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Yo quiero saber de Raúl Castro

Foto archivo

LA HABANA, Cuba.- Aunque yo quiera saber de Raúl, solo se de Trump en la prensa de mi país. Pasa el tiempo y nada se sabe de Raúl, si está vivo o muerto, si vive en el viejo y aristocrático reparto Biltmore, más conocido hoy como Punto O, o en la restaurada casa campesina de sus padres, allá en Birán, en oriental provincia de Holguín; si vive en solitario, por su edad, o bien acompañado por una mujer.

Lo cierto es que de Raúl nada sabemos. Sólo de Donald Trump, el presidente norteamericano, a través de una docena o más de periodistas oficialistas, que le siguen los pasos de manera virtual como perros sabuesos, claro está, por orden expresa de Raúl, General de Ejército y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba.

La periodista Juana Carrasco es quien más alto suena la trompeta. Le sigue Elson C. Pérez, acompañado hoy por un tal Capote de la nueva guardia; y no podía faltar un improvisado periodista político nombrado Abel y Prieto, asesor cultural de Raúl, que se sepa. Entre toda esta fauna, siempre la misma, se sabe de hasta los pelos rubios que Donald tiene en la cabeza.

A ninguno de ellos, por supuesto, le gusta el advenimiento del reino absoluto del mercado libre, y lamentan que la izquierda mundial, desmoralizada, se haya replegado cuando se derrumbó el comunismo soviético y comenzó a desmoronarse el castrismo cubano.

Los periodistas oficialistas coinciden en que la pandemia del coronavirus retiró el velo de la supuesta bonanza neoliberal, pero callan la barbarie del socialismo en Cuba, donde no hay papel higiénico y mucho menos comida para los míseros 12 millones de habitantes de esta Isla, siempre en crisis económica.

Raúl
Recortes de periódicos. Foro del autor

Critican, sobre todo, los debates presidenciales entre Trump y Biden. Es lógico, no están acostumbrados a que los contrincantes políticos de un país discutan con toda libertad, cara a cara, y que incluso los comentaristas de cadenas de televisión e importantes medios como ABC News y CNN ofrezcan sus opiniones, porque Estados Unidos cuenta con una total libertad de prensa, de la que Cuba carece desde hace 60 años.

Es que estamos acostumbrados, señores, a que ni siquiera el pueblo cubano pueda mostrar su inconformidad en el seno de una reunión de barrio. Aquel que se atreva es desaparecido del encuentro por un discreto agente de la Seguridad del Estado con una amenaza al oído, para no llamar la atención.

Tan transparente es la sociedad estadounidense que nuestros pobres diablos oficialistas del periodismo no se acostumbran a ella. Puede que este asunto les produzca resfriados y necesiten una dosis de ocho gramos de un coctel experimental de anticuerpos, de la empresa Regeneron, para superar el problema.

Además, tan importante fue el posible contagio de Trump con la COVID-19 que están analizando si el mandatario está fatigado o en buen estado de ánimo. Para lograrlo, el periodiquito Granma necesitó de periodistas adicionales, como Yisell Rodríguez, quien hizo una exhaustiva investigación sobre algunos de los 45 presidentes anteriores de ese país con enfermedades del tubo digestivo, tumores  o pólipos cancerosos del intestino grueso.

Se olvidan que los dos dictadores cubanos de la era castrista siempre han procurado no transparentar la realidad de lo que les ocurre con su salud, mientras la gente en la calle comenta lo indecible, sea cierto o no, pues tanto la intimidad de Fidel, como la de Raúl y comparsa son secretos de estado, que el MININT protege a capa y espada.

Hace unos días Elson, quien no duerme en busca de los chismes de la presidencia estadounidense, hizo mención del trastorno narcisista de la personalidad que, según él, sufre Trump. Olvida Elson que se trata de un padecimiento que, a través de la historia, han padecido solo los dictadores, los antiguos y más recientes fueron Stalin, Hitler y Fidel Castro.

Elson no deja de repetir los 5 300 000 contagiados en Estados Unidos, omitiendo siempre que sus habitantes sobrepasan los 328 millones. Mientras, se dedica a destacar la política exterior de Trump, algo que jamás hizo cuando Fidel Castro pretendió dominar el mundo, sobre todo América Latina, con guerrilleros comunistas y hoy con agentes de la Seguridad cubana que Raúl ha enviado a desestabilizar gobiernos.

En fin, que Elson, la Carrasco y compañía tendrán que escribir mucho más sobre Trump, sobre todo después de noviembre, cuando el presidente sea reelecto, a pesar de lo que dicen contra él. Mientras tanto yo me quedo sin saber de Raúl.

Foto: Recortes recientes de la prensa cubana comentando sobre Donald Trump.

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