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20 años de la primera gran noche del fútbol español en la Champions

   MADRID, 24 May. (EUROPA PRESS) –

   Hace 20 años, un 24 de mayo de 2000, el fútbol español de clubes vivió una de sus mejores noches. El Real Madrid y el Valencia disputaron la primera final de la Copa de Europa, entonces ya llamada Liga de Campeones, entre dos equipos de un mismo país, algo que no había sucedido en la historia del máximo torneo continental desde su creación en 1956.

   Bien es cierto que las posibilidades de que dos equipos de la misma nacionalidad se enfrentasen en la final de la Copa de Europa era algo muy reducido porque al principio fue una competición reservada exclusivamente para los campeones de liga. Como mucho, el campeón se ganaba el derecho a defender título y dejaba hueco para el ganador de su torneo doméstico. Sin embargo, con la reforma que acometió la UEFA de la competición en los 90, esa opción fue aumentando y precisamente en la de la temporada 1999-2000 se abría a los cuatro primeros clasificados de las tres principales ligas, entre ellas la española.

   Así, el FC Barcelona, como campeón nacional, y el Real Madrid, como subcampeón, se ganaron su billete para jugar la Champions, mientras que el Mallorca y el Valencia, tercero y cuarto, respectivamente, tuvieron que pasar por una fase previa, de la que sólo salió airoso el conjunto ‘che’, que fue la gran sorpresa de ese año y acabó jugando al final de París ante un equipo madridista que volvió a encontrar en ‘su’ torneo el aire para aplacar una temporada con turbulencias y llevarse la ‘Octava’ con una gran autoridad ante los de Héctor Cúper.

El club más laureado de la Copa de Europa había puesto en 1998 fin a su sequía de 32 años en Europa con su séptimo trofeo y nuevamente supo amoldarse más a la competición continental que a la Liga, donde tuvo demasiados altibajos. De hecho, acabó quinto, fuera de los puestos Champions y sólo consiguió el billete por su título.

   Fue un año complejo en Concha Espina, con la destitución de John Benjamin Toshack en noviembre y la llamada de urgencia a Vicente del Bosque, o el fichaje frustrado de Nicolas Anelka, finalmente clave en la consecución de la corona. Pero en la Champions encontró refugio para alegrías como el debut y consolidación de Iker Casillas en la competición, el recordado taconazo de Fernando Redondo en Old Trafford, o la improvisada e inusual defensa de tres centrales que le dio mucho rédito.

   No hubo tantas complicaciones en el club valenciano, que firmó una más que notable temporada, donde supo combinar a la perfección su camino europeo y nacional, finalizando tercero en Primera y con la final continental en su segunda experiencia en la Copa de Europa tras la de 1971-72, que terminó en octavos ante el Ujpest húngaro. Con Héctor Cúper, avalado por su gran papel en el Mallorca, al frente de la ‘nave’, la entidad ‘che’ armó un buen bloque con los fichajes de Baraja, ‘Kily’ González o Pellegrino, o la vuelta de cedidos como Albelda o Gerard, para para unirse a los Cañizarez, Angloma, Carboni, Mendieta, Farinós, Angulo, o el ‘Piojo’ López.

   El Valencia se hizo fuerte en Mestalla para labrar su camino hacia Saint-Dennis. Tras dejar fuera en la previa al Hapoel israelí, salió airoso del primer grupo, pese a estar encuadrado con el Bayern, al que relegó a la segunda plaza y sin perder en sus seis primeros partidos (3V 3E).

   El Real Madrid, todavía con Toshack en el banquillo, fue irregular desde el inicio con empate inicial ante el Olympiacos (3-3). La derrota ante el Oporto (2-1) no terminó siendo clave y una ajustada victoria en Noruega ante el Molde (0-1) le dio la primera plaza. Entonces, el equipo merengue no sabía que debería volver a ese país a jugársela.

   La Champions tenía entonces una segunda fase de grupos en la que los dos equipos sufrieron. Los valencianistas perdieron en Old Trafford y en Florencia, pero reaccionaron en la segunda vuelta para acabar segundos y pasar a cuartos. Los madridistas, ya con Del Bosque en el banquillo, lo pasaron algo peor porque el Bayern les zarandeó en sus dos duelos(2-4 y 4-1) y el agónico empate ante el Dinamo de Kiev en el Bernabéu (2-2) les obligó a ganar en la visita al Rosenborg. Un gol de Raúl le dio el pase a los cruces.

GOLEADAS EN MESTALLA

   Allí, Valencia y Real Madrid fueron más solventes. Los de Cúper soprendieron con dos noches mágicas en Mestalla, primero ante la Lazio (5-2) y luego en semifinales ante el FC Barcelona (4-1), y sacaron un billete histórico.

   Los de Del Bosque apearon al United gracias a un gran partido de vuelta en Old Trafford con el gran regate de tacón de Redondo para el 0-2 y en ‘semis’ se tomaron la revancha ante el Bayern, con aparición estelar de Anelka, con dos goles, uno en la ida y otro en la vuelta.

   Todo estaba servido para la gran final de París. El ADN campeón ante la revelación del torneo que llegaba lanzado e ilusionado a la gran fiesta del fútbol español. Toda Europa pendiente de dos equipos nacionales que auguraban una gran e igualada noche. Pero no fue así porque el Real Madrid fue demasiado superior, sobre todo tras el 1-0.

   El conjunto madrileño jugó bien sus bazas y sólo se vio amenazado al inicio del encuentro. Su defensa de tres, sin Fernando Hierro desde hacía tiempo, controló bien la ofensiva rival y manejó mejor la tensión del partido por su experiencia. Un balón peleado por Míchel Salgado acabó en un centro que Morientes cabeceó a la red cuando concluía la primera mitad.

   El tanto hizo daño al Valencia, que no tuvo poder de reacción, menos cuando Steve McManaman ‘cazó’ un balón perdido desde fuera del área para hacer el 2-0 en el minuto 67. El ‘Piojo’ pudo devolver alguna opción, pero no llegó a un balón franco y el sueño terminó en pesadilla cuando se volcó en exceso en un saque de esquina. La defensa merengue despejó y Rául enfiló en solitario a Cañizares para regatearle y hacer el 3-0 definitivo.