto a los derechos humanos? No sé, pero por algo se empieza.

Marcha contra el maltrato animal en Cuba (foto del autor)

Por lo pronto, hace mucho que las personas de buen corazón en este país claman por una ley que proteja a los animales de los abusos a que son sometidos a diario. Duele la cantidad de perros y gatos hambrientos y enfermos que deambulan por las calles, en su mayoría abandonados por sus dueños que no tienen qué darles de comer; los métodos bárbaros que utilizan los empleados de Zoonosis para eliminar los animales de las calles; las peleas de perros y de gallos; las difíciles condiciones en que trabajan los veterinarios; los caballos que tiran de carretones durante largas horas, bajo un sol de penitencia, mal alimentados y azotados despiadadamente por sus dueños; y un largo etcétera de barbaridades.

Decía la pancarta de un manifestante: “Quien es cruel con los animales, difícilmente puede ser amable con las personas”.

Estuve en la marcha de principio a fin. No podía perdérmela. Ni como periodista ni como amante de los animales (siempre he tenido gatos y perros). Me place y emociona haber estado allí. Valió la pena la caminata. Pude comprobar que pese a todo, son muchas las personas nobles y sensibles dispuestas a hacerse sentir. Ojala les oigan los mandamases, aunque sea en esto…

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