Inicio Cuba ¿Volverá a jugar Leinier Domínguez en los torneos Capablanca?

¿Volverá a jugar Leinier Domínguez en los torneos Capablanca?

Leinier Domínguez (Getty)

LA HABANA, Cuba.- Un sentimiento de nostalgia invade a la mayoría de los aficionados que por estos días acuden al Salón de los Embajadores del Hotel Habana Libre para presenciar las rondas de la edición 53 del torneo internacional de ajedrez Capablanca in Memoriam.

Es que no les resulta fácil concebir esa competencia sin la presencia del Gran Maestro cubano Leinier Domínguez, el único ajedrecista de la isla que se ha mantenido durante los últimos años entre los mejores del planeta al ostentar de manera sostenida un coeficiente Elo por encima de los 2700 puntos.

Como se conoce,  Leinier lleva más de un año alejado de las competencias. La Comisión Nacional de Ajedrez  informó que el jugador había alegado problemas personales, pero que se reincorporaría a la selección nacional cubana una vez que se resolviera el trance.

Sin embargo, transcurrido ese lapso y al no producirse la referida reincorporación, el Gran Maestro —que reside actualmente en el extranjero— ha sido dado de baja de la selección nacional. Los federativos cubanos han aclarado, empero, que lo incorporarían nuevamente si el ajedrecista lo solicitara.

Con independencia de las razones expuestas por las autoridades del juego ciencia en la isla, la opinión pública no descarta la existencia de discrepancias entre el Gran Maestro y los mandamases del ajedrez cubano. La conjetura se acrecienta al constatarse que, sospechosamente, otro de los mejores ajedrecistas cubanos, el también Gran Maestro Yunieski Quesada, solicitó su baja de la selección nacional.

Pero la nostalgia no solo se relaciona con la ausencia de Leinier. Los aficionados de más edad, al contemplar la nómina de la actual 53 edición del Capablanca in memoriam, extrañan aquellos fuertes torneos de los años 60, cuando lo que más brillaba del ajedrez mundial participaba en esos torneos. Por aquí pasaron Bobby Fischer, Boris Spassky, Mijail Tal, Vasily Smislov, Victor Korchnoi,  Bent Larsen y un largo etcétera.

Curiosamente, un hecho no vinculado con el ajedrez, la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968, marcaría el inicio del declive de los torneos Capablanca. Ese año muchos ajedrecistas quedaron varados en Praga sin poder viajar a La Habana. En aquel momento la capital checa era una de las pocas ciudades que mantenían vuelos comerciales a Cuba.

Casi la única atracción que despierta la 53 edición del torneo Capablanca es contemplar el desempeño del joven Gran Maestro estadounidense Samuel Shankland. Este jugador ganó recientemente el campeonato de su país, superando a figuras establecidas como Fabiano Caruana,  Wesley So  e Hikaru Nakamura.

No son pocos los aficionados que relacionan las situaciones de Leinier y Yunieski Quesada con el éxodo masivo que han experimentado últimamente otras especialidades deportivas de la isla. En los pasillos del Habana Libre, un aficionado argumentaba al respecto: “La Comisión Nacional de Ajedrez tiene miedo de que en algún momento Leinier empiece a jugar defendiendo la bandera de otro país”.

En efecto, no es un secreto que a las autoridades cubanas les desagradan los éxitos que obtienen los deportistas que han “desertado” de la isla. Ahora mismo, por ejemplo, deben de haber perdido el sueño por el brinco de 17,95 metros —el mejor de la presente temporada— del triplista Pedro Pablo Pichardo, que en estos momentos compite por Portugal.