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Juan de Dios Román, el balonmano como sinónimo de vida

MADRID, 29 Nov. (EUROPA PRESS) –

El balonmano español perdió este sábado a una de sus figuras más importantes, la de Juan de Dios Román, una persona que llevó el balonmano en sus venas como sinónimo de vida y pedagogía, en todas las facetas en las que ocupó durante su vida, tanto en los banquillos como en el puesto directivo.

Carismático y de fuerte carácter en los banquillos, el extremeño fue pieza clave allá por donde pasó, tanto en el Atlético de Madrid como en el BM Ciudad Real, como en la selección española, sin olvidar su periplo como presidente de la Real Federación Española de Balonmano (RFEBM). Un gran palmarés para este ‘profesor del balonmano’, porque la enseñanza y el aprendizaje continuo fueron seguramente la base de todo, como avalan sus licenciaturas en Magisterio, Educación Física y Filosofía y Letras.

Y fue un colegio, el de los Jesuitas de Chamartín, el que le catapultó al Atlético de Madrid, el club de toda su vida y en el que aterrizó a principios de los 70, cuando era un joven que ni siquiera había alcanzado la treintena. Allí había estado otro gran referente del balonmano nacional como Domingo Bárcenas, persona que para Juan de Dios Román resumía «toda la historia del balonmano español», tal y como indicó a ‘El País’ cuando el salmantino falleció en el año 2000.

Pese a su juventud, Juan de Dios Román demostró que estaba hecho para grandes cosas en el balonmano y lo primero que hizo, con mucho trabajo, fue devolverle al Atlético el poderío en Liga, con la conquista del título en la campaña 1978-1979, 14 años después del último conquistado por su mentor Bárcenas.

En el banquillo madrileño se labró una gran reputación, que se extendió a Europa cuando llevó al conjunto colchonero a la final de la Copa de Europa, un hito histórico que nunca había conseguido el balonmano español. Fue en la campaña 1984-1985, con un equipo con figuras como el portero Lorenzo Rico, Cecilio Alonso, Juanjo Uría o Juan de la Puente que dejó en el camino al Magdeburgo alemán, al Soborg danés y al Dukla Praga checo, entonces actual campeón, pero en la final no pudo con la todopoderosa Metaloplastika yugoslava, con la imagen del abarrotado Palacio de Deportes para el partido de vuelta y el récord de 10.000 espectadores.

Justo después, le llegó la oportunidad de dirigir a la selección nacional, pero no logró alcanzar el brillo que sí alcanzaría en su segunda etapa, justo después de volver al Atlético antes de la desaparición de la sección ordenada por Jesús Gil. Sin embargo, la RFEBM, presidida por Domingo Bárcenas, volvió a apostar por él con la misión de clasificarse para los Juegos de Atlanta. El extremeño lo logró con mérito, gracias a la consecución de su la primera gran medalla internacional del combinado nacional, la plata del Europeo celebrado en España.

Ahí, este estudioso del balonmano del Este sembró la semilla de los primeros grandes éxitos, cimentados en el trabajo defensivo, su gran especialidad, y en una buena hornada de jugadores. En la cita continental ganó a potencias como Suecia o Yugoslavia antes de caer por un gol ante la poderosa Rusia. En Atlanta, llegó el primer metal olímpico para España, un bronce ganado además ante una Francia que se había convertido en la ‘bestia negra’, y dos años después, otro subcampeonato ante la gran Suecia de aquellos años.

El brillante ciclo se cerró en 2000, con dos bronces. El primero, continental y ante Francia, y el segundo, olímpico, en Sydney, ante Serbia y Montenegro y con el que se despidió, ya para siempre, del combinado nacional, pero no de los banquillos porque, tras un periodo sabático, Juan de Dios Román volvió a la Asobal para dirigir el ambicioso proyecto del Balonmano Ciudad Real, al que también hizo campeón de Liga (2004) y de Copa del Rey (2003), además de rozar la Liga de Campeones en 2005, frenado por el FC Barcelona.

Su siguiente reto, y el último, fue presidir la RFEBM. En 2008, ganó las elecciones al entonces presidente, Jesús López Ricondo, y a Félix Brocate, y puso en el cargo de seleccionador a Valero Rivera y también mantuvo su confianza en Jorge Dueñas para el equipo femenino. El primero logró, entre otros muchos éxitos, el título mundial en 2013, con el que se despidió de la presidencia, y el segundo logros históricos como el bronce olímpico en Londres 2012 o el mundial en Brasil 2011.