Efectividad, es la palabra que puede describir a Raúl Jiménez. El delantero mexicano, en menos de 10 minutos en la cancha, tocó su primer balón y terminó en las redes. Un gol que aumentó el marcador 3-1 para que el Benfica pasara por encima del Vitoria Guimarães en la final de la Supercopa de Portugal.
Jiménez, forjado en el férreo carácter del América, ha conquistado su sexto título en el Benfica, club que presume ser el más ganador en su país con 82 títulos. El Oporto y el Sporting de Lisboa han quedado a su sombra.
El mexicano funciona mejor bajo presión. El atacante mexicano, desde su llegada al equipo en 2015, ha tenido el rol de suplente en el equipo dirigido por Rui Vitória, pese a ello, el exjugador del Atlético de Madrid no ha dejado goles en los pocos minutos que tiene en la cancha. La máxima prueba, hasta el momento, de esa capacidad para marcar en una reducida cantidad de minutos fue cuando en 2013 se tiró una chilena en el estadio Azteca a unos minutos de que terminara un juego entre su selección y Panamá.
En el runrún del mercado se decía que Raúl Jiménez podría salir luego de que el Benfica contrató a un delantero como el suizo Seferovic, con mayor recorrido que él. El destino que más se leía en la prensa era del Everton, en una maniobra para tratar de suplir el traspaso de Lukaku al Manchester United. E incluso le situaban como un competidor más de su paisano, Javier Chicharito Hernández en el West Ham.
En junio pasado, durante la Copa Confederaciones, mostró una faceta como extremo en la que se le veía la capacidad para retener el balón para los suyos. Pero tuvo pocas oportunidades para jugar como el delantero centro que es: un chico que puede hacer una pirueta extravagante para mandar el gol o un remate cruzado, como el que hizo ahora con el Benfica. Raúl ya puede agregar una nueva cifra a su libreta de logros, 24 goles en Portugal. El tri está huérfano de un buen nueve y espera, que en esta temporada previa a la Copa del Mundo, pueda contar con él.
