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El Tour de Bernal, el más apretado de la historia

MADRID, 28 Jul. (EUROPA PRESS) –

El ciclista colombiano Egan Bernal (Team Ineos) hizo realidad su sueño este domingo como campeón del Tour de Francia, tras el tradicional desenlace en los Campos Elíseos a tres semanas de lucha que guardaron lo mejor para el final, no para un Julian Alaphilippe (Deceuninck) que firmó su rendición en los Alpes.

Bernal es el presente y el futuro. Un campeón histórico: el más joven en 110 años, el primero para Colombia, con la diferencia más corta entre los integrantes del podio, el séptimo en los últimos ocho años para el equipo británico (Sky hasta esta temporada). Los números encumbran al cafetero y a un equipo una vez más dominador, sin un gallo como Chris Froome por una caída en la Dauphiné.

Alaphilippe vistió de amarillo 14 etapas, pero en la traca final de los Alpes emergió Bernal, como la fuerza de la naturaleza que también sujetó su escapada en el Iseran. La granizada y los aludes de barro trastocaron el guion del viernes y el sábado, pero el colombiano de 22 años –campeón del Tour del Porvenir (2017) y este año de la Vuelta a Suiza y la París Niza– se había exhibido a tiempo para ganar la ronda gala después de romperse la clavícula en mayo.

El tradicional paseo por París no tuvo sobresaltos, quizá no por falta de ganas por lo ocurrido los últimos dos días. Las fuerzas tampoco estarían para mucho, como se pudo ver el sábado. Bernal se convirtió en el campeón más joven en 110 años y se confirmó como uno de los llamados a estar en las futuras peleas.

El debate de este Tour se movió entre la falta de esa lucha o la máxima igualdad, de mucha vigilancia y del hambre del espectador por ataque y espectáculo. Alaphilippe fue el nombre propio, pero en esas dos últimas etapas antes de llegar a la capital gala se le rompió el amor y el cuerpo. El corredor del Deceuninck explotó como temía.

La esperanza francesa de ver a uno de los suyos ganar su vuelta, desde que Bernard Hinault lo hiciera en 1985, se puso líder después de ganar la tercera etapa en Épernay. Lo perdió de manera testimonial dos días ante Giulio Ciccone y lo recuperó para defenderlo en los Pirineos, como escalador y sorprendente ganador de la crono de Pau.

El Tourmalet y Prat d’Albis darían pistas, cuando Thibaut Pinot (Groupama-FDJ) hacía sufrir a un Alaphilippe que sin embargo no encontraba oposición en el resto de candidatos, con más de un minuto y medio sobre Geraint Thomas (Team Ineos), Steven Kruijswijk (Jumbo-Visma) y el propio Pinot en el inicio de la última semana.

El Tour más igualado de los últimos tiempos se enfrentó entonces al ‘tríptico’ alpino. En Valloire el jueves resistió el galo, en la resurrección selectiva de Nairo Quintana (Movistar Team), mientras Bernal avisaba. El cafetero dio el golpe de su vida el día siguiente, a 2.700 metros de altitud, en el Iseran.

La naturaleza neutralizó una etapa que dejó el abandono de Pinot por problemas físicos, pero Bernal ya tenía el amarillo que confirmó el sábado en Val Thorens, en una etapa recortada a 59 kilómetros. La organización parece no tuvo elección, pero el sonado desenlace no quitó mérito a un Bernal que a principios de mayo se rompió la clavícula y se quedó sin el Giro. «No sé si llamarlo destino, pero si no me hubiera accidentado antes del Giro no sé si estaría en esta posición ahora», comentaba el virtual campeón.

Sin el cuatro veces ganador Froome, pero el campeón defensor Thomas como jefe, Bernal se soltó la melena a sus 22 años, lógico maillot blanco. Romain Bardet, el de lunares; Peter Sagan, el verde; Alaphilippe, el supercombativo, también subieron al podio de París. Lo hizo como campeón por sexta vez de equipo el español Movistar Team, con Mikel Landa, mejor español (sexto), Quintana (octavo) y Alejandro Valverde (noveno) en el ‘Top 10’.